Capítulo 4: LA DESPEDIDA.

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•La película que vi con Max estuvo bien. Al salir del cine nos tomamos algo y nos fuimos a casa. Él me acompañó hasta la mía.

—Nos vemos otro día no?—Preguntó mi amigo.
—Cuando quieras.

•Cuando Max se fue cerré la puerta. Me dirigía hacia el sofá cuando tocaron otra vez. *Se habrá olvidado algo?* pensé. Abrí la puerta. Era Ethan. Estaba apoyado en la puerta con las dos manos y con la cabeza hacia abajo. Parecía preocupado o...arrepentido. Me quedé mirándolo, esperando a que hablara. Ethan levantó la cabeza y me miró apartando las manos de la puerta.

—Dímelo solo una vez más. Dime que realmente no me quieres y que todo ha sido un juego.

•Mientras lo decía se acercaba a mí. Me cogió de la cara con las dos manos y yo puse las mías encima de las suyas. Me costaba decir lo que le iba a decir.

—No te quiero Ethan, tampoco me importas. Todo ha sido un juego. Me aburría y tú...me lo pusiste fácil.—Llorando.
—Pues no te creo.
—Crertelo ya de una vez Ethan!
—Si es mentira, ¿Por qué lloras?
—Poniéndome seria y secándome las lágrimas—No es mentira. Y si lloro es por tener que dejar de jugar contigo.
—No lo puedo creer. Mientes!

•Ethan se había alejado de mí, y el grito que soltó hizo que me sobresaltara.

—Te doy una última oportunidad para que me digas la verdad. Si es cierto y no mientes me iré muy lejos de ti y no volverás a verme. Por lo contrario me quedaré.
—No miento. Y ahora vete por favor.
—Hasta nunca April.

•Ethan salió y por el camino se encontró con Nora.

—Ahora tendrías que irte bien lejos con quién tú ya sabes. A otro país. Pero te estaremos vigilando igual.—Propusó Nora a Ethan.
—Si me la devolvéis me iré mañana mismo. No tengo nada que hacer aquí.

•Ethan se fue con los de su clan. Ya no volvería más por casa. Él quería despedirse de todos ellos, antes de marchar. Cuando dijo que se iba a otra parte todos escucharon atentamente. Sobretodo Kristin. Nadie lo podía creer. Era un adiós definitivo. Cuando Ethan acabó su discurso, Kristin se le acercó.

—Estás loco? Dónde piensas irte?
—A Los Ángeles. Con mi hija.
—Tu... Qué?

•Ethan le explicó lo dicho a Kristin.

—Jenny sigue viva.
—Pero, han pasado muchos años.
—Lo sé, pero sigue aquí, sobrevivió y es una vampiresa.
—Dónde ha estado todo este tiempo?
—Con Nora.

•Kristin le dijo que no se fiara. Su hija podría estar compinchada con el otro bando. A pesar de ello, Ethan no quiso escucharla. Yo no sabia que se quería ir tan lejos. Él me lo advirtió pero no creía que se refería a eso, creí que no vendría a casa y punto. Me estaba cansando del microchip que tenia dentro. Estaba mirándome el vientre otra vez cuando tocaron a la puerta. Abrí y para mi sorpresa era Kristin.

—He venido en cuanto he podido. Tú sabes algo?—Me preguntó.
—Algo de qué?
—De Ethan.
—Qué pasa?
—Quiere irse a Los Ángeles y no volver. Él se va con su...hija.
—Su hija? A Los Ángeles? Bueno, pues buen viaje...

•En ese momentos se me ocurrió una idea brillante. Kristin me miró extrañada y yo le hice un signo pidiéndole que guardara silencio. Había caído en la conclusión de que Nora puede saber donde estoy solo yo, y que si sabe que es lo que hago es por el sonido, así que, si no hay sonido, no puede saber lo que hago. Cogí un boli y una libreta. Le pedí a Kristin que se acercara y le escribí todo, explicándole lo que me había pasado. Luego le dije que no podía ir a buscarlo y que necesitaba hacer algo de inmediato. Se me ocurrió otra idea. Una locura. Si me abría el vientre con un cuchillo y sacaba el microchip se me curaría la herida y lo tendría fuera. Se lo escribí a Kristin y ella me respondió por escrito diciéndome que podría tener una bomba y explotar al quitarmelo. A pesar de eso le dije que lo tenia que intentar. Y así hice. Cogí un cuchillo y me abrí. Busqué con mis dedos el microchip. Cuando lo encontré lo cogí y lo saqué. Kristin se dio cuenta de que sí llevaba una bomba automática.

MENTES RETORCIDASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora