Capítulo 17°

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Raiden se había escondido a toda prisa en una pequeña habitación justo a su derecha en la que habían un montón de utensilios que jamás había visto, pero ese no era su mayor prioridad ahora mismo, tres agentes de la milicia Triabis habían interrumpido en la casa por culpa de Brezna que había llamado y chivado primero a su madre, y ésta llamó directamente a la milicia.

-- Quietos!-- gritó el agente que portaba un exoesqueleto muy avanzado de color grisáceo y que le proporcionaba una fuerza dos veces mayor.

Raiden podía oír como los dos agentes registraban la casa hasta que uno de ellos empezó a hablarle a Riklo en su idioma.

-- Tu hermana a contado tu traición a la hermandad de nuestra especie, quedas detenido y serás sentenciado a la muerte por gas Nichio--

Riklo se estaba poniendo nervioso, pero no podían detenerlo sin pruebas.

-- No puedes hacerme nada, no tenéis pruebas, asi que ya podéis marcharos por donde habéis venido.--

El agente lo miró desafiante, se acercó más a Riklo y entonces, Raiden pudo ver por un pequeño agujero de la puerta, como al agente se le levantó una cresta puntiaguda en la parte frontal de la cabeza.
Esto era una demostración de superioridad en la cultura Triabis no solo para competir, sino también para seducir a las hembras de su especie.
Distraído por esa imagen, y apoyándose cada vez más en un tarro con su brazo, Raiden resbaló y dejó caer el tarro al suelo haciéndolo resonar por toda la casa.

El Triabis se giró lentamente hacia la puerta a su izquierda, hizo una seña con sus tres dedos para que se acercara su compañero y apuntó con su arma de fuego triangular a la puerta.
Su compañero acercó lentamente su mano al mango en forma de anillo giratorio de la puerta para abrirla, pero entonces, la puerta se abrió de golpe y Raiden se abalanzó sobre su enemigo.
Los dos cayeron al suelo y rodaron unos metros golpeandose con muebles y esquinas.
El agente superior apuntó con el arma a Raiden y se disponía a disparar cuando Riklo se la arrebató y le golpeó la cara con ella, dejándolo dolido en el suelo.
Tras golpearse y luchar cuerpo a cuerpo contra el Triabis, Raiden se dio cuenta de que estaba claramente en desventaja, el agente miliciano le estaba dando una buena paliza por la simple diferencia de que tenía dos brazos más que él, y después de un esfuerzo sin sentido Raiden se rindió tras un severo golpe en el estómago, cayó de rodillas mientras se agarraba la tripa.
Tras esto, el agente fué al rescate de su superior quién estaba siendo apaleado por Riklo, lo empujó contra una ventana de cristal que se rompió al momento.
El Triabis ayudó entonces a su compañero quién se pudo poner en pié lentamente, pero justo cuando recuperó el equilibro, Riklo se levantó y disparó con el arma a los agentes, dos balas atravesaron el cuerpo del superior y otra rebotó en el exoesqueleto de plata del segundo que, aprovechando su suerte, des enfundó un arma secundaria con la que paralizó a Riklo que cayó de espaldas y tieso.
Se agachó para ayudar a su compañero pero éste, ya no respiraba, había muerto.

El Triabis se giró hacia Raiden y le dio una patada en la espalda empotrando su cara contra el suelo.
En ese momento, el agente vio que el ser del cielo había dejado caer unos papeles, los recogió y miró su contenido.
El papel era un mapa en el que estaban apuntadas las coordenadas y los puntos de referencia exactos de las tres bases más importantes de sus atacantes. El Triabis no tardó en entender estos garabatos ya que se veían los montes y regiones alrededor de las bases.
Miró a Raiden y en su cara se proyectó uns sonrisa maléfica.

-- Mirkz estará encantado con estos apuntes tan interesantes-- dijo el agente mientras sonreía de forma burlona a Raiden.
Mirkz, era el general supremo de su raza, el hombre que se hacía cargo de todas las ofensivas y defensas, y los apuntes de Raiden le iban a ser de muy buena ayuda.

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