—Louis, ¿estás listo? —preguntó Eleanor desde el otro lado de la puerta.
—Casi. Espera.
...
Louis suspiró y fijo la vista en Harry.
—Estoy cansado de ir a citas falsas con Eleanor.
Harry frunció los labios, dejándolos como una fina franja.
—Todo irá bien, Hazz. Después, cuando vuelva a casa, podemos ver una película juntos o… simplemente abrazarnos —dijo Louis con una pequeña sonrisa.
Harry le devolvió una sonrisa cansada.
—Vale, Lou. Pero asegúrate de afeitar a esa Barba antes de volver a casa.
Los dos se echaron a reír y Louis fue hacia la puerta con una gran sonrisa en su rostro.
Eleanor y Louis ya llevaban caminando por la calle más de una hora. Los paparazzi estaban rodeándolos. Louis aún no se había acostumbrado a todo aquello. Eleanor se acercó un poco más, pero Louis sacó el móvil del bolsillo para evitar que ella le besara.
‘Ya te hecho de menos.’
Escribió Louis en el teléfono y se lo envió a Harry.
‘Pues ven a casa, Boo.’
Contestó Harry.
‘No puedo, todavía estoy con ella .’
‘¿A quién le importa ya? Termina la cita. A las páginas web de chismes les va a dar igual, ya habéis quedado. De todas formas, nuestra relación va a seguir siendo invisible.’ ‘Tienes que esperar, Harry. Lo siento. Sabes que haría cualquier cosa para terminar con esta farsa.’
Eleanor le tocó la espalda a Louis.
—Guarda el teléfono. Haces que parezca que nos aburrimos.
Louis hizo lo que le mandó. Eleanor le dio un abrazo muy largo, demasiado largo y Louis se sintió mal. Los paparazzi se volvieron locos haciendo fotos de su abrazo.
—Vale, es suficiente. Creo que ha sido una cita bastante larga y creíble. Me voy a casa.
—Es justo. Recuerda, la semana que viene vamos al parque —dijo Eleanor.
Louis puso los ojos en blanco y se marchó.
—¡Por fin estás en casa! —gritó Harry, corriendo hasta la puerta solo en pantalón de pijama.
—Vine un poco antes por ti, Hazz. Te echaba de menos. Te quiero.
—Yo también te quiero, Boo.
Louis tiró su chaqueta al suelo y le dio a Harry un abrazo enorme, descansando su barbilla en el hombro de Harry y así se mantuvieron unos minutos, disfrutando del momento, disfrutando el uno del otro, de su amor incondicional.
Fueron hacia la habitación. Louis encendió la televisión y se tumbó junto a Harry en la cama, se taparon con las sábanas y se abrazaron. Harry acariciaba el brazo de Louis y poco a poco, Louis se quedó dormido en su pecho. Harry le miró y sonrió, le besó la frente, apagó la televisión y se quedó dormido, feliz, con el pensamiento de su novio rondándole en la cabeza.
No importaba cuanto costase estar juntos, porque al final del día seguían teniéndose el uno al otro, almas gemelas, juntos para siempre.