CHAPTER 1.

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Veo las hojas de los arboles ya secos por el abrumador otoño... caer de la ramas tocando el suelo con una delicadeza casi admirable, siento como el mundo se mueve y me rodea mientras yo, bueno... aqui viendolo desde la tranquila ventana de mi habitación, pienso en las cosas que podría estar haciendo, luego recuerdo que no tengo muchos amigos con los cuales estar, ni mucho menos una vida social estable aqui en New York.

Me pongo a pensar, que sería de mi, si fuera una persona mas "Extrovertida", con vida "Social", con amigos en cada lugar que pase.

Escucho la puerta de mi habitación abrirse suavemente, casi como para que yo no escuchará su ruido, casi como para entrar cuidadosamente a observarme y ya por eso sé que es mi madre viendo que hago, giro mi cabeza hacia atras y efectivamente, es mi Madre.

-Hija?- me mira con una cara apacible, con sus ojos grises viendome directamente a los ojos, y me dice.
-¿Por que no sales a ver el mundo por ti misma? Sin, estar sentada alli todo el día, no lo sé, llama a tus ami...- la interrumpo diciendo.
- Mamá, sabes que no tengo amigos- la miro con cara de tristeza, con toques de frialdad por su comentario, la verdad, pienso que mi madre cree que no lo sé, seré la más popular del colegio, que tengo muchísimos amigos en mis redes "Sociales", en eso me responde.
- Hija, debes salir a Hacer amigos, ¿crees que podras hacerlo si siempre estas aqui? ¿Entre cuatro paredes? Pues no, sal al parque camina, te haría bien, respira aire puro- Intento decirle que no, pero al ver mi cara de reproche me pone una mirada de: di algo y te lanzo un zapato, en fin que mas da.

Tomo mi abrigo, busco unas hojas blancas, las meto en una carpeta y me voy. Camino al Central Park, veo como la gente esta acompañada, mientras yo, camino solitaria por toda la acera, veo como sonríen mientras hablan con su compañía, me encojo de hombros y apuro mi caminar para llegar más rápido a mi destino.

Llego y me siento en la primera banca que se me atraviesa, me pongo cómoda, cruzo mis piernas y saco la carpeta. Mi pasatiempo es dibujar y creo, que soy buena en ello. Dibujo una pareja de ancianos sentandos frente a mi alimentando las palomas, capturo la felicidad de sus rostros al ver como las aves devoran los trozos de pan que ellos les lanzan.

Y asi pasan mis horas hasta que decido que es tiempo de ir a casa. Me levanto de la banca y cuando estoy guardando el dibujo, solo siento el golpe. Caigo de espaldas y escucho el: "Disculpe, perdone, ¿se encuentra bien?". Siento una mano tomando la mía que me ayuda a levantarme, cuando logro ver el rostro de mi ayudante, es un guapo chico del cual impactan en mi iris sus hermosos ojos verdes, termino de levantarme, casi muda, y me dice:

-¿Estas bien?- me mira con cara de preocupación, y yo como tonta observandolo y de repente escucho la repetición de la pregunta.
-¿estas bien?- enseguida despierto y le respondo.
- s...s...si, si lo estoy- Recoje el dibujo y rápidamente comenta.
- Wooh!!! Tu... ¿Tu lo Hiciste?- Suelto una sonrisa tímida respondiendole.
- Si yo lo hice- es lo único que me limito a decir pues me tienen ignotizada sus bellos ojos, en eso añade.
- Pues... verdaderamente te felicito- me toca un hombro- pocas personas tienen este talento, y mucho menos hacerlo tan bien.

yo me sonrojo y me limito a sonreír entre hombros, en eso me agrega.
-podrias darme tu número telefónico?- yo asiento con la cabeza y le sonrío, le doy mi numero de teléfono y me dice -fue un gusto hablar contigo, pero... aún no se tu nombre- me arquea una ceja esperando mi respuesta y yo le digo en voz un poco baja.
- me llamo Nina, ¿y tú?- el me sonríe y me dice.
- lindo nombre para una linda chica, bueno pues yo me llamo Isaac- me coloco el cabello atras de la oreja, sonrío y le digo.
- Lindo nombre para un lindo chico- ahora soy yo la que le hace ronrojar a el- me besa en la mejilla y me dice.
-espero vernos de nuevo- me sonrojo y le respondo.
- pues igual, fue un gusto- el se despide y se va, yo sigo caminando y después de tres pasos o menos volteo para verlo marcharse, pongo la vista hacia delante y ya es demasiado tarde pues tropiezo de hombros con una señora, le pido disculpas y la señora muy amablemente me dice que no había cuidado.

Al Contraste Del VientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora