Capítulo nueve

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Amellie

Lo único que sé es que tengo un terrible dolor de cabeza.

Me levanto con un gran esfuerzo y cuando me dirijo al espejo, me asusto, hasta más que cuando tengo pesadillas. Mi aspecto es terrible.

Me amarro el cabello en una cola alta y me lavo el rostro para deshacerme del maquillaje. Hago mi higiene bucal y luego solo decido por bajar a la cocina.

Me encuentro a papá y mamá hablando y cuando me ven, el esboza una gran sonrisa y eleva sus cejas.

—Buenas tardes, bella durmiente.—dice, mi ceño se frunce y me siento en el taburete, mamá se acerca y me da un beso en la mejilla.

—¿No has ido al trabajo?—cuestiono.

—¿Y para cuando dejaría nuestra charla agradable?

—¿De qué hablas?—digo bostezando.

—Grant...—murmura mamá.

—¿De qué hablo? ¿De tu maldita ebriedad anoche? ¿No te acuerdas?—habla severo.

—Lo siento, me he pasado de tragos.—murmuro.

—¡¿Y quién cojones te había dado permiso de tomar?!—su tono de voz sube y siento que mi cabeza explotará.

—Papá he dicho que lo siento...

—Y yo he dicho que me importa una mierda, no volverás a salir.

—Dejemos esto.—dice mamá pasando sus manos por mis hombros.

—¡¿Es que acaso tú no te has embriagado nunca?!—suspiro molesta, no suelo llevarles la contraria pero no puedo con este drama.

—Am, cariño, ve arriba...—murmura mamá besando mi cabello.

—¡Ni se te ocurra subir! ¡Te estoy hablando y te vas a quedar aquí!—grita ahora papá.

—¡Estoy harta de esta porquería!—grito levantándome.

—¡Amellie no vas a ningún puto lado!

—¡Grant basta maldita sea! ¡No volverá a suceder!

—No entiendo esta protección, si me dieras al menos una respuesta razonable a todo, tendría más cuidado.—digo antes de salir de la cocina escuchando sus gritos,no sé porque, lloro de nuevo y sé que mamá también lo hace.

Estoy feliz que mi hermano no este en casa para escuchar esto. Creo que mientras voy creciendo, papá se vuelve peor, además que solo está para regañarnos debido al trabajo que solo nos permite verlo unas dos horas diarias. Aunque con Ashton es tan liberal y es algo que de verdad no entiendo.

Me siento en la cama y resoplo limpiándome las lágrimas.

Mi puerta suena poco después y luego se abre mostrando a mamá con un sándwich y un jugo de naranja. Sus mejillas están rojas y sus ojos llorosos pero eso no impide que ella esboce una sonrisa.

—No has comido, y la resaca necesita comida.—dice poniéndose a mi lado, y me da el plato junto al jugo.

—Gracias.—digo tomándolo, me levanto para colocar el jugo y el plato en el escritorio.

—Tú papá se ha ido.—murmura.

—He escuchado la puerta.—suspiro—Mamá no quiero ser el motivo de sus peleas.

—No lo eres, cielo.—ella ahora me abraza—Debes entender el carácter de tu papá.—suspira—El te quiere, pero así como lo hace también necesita protegerte.

Same Old Shadows.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora