Prefacio

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2° Temporada
Bailando... Solo Contigo

―Te amo, preciosa.

Proclama en un susurro amortiguado y algo ronco, su voz resuena adormilada, pero no me importa; extrañé tanto su voz y ese acento británico que pone mi piel de gallina.

―Yo también te amo, Greg -le correspondo con mi corazón papiltando furioso de emoción- y te extrañe muchisimo. ¿Adónde fuiste todos estos años? ―cuestione sin pausas, no queriendo sonar resentida por su abandono.

Guarde silencio a la espera de una respuesta, pero él solo sonrió levemente y con uno de sus brazos cubrió su hermoso rostro; seguía tan guapo como lo recordaba, sus ojos azules resultaban más embriagadores que nunca.

Su belleza se había perfeccionado aun más.

Giré a su lado, apoyándome en los codos para tener mejor vista de su cuerpo tendido a mi lado.

―Necesitaba tiempo, preciosa -musitó despacio-. Tenía demasiadas cosas que pensar.

El toque de rencor en sus palabras no paso desapercibido.

―Pero, ahora estas aquí, conmigo... -susurre con un ligero temblor- ¿Eso significa que ya todo quedo olvidado? ―-pregunte con miedo de conocer su respuesta.

Se le escapó un suspiro como de cansancio, como si se estuviera dando por vencido.

―He vuelto porque te necesito, mi amor -dijo luego, un tanto dolido-. Estoy aquí porque aún te amo y porque no he podido olvidarte en todo este tiempo... No he podido encontrar la manera de sacarte de mi vida, Ámbar Montesino.

No fue difícil advertir que detrás de sus palabras bonitas existía un trasfondo peligroso, pero estaba dispuesta a todo con tal de tenerlo el tiempo suficiente junto a mi; aun me ama, es todo lo que importa en este momento.

Derek descubrió su rostro y con unos de sus brazos se incorporó para estar a mi altura sobre la cama. Seguidamente, con su mano libre acaricio mis mejillas y su tacto resultó tan suave que de manera involuntaria me hizo cerrar los ojos; con sus dedos comenzó a trazar líneas sin sentido alrededor de mi boca, jugando con mis labios entreabiertos.

Mi boca estaba tan dispuesta como yo a recibir sus besos; o cualquier cosa que él estuviera dispuesto a darme.

Pero no lo hizo, no me beso.

― ¿Ya no deseas mis labios? ―cuestione con mis ojos aún cerrados.

Su risa suave y hermosa lleno mis oídos.

―Sabes que amo tus labios, tu piel, todo lo que eres... pero aun es pronto, preciosa. No estoy listo para esto ―asentí, sintiendo un dolor difuso en mi pecho y luchando por contener las lágrimas en mis ojos―. Por más que lo intento, no logro olvidar tu traición.

De pronto el tacto de sus manos sobre mi piel desapareció y un inmenso vacío se apoderó de mi ser; no quería que me dejara, no de nuevo.

Una lágrima brotó de mis ojos.

―No sabes lo mucho que lamento haberte herido, Derek ―suspiré, ahogando un solloso―. Desearía tanto poder decirte que todo fue un malentendido, un engaño, un error... pero es que ni yo misma tengo la certeza de saber lo que en realidad sucedió. Todo sigue tan confuso en mi cabeza.

Mis mejillas se humedecieron sin remedio; estaba llorando.

―Tranquila, preciosa. No llores, eso ya no importa ahora porque todo ha terminado...

Bailando solo Contigo © (BC#2)VERSIÓN MEJORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora