Poco a poco Cara y yo empezamos a aceptar nuestra nueva vida, para Cara esto parecía lo mejor que podría habernos pasado, cada día en el colegio su popularidad y su lista de amigos - y de pretendientes - había crecido en cantidad, mientras que yo no hacía sino otra cosa que pensar en volver a Atlantis y tratar de estar solitaria el mejor tiempo posible.
La única razón por la cual no estaba sola nunca, era gracias a Alex, quien parecía ser inmune a mi apatía y mi humor ácido. Y así pasaron unas largas cuatro semanas entre clases y entrenamiento, Cara no podía estar más feliz, y yo... igual de obstinada.
- Hey Peregrine. ¿Iremos al partido de esta noche? - dijo Alex emocionada.
- Ehm... No soy una amante de los partidos. Además hoy tengo entrenamiento -respondí mirando fijamente mi manzana del almuerzo. La verdad, nunca había ido a un partido de futbol en mi vida, pero por cuestiones de orgullo no iba a admitirlo.
- Por favor, vamos -le rogó Alex alargando las palabras. Suspiré, si Alex era tan insistente como Cara, me esperaba un muy largo y tedioso día.
- ¡Hey, Alex! ¿Vendrás hoy a mi juego? -preguntó un chico. Al verlo me quedé estática. Algo dentro de mí empezó a revolverse muy fuerte, como un huracán. Cerré los ojos con fuerza, sentía la misma emoción que experimentaba al volar y caer en picada. Vértigo, eso era. Y eso solo significaba algo. Peligro. Mucho peligro-. Hola...- dijo él mirándome.
- Aiden, ella es la chica nueva, Peregrine Miracle. Peregrine, él es Aiden Ridder capitán del equipo de futbol. - dijo Alex sonriendo. Extrañamente, le parecía divertida toda esa situación. Pero, no tenía nada de divertido.
- Un placer, Peregrine - dijo Aiden sin quitarle los ojos de encima.
Alcé la vista y lo contemplé. Maldito peligro, pensé, toda una horda de peligro significa para mí.
- Alex, debo irme ya. Mamá quiere que la ayude en algo y pues... debo ir- sin inmutarme en el muchacho y su reacción, me levantó y me largué tan rápido como pude.
...
- ¿Entonces, sentiste todo eso cuando lo viste? - dijo Ashira perpleja. Yo asentí mientras tomaba de mi botella de agua luego del fuerte entrenamiento al que voluntariamente nos habíamos sometido esa tarde.
- No deben decirle a nadie. Al menos no hasta que sepa que significó toda esa cosa rara... - resoplé frustrada.
- No te estará gustando él, ¿o sí? - preguntó Yesher guardando sus armas de entrenamiento.
- ¡Claro que no! Es un mundano que apenas conocí hoy. No tiene nada de especial, además sabes que tenemos prohibido enamorarnos - bufé atándome las botas.
- Sólo a los nefilims ascendentes. A nosotros, los que no queremos saber nada acerca de los angélicos, se nos permite. - dijo mi amiga Ashira, quien era hija de una angélico.
La razón por la cual despreciaba a los angélicos era simple, su madre la había abandonado junto con su padre, quien era un mundano, por servir en las tropas celestiales. Razón por la cual, ella no pretendía ascender.
- Ashira tiene razón. Es mejor que te alejes de ese mortal. Solo traerá problemas a tu vida. - Yesher, en cambio. Era hijo de una nefilim y un angélico, tampoco pretendía ascender, puesto que mantenía firmemente el pensamiento de que solo quería disfrutar de su vida tanto como se le permitiese, y los angélicos no eran conocidos por divertirse exactamente. Serviría al mundo matando demonios, pero jamás ascendería. Por suerte, la ascensión era totalmente voluntaria, nadie podía obligar a nadie a ascender.
- Podríamos por favor dejar el tema de mortales y los angélicos y nuestra patética misión en este podrido mundo. Saben que me da jaqueca esa clase de cosas. ¿Por qué no vamos por algo de comer en donde Bernie? -dije tomando su bolso deportivo color turquesa.
ESTÁS LEYENDO
La Guardiana de Atlantis | INLUSTREM #1 Copyright ©
Teen Fiction"Soy hija de un arcángel. Soy mitad humana, mitad ángel, vivo entre mundanos desde que tengo uso de razón. Desde tiempos anteriores han existido personas como yo, nefilims, así nos llaman; somos guerreros entrenados arduamente para matar demonios, n...