Capítulo 52

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Sasuke no se lanzó al suelo como Gaara cuando la moto paró, pero cuando bajó dejó muy en claro que aquella experiencia era y sería la peor de su vida. Sentía que el sabor de su bilis jamás desaparecería de su boca.

Se tambaleó bastante en la entrada de aquella casa, hasta caer en cuatro sobre el suelo.

-¿Quién rayos te dio tu permiso de conducir? –jaleó conteniendo las ganas de vomitar.

-Tsk, ¿Por qué será que todo el mundo me dice lo mismo? –Bufó molesto- No tengo, ¿Te quedó claro?

El azabache lo miró y le sacó el dedo medio amablemente, a lo que Naruto hizo lo mismo con ambas manos. Eran los únicos en aquella pequeña avenida de casas por lo que nadie podía decirles que no sean maleducados en público. Estuvieron así hasta que a lo lejos vieron que Iruka y Kakashi llegaban, junto el con pelirrojo.

Tal vez Sasuke no podía verlo, pero Naruto al tener una gran visión notaba la cara asustada de Gaara. Iba detrás de Iruka, sostenido de sus caderas pero sin apoyarse por completo. Antes de que pudieran llegar, Naruto paró a Sasuke de un jalón muy fuerte. Tanto que este se apegó a él.

Ambos sabían que aquella posición fue creada por la fuerza extrema del más pequeño, pero al apegarse, Sasuke se encontraba con un brazo rodeando el cuello de Naruto y con el otro sosteniendo su mano. Naruto en cambio no quería que Sasuke se cayera encima de él y lo aplastara, por lo que puso su brazo malo en el pecho del azabache para que no se acercara mucho y con la otra se sostenían de las manos. Sus ojos se encontraron cuando Naruto levantó la vista y el rostro de Sasuke lo envolvió.

-¿Se estaban volviendo a besar? –inquirió Kakashi al bajar de su moto.

Ambos volvieron a mirarse y se miraron asqueados, el azabache en un rápido movimiento se retiró para atrás antes de que Naruto decidiera volver a empujarlo como en la mañana.

-No digas babosadas Kakashi –dijo asqueado el rubio-. Me dejarás pesadillas de por vida.

-Si ya lo hiciste una vez, nada te impide repetir -burló.

Se acercó para darle un golpe en el pecho igual de como lo hizo con Sasuke, pero este lo esquivó saltando por encima de sus hombros. Entonces Naruto hizo un volantín reverso para poder golpearlo con sus pies. Kakashi había previsto eso, por lo que arqueó más su espalda para poder esquivarlo. Ambos cayeron a algunos metros de distancia entre ellos, pero no pudieron hacer nada más cuando Iruka se entrometió.

-No pelees con Naruto –gruñó mientras le jalaba la oreja a Kakashi.

El rubio se empezó a reír con la cara del albino, sin más tanto Gaara como Sasuke estaban embobados con su muestra de habilidades.

-Tú tampoco te rías Naruto -bramó.

El rubio se elevó los hombros y se adentró a la casa. Mientras pasaba por el lado de Kakashi logró darle un golpe en el hombro, pero este no dijo nada. Entre ellos sus golpes eran como el rozar de una mariposa, no sentían nada a pesar de la fuerza que usaran.

-¿Van a pasar? –les dijo a sus compañeros.

Ambos se miraron y avanzaron rápido a la casa, que no era tan pequeña como uno creería que debía ser para tres personas. Bueno, no era más grande que la casa del azabache, pero tenía su tamaño.

El equipaje de la mudanza aún seguía en cajas, especialmente la que era del cuarto de entrenamiento que pensaban dejar para al final. Iruka y Kakashi entraron después de todos, sacándose los zapatos como se debía hacer en Japón. Gaara y Sasuke hicieron lo mismo, ambos eran japoneses y por lo tanto eran una costumbre, pero al rubio esto le llegaba altaneramente.

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