UN NUEVO NACIMIENTO
Una noche de verano, Venecia tan cálida y perfecta a la luz de la luna, las góndolas navegando por los canales, en una pequeña casa de los alrededores del canal, sucedía un gran milagro.
En el año 1462, las cosas estaban calmadas para la familia Farinelli y fue un buen año para ellos tanto que, estaba apunto de tener un miembro más en la familia, una pequeña y adorable niña y la única de la familia a la que llamaron Sofía.
La pequeña Sofía, creció en un ambiente tranquilo rodeada de todo el cariño posible aunque con secretos ocultos sobre la identidad de su padre.
En el año 1476, la niña creció convirtiéndose en una pequeña joven de largos cabellos color azabache, ojos de un color azul profundo como el mar, no era muy alta, pero su altura no era inconveniente, ya que si se proponía algo lo conseguía, tenía una gran fuerza, coraje y corazón, se parecía a su padre, algo que no había parado de oír desde que tenía uso de razón.
Con tan solo 14 años, ya ayudaba a toda su familia, y a la hora de preguntar, quería saber la verdad aunque siempre lo ocultaban un secreto...
-¡Cielo!.-Me llamó mi madre.-
Yo me encontraba subiendo por unas cajas que allí se encontraban, no entendía porque, pero solo sabía que podía hacerlo, respondí rápida a la llamada de mi madre.
-Boungiorno madre, ¿Qué queríais?.-
Mi madre en aquel tiempo, estaba embarazada de 6 meses de mi hermano pequeño Fernando, cada vez que me acercaba a su tripa, sentía las patadas que aquel daba cuando yo le hablaba.
-¿Podrías traerme un vaso de agua?, estoy limpiando un poco la casa.-Ella sonrío-
-¡Claro mamá en seguida!.-Fui corriendo a la cocina, abrí la despensa y cogí un vaso que se hallaba fuera mientras el echar el agua, vi por la ventana a mi hermano mayor Federecci, hacía cosas extrañas en un edificio, pensé:"Quiero hacerlo, se que puedo".
Me impresionó bastante, mas me pregunte, ¿Porqué?. Me dirigí a donde estaba mi madre y pregunte.
-Mamá, ¿Dónde esta padre?, y, ¿Porqué Federecci trepa por un edificio?.-La di un el vaso mientras observaba su respuesta.
-Gracias Sofía. Pues...-Ella evito las preguntas.-La verdad es que tu padre ha salido para arreglar unos asuntos volverá muy pronto, y tu hermano nunca haría eso quizás te hayas confundido con otra persona.
No entendí porque ocultaban algo que realmente había visto pero, aún así, no iba a dejar de pensar en el porque había hecho eso y porque mi padre siempre estaba fuera y evitaban mis preguntas, yo ya no era una niña.
Salí de la casa y me decidí dar una vuelta cerca de la calles de Venecia, a la luz del día, se veía siempre personas caminando cerca de los canales, ¡Mi sitio preferido!, aunque su olor no era para nada agradable.
Me senté de cuclillas en un muelle, no se, nunca me desagrado esa posición, ya que, desde que tenía los 6 años, me sentaba así y trepaba por cualquier sitio que viese.
Tiré piedras pequeñas al canal, cuando de repente, oí algo, los guardias que había en la ciudad estaban atacando a un pobre ciudadano de los alrededores, decidí ser ágil y ver que estaba ocurriendo.
Corrí a toda velocidad hasta llegar a la Piazza Di San Marcos, me escondí para que no vieran donde me hallaba, ya que, nunca deberían de estar allí las personas más pequeñas.
Vi a lo lejos a un caballero vestido con capucha y una especie de armadura, no se le veía el rostro pero era valiente y estaba ayudando al ciudadano, pensé: "Es valiente y noble, parece un salvador.", en ese momento, temí por su vida pero tenía tanta agilidad que era difícil de atrapar, tras unos instantes que desvíe la mirada desapareció sin más.
Ese día, no entendí nada de lo que sucedió pero ese recuerdo nunca iba a desaparecer, me dirigí a casa pensando en que podría ser una especie de héroe camuflado, o quizás un valiente caballero dispuesto a ayudar a los demás, en aquel entonces mi imaginación era...sobrenatural, desde niña.
Iba algo desprevenida cuando de repente, un chico que corría a toda velocidad, se choco conmigo y caí al suelo.
-¡Podrías pedir perdón por lo menos o mirar por donde vas!.
El chico solo miro para atrás mientras corría y no dirigió palabra, ni siquiera se paró, supuse que tendría mucha prisa aunque, ese día fue algo extraño, jamás había tenido un día así, pero pensé que pronto iba a acabar con lo cual, no le di mucha importancia aunque no deje de pensar en ello.
Cuando llegué a casa Federecci estaba hablando con madre y tocando la barriga oyendo las leves patadas de mi hermano, me acerqué sonriendo y toqué despacio la barriga y noté unas ligeras patadas en mis manos.
-Hermano, no queda mucho para que nazcas, pero te protegeré a ti y a toda mi familia con mi alma.-Dichas palabras fueron pensadas en mi cabeza no quería que nadie las escuchará puesto que dirían que viniendo de una niña eran solo tonterías, pero nunca llegué a pensar que un futuro no muy lejano, esas palabras se convirtieran en realidad.