Sinopsis

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1981


Albus Dumbledore se encontraba en Privet Drive número cuatro junto a Minerva McGonagall, esperando que Hagrid llegara junto a ambos niños para dejarlos en manos de sus tíos maternos, para que los educaran y cuidaran en lugar de sus padres.

-Buenas noches profesor Dumbledore.- dijo McGonagall saliendo de su transformación en forma de felino. La bruja se acercó al profesor mientras caminaban por Privet Drive-¿Son ciertos los rumores Albus?- preguntó esta con intriga.

-Me temo que si profesora. Los buenos y los malos.- contestó siguiendo su camino por Privet Drive.

-¿Y los niños?- dijo preocupada por los bebes de apenas un año.

-Hagrid los traerá.-dijo mirando al frente.

-¿Cree prudente confiarle a Hagrid algo tan importante como esto?

-Ah, profesora, yo pondría mi vida en manos de Hagrid.- dijo mirándola con una media sonrisa. Desde entre las nubes se escuchaba un estruendoso ruido de una motocicleta; Hagrid llegaba como si lo hubieran invocado, junto a dos niños preciosos: un niño azabache con una cicatriz en forma de rayo cerca de la frente, y la niña pelirroja con la misma cicatriz que su hermano pero en el cuelo. Minerva lo miró asustada mientras Dumbledore lo hacía con una media sonrisa.

-Profesor Dumbledore. Profesora McGonagall- dijo el semi gigante en forma de saludo.

-¿No tuviste ningún problema Hagrid?- preguntó Albus acercándose a ver a los niños.

-No señor, los niños se durmieron cuando veníamos volando sobre Bistrol.- dijo este mirando a ambos niños, coloco sus enormes brazos al rededor del cuerpo pequeño que tenía Madison, entregándosela a Minerva, hizo la misma acción con Harry y Albus.- Con cuidado- estos los cogieron en brazos y se encaminaron al número cuatro de la calle Privet Drive.

-Albus, ¿crees que es seguro dejarlos con esta gente? Los he estado observando todo el día. Son de la peor clase imaginable de muggles, lo digo enserio.- dijo Minerva caminando a paso rápido a la par del brujo observando a Madison y Harry.

-Son la única familia que tienen Minerva.- dijo Dumbledore mirando al niño y luego a la profesora.

-Estos niños serán famosos. No habrá nadie en nuestro mundo que no conozca sus nombres.- dijo entusiasmada McGonagall.

-Exacto. Es mucho mejor que crezcan alejados de todo eso- habló el barbudo mirando a Harry, luego a Madison y luego a la profesora- Hasta que estén listos.- y su mirada volvió a Harry.

Dumbledore dejó a Harry en el tapiz de la entrada de la casa de los Dursley, luego McGonagall hizo lo mismo con Madison. Hagrid miraba hacia otro lado mientras trataba de no llorar, cosa que no logró, estos momentos lo ponían emotivo. Dumbledore se giró a mirarlo.

-Ya, ya Hagrid. No es una despedida, recuerda.- dijo el barbudo mirando al semi gigante, a lo que este asintió y Albus volvió su mirada a los pequeños. Entre ambos dejaron una carta en donde el envoltorio decía el destinatario: "Sr y Sra Dursley"- Suerte, Harry y Madison Potter.- dijo Dumbledore con un poco de melancolía en su voz mientras asentía repetidamente la cabeza.

(...)

1991

El sonido de la puerta del alacena golpeándose despertaron a los mellizos Potter de golpe.

-¡Despierten, de inmediato!- la voz irritante de su tía Petunia los despertó de golpe. Ambos se incorporaron en la cama de una plaza que tenían para los dos, era un tanto "acogedor" por decirlo con sutileza. Harry se colocó sus anteojos redondos y abrió la puerta de la alacena para después salir de la pequeña "habitación" que tenían, seguido de Madison. Y ambos se dirigieron a la cocina, no sin antes ser empujados por Dudley hacia la alacena mientras él salía corriendo en dirección a la cocina. Cuando llegaron a la cocina Petunia estaba abrazando a su hijo mientras le llenaba de besos la cara seguido de muchos "El hombrecillo del cumpleaños" o "Feliz cumpleaños" y cosas así que Harry y Madison nunca habían experimentado- ¿Por que no intentan hacer el desayuno sin quemar la cocina?- dijo su tía mirando con muy mala cara a sus dos sobrinos. Ambos asintieron y se pusieron a hacer el desayuno, luego de un gran berrinche de Dudley porque había recibido treinta y seis regalos y no treinta y nueve como el año anterior, todos se dirigieron al zoológico para celebrar el cumpleaños de su pesado primo. A los mellizos les sorprendió que los llevaran, no sin antes una advertencia de tío Vernon. La salida al zoológico había sido bastante graciosa, puesto que el cristal de una serpiente había desaparecido mágicamente mientras Dudley estaba apoyado sobre este y su primo cayo de cabeza al pozo de agua donde estaba la serpiente y esta se escapó de su jaula. Luego de todo ese alboroto, el espejo volvió dejando a Dudley encerrado. Fue gracioso, para Madison y Harry, para los Dursley no.

Mi Slytherin [CANCELADA TEMPORALMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora