Al apartar la cortina y disponerse a salir a la calle, abarrotada a esa hora del medio día; Karma no pudo evitar llamar la atención: su metro ochenta y uno y su melena roja resaltaban entre todos aquellos que se movían con presteza, ocupados en mil labores, por él mercado de la capital de Oslo. Ignorando la mirada de aquellos hombres de mala cara y actitud un poco egocéntrica a su parecer, él chico se giró hacia él interior de la tienda que estaba apunto de abandonar envió con la cabeza un último saludo a Nial, él comerciante con él que acababa de cerrar él trato. Luego palpó con discreción la bolsa pegada a su cuerpo y comenzó a caminar con decisión. Si lograba regresar sano y salvo a casa- a 4,000 kilómetros de distancia-, no sólo llevaría un negocio seguro para su padre incluso le confesaría a Nagisa su amor con la joya que acababa de adquirir. ¡Por Kami que todos los sacrificios habrían válido la pena!
Era su primer viaje a Noruega, y estaba resultando de lo más beneficioso. Se sentía feliz de haber emprendido aquel viaje que pocas personas de Japón de su edad habían o podían hacer. Volvería a la escuela con miles de historias, pero ahora lo que más le llenaba de satisfacción era él pequeño objeto que acababa de adquirir y a cambio del cual había tenido que entregar una desmesurada cantidad de dinero.
Por suerte, las ganancias logradas con otras operaciones compensaban con creces los enormes costos de esta ultima. Aquel anillo lo valía.
Su perfecta piedra de color violeta engastada dejaba sin habla a quien la viera. No era vidrio coloreado, si no una amatista. Lo que más le había atraído era él signo tallado en la propia gema.
Tenia una forma enigmática y le resultaba muy exótico, acostumbrado como estaba a los signos rúnicos. No sabia siquiera lo que significaba, aunque le habían dicho que tenía algo que ver con él dios de los habitantes de aquel lugar rico como ninguno, pero eso fue en la antigüedad y él lo sabia. Le habían dicho que se trataba de un anillo mágico ya que si se lo dabas a la persona que amas pasarías toda la vida juntos o por lo menos eso era lo que él comerciante le había dicho. Pero a él le llamo la atención la bella piedra que traía la inscripción él ya sabia a quien se lo daría, de eso no había dudas.
Él persa Nial había dudado en vendérselo. No lo había utilizado nadie todavía, ya que en su tiempo fue elaborado por un hábil artesano huido de Damasco por servir al señor equivocado en una de las interminables luchas intestinas que asolaban la cuidad. Ese hombre deseaba convertirse en él proveedor de Nial y ese anillo era muestra de su habilidad.
Sus dudas sobre la venta también se debían a que aquel hombre de pálido rostro que quería adquirirlo aun no era mayor de edad, y no iba a dejar de ser lo por llevar un anillo con una inscripción cuyo significado- "Por Alá "- a duras penas había podido hacerle entender.
Pero a Karma no le importaba mucho, solo que tendría que cambiar él anillo cuando llegara a a Japón, la piedra se volvería a usar, pero él modelo es lo que le cambiaría, en lo personal no le gustaba mucho, pero valía la pena hacer todo por él chico que amaba, además de que ya había trabajado arduamente.
ESTÁS LEYENDO
El Caballero Del Anillo.
RandomSe sentía feliz de haber emprendido aquella expedición que pocos habían hecho y sobre la que contaban miles de maravillas. Pero ahora lo que más le llenaba de satisfacción era él pequeño objeto que llevaba con él para aquel que amaba mas que a nada...