No era fácil tomar una decisión como la que estaba pensando, pero suponía que era lo mejor para la tranquilidad mía, y obviamente para ella. Al colgar el teléfono, las manos me empezaron a sudar más de lo que me habían sudado antes. Incluso más que la vez que me tocó patear un penal en una final que perdimos, cuando era chico.
Alejandra no tardó mucho en llegar a mi casa y traía consigo una cara de tragedia, como esperando la peor noticia, y demostrando la importancia que antes no había notado de su parte. Sus ojos estaban enrojecidos y el tono de su voz era un poco bajo y entre cortado.
-Ho... hola, ya estoy aquí. Dilo rápido y evita que duela, por favor. -Dijo cruzada de brazos y moviendonse de un lado a otro.
-¿Sabes acaso qué te voy a decir?
-No a ciencia cierta, pero lo supongo. -Dijo sin mirarme.
-Esto se veía venir y tú apenas sacaste la tonta excusa de "ya yo soy así", como si eso fuera a solucionar este puto rollo que se arma en mi cabeza, cada vez que un pretendiente tuyo se te acerca a decirte que estás linda. Por Dios, como si estuvieras ciega o estúpida, como para no saberlo.
-¿Esos son celos?
-Esto que siento ahora mismo es más que eso. Es decepción, no sé si de ti o de mí, pero algo anda mal, tremendamente mal, pero siempre he buscado solucionarlo, ¿y tú crees que es fácil para mí querer que dejemos de lado todo este tiempo juntos? no es fácil, pero creo que es lo mejor, para ti y para mí.Estaba dejando a la mejor oportunidad de mi vida, quizás la última que me quedaba en la vida, para no quedarme solo y hundirme en el alcohol y el sexo desenfrenado, porque esa era la siguiente decisión que tomaría, y no la había tomado aún porque esperaba un poco más de su parte. Esperaba que me dijera algo como "espera, arreglemos esto, podemos solucionarlo", pero ella y su orgullo pudieron más que cualquier cosa. ¿Y los recuerdos a dónde iban a parar? sí, a mis noches de insomnio, en las que me maltrataría bebiendo y drogándome, porque ya no me quedaba nada, pues ella me había salvado, y en ese momento me estaba condenando.
-¿Entonces no vas a decir nada? -Pregunté desesperado.
Ella agachó su cabeza y soltó el llanto que traía desde su casa, y no dijo nada. Al verla en ese estado, se me pasaron muchos recuerdos por mi mente, como el día que juré no hacerla sentir mal nunca, o el día que le juré que no botaría ninguna lagrima por mí. La vez que fuimos a cine y ella me contó que estaba feliz porque su padre se había comprado los libros que tanto había querido, ese día estaba tremendamente hermosa, y la besé tanto hasta enrojecer sus labios. Solo pude abrazarla y ella se aproximó más a mí, como buscando que la abrazara más fuerte y que no la soltara. Al menos no en ese momento.
-Jason, he perdido muchas cosas en este vida, y lo único que me queda eres tú. Verás, tú me ves con muchos amigos, y eso te causa celos, pero en realidad siempre me siento sola, excepto cuando tú me besas, o cuando me abrazas, cuando me cuentas tus cosas. En ese momento yo siento que no existe más nada en este mundo, ¿por qué me quieres dejar? ¿por qué?
Fue impactante escuchar eso de su parte, y pensar que tuvimos que llegar a tal situación, para que ella me expresara las palabras que siempre había querido escuchar, pero ella no lo hizo cuando tuvo la oportunidad. Ella decidió malgastar nuestro tiempo en cosas que me alejaban de ella, y por más que quisiera que entrara en razón, ella nunca comprendió que lo era todo. Nunca comprendió lo que significaba tomarla de mano y pasear por la calle con ella. Cuando se dio cuenta de que siempre estuve y no lo valoró, entonces quiso que me quedara. Sin embargo, mi mente ignoró al corazón, y no di marcha atrás a mi decisión.
-Alejandra, esto terminó. Yo quise que entraras en razón, y te amé, en todo momento. Incluso lo sigo haciendo y lo haré siempre, aunque duelas.
-Piénsalo. -Dijo apretando mis hombros.
-Pensaré en todo esto al menos ocho meses o más. Te me metiste tan dentro del corazón que nadie podrá sacarte, ¿por qué nunca entendiste eso? pero dueles, dueles mucho y es mejor sacarte. Quizás no del corazón, pero sí me de mis días.Eran palabras muy fuertes, y no pensé en si me podía arrepentir algún día, pero las fuerzas se me habían ido. Con ella había aprendido a amar, porque tomé la decisión de hacerlo, pero ella me llevó a decidir por mi bienestar, el cual no estaba ya a su lado. Yo decidí.
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Sentir que vuelo cuando te abrazo
RomanceHay una sensación diferente al encontrarme piel a piel contigo, y me llevó tiempo asimilar, que incluso sin tocarme, me haces sentir vivo, porque precisamente de eso se trata la vida. Eres mi vida. Quizás cueste cuidar un amor por el cual se esperó...