Mistletoe (~Tamashii no Yadorigi~~Tensei no Yadorigi~)

Datos. Nacion azul

Gobernante actual: Hatsune Miku.
Año en el que asumió dicho cargo: 500 (a una edad de 15 años)
Edad actual: 23
Sucesora: –en ese tiempo aún era desconocido(a) su sucesor, solo Hatsune Miku lo sabía–
Confidente: Kagamine Rin.

Guerreros.
Mejor guerrera: Megurine Luka.
Edad actual: 20 años.
Tiempo de entrenamiento: desde los diez años de edad.
Mejor amigo: Kiyoteru.
Odio: todo aquello que tenga que ver con la nación roja.

Kiyoteru.
Edad actual: 21 años.
Mejor amiga: Luka.
Tiempo de entrenamiento: se cree que a los 14 años, después de conocer a Luka.
Odio: todo aquello que te ha que ver con la nación roja.

Monjas:
Kagamine Rin.
Edad actual: 18 años (10 días para cumplir 19)
Mejor amiga: Gumi.
Odio: el sufrimiento de la gente.

Megapoid Gumi.
Edad actual: 19 años.
Mejor amiga: Kagamine Rin.
Odio: desconocido.

Mucha de la información que se te está dando fue sacada de escritos antiguos. Escritos de hechos que sucedieron hace más de 1000 años.

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—Esto debe llegar a su fin fénix... Las naciones se deben de unir para que haya armonía— decía Miku mientras se sentaba en una silla y leía el tratado que le había mandado el gobernante Kaito—. Sólo hay que poner la firma...— susurró para si misma mirando por el gran y hermoso ventanal que había en su oficina que dejaba ver los hermosos ardines del palacio—. Esto puede esperar un poco, yo lo sé— se levantó y caminó hasta el ventanal, el sol entraba con esplendor  a través del vidrio hacia la habitación, la cual era blanca con algunos detalles en sus paredes de color azul y oro que por lo general transmitían paz. Aunque si se pensaba bien, todo el palacio e incluso la Nación eran blanco con detalles de oro y color azul, y lo que hacía que la nación transmitiera seguridad eran las diferentes flores de mil colores y la cristalina agua de los lagos que rodeaban el sitio.

Aquel día se sentía una leve brisa que con los rayos del sol era de lo mejor, ya que transmitía un toque de esperanza a la joven gobernante, que en esos instantes la Nación más necesitaba—. Por favor fénix— suplicó la joven—, háblame por lo menos una vez. Necesito de tu guía, necesito de ti— murmuró sin éxito algo y después miró el tratado por una última vez para al fin decidir firmarlo, dando así sentencia su libertad por el bien de su gente—. Espero que esto acabe con toda la guerra y con el fin de nuestras rivalidades, tiene que f...– el ruido de la puerta siendo abierta y la pisadas entrando la detuvieron.
—¿Intentando hablar con el fénix otra vez?— escuchó detrás suyo una voz hermosa, una voz que siempre le había traído tranquilidad cuando más la necesitaba.
—Rin, querida– le sonrió con calidez–. Siempre llegas cuando menos me lo espero.