Red Light

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Miraba su reflejo en el espejo de su baño, buscando cualquier imperfección en su conjunto de ropa. Unos pantalones gastados junto con una simple polera y las afamables convers negras.

Estaba nervioso, y no sabía por qué.

Nicolás, que es más conocido como "Naiko" más bien sí sabía el por qué, pero no lo quería admitir, no quería admitir que hace meses que no salía a carretiar y a causa de eso, se ponía nervioso; pero estarían sus amigos, así que eso lo tranquilizaba de cierta manera... Pero también no quería admitir que era porque lo tenían paquiao, una relación que duró dos años, pero que terminó con malos tratos, una relación que Naiko superó pero aún no olvida, así que gracias a esos dos años, había olvidado algo muy importante... Como engrupirse a alguien.

Salió de su trance cuando escuchó una melodía sonar, proveniente de su teléfono, sin esperar contestó sin ver quien era.

_ ¿Aló?

_Naiko hueón, voy llegando a tu casa, ¿Estai listo?

_Sí hueón, te espero en la esquina entonces.

_Dale, apúrate sí po, jolapeeeerraa.

Dicho eso, la llamada finalizó, dejando a Naiko con una risa contagiosa; tomó sus cosas y se despidió de sus padres para luego cerrar la puerta tras de si. En el camino, los nervios se convirtieron en excitación, hace mucho que quería salir, tomar una buena infinidad de alcohol y jotearse una minita por ahí. Por pensamientos como esos no se dio cuenta cuando ya estaba en la esquina, viendo como su amigo Nicolás llegaba al lugar de encuentro.

_¡Holi!~

_Weena jajaja, ¿tení frío? - preguntó Naiko, a lo que su amigo negó con la cabeza.

_ ¿Por qué? ¿Me querí abrazar? - Contestó con una voz bastante profunda, el otro solo lo empujó riendo por las bromas de su compañero, pero cabe recalcar que esa noche sí que hacía frío.

Tomaron la micro que los dejaría cerca de la casa de su amigo que tenía el evento. Conversaron cosas triviales, algunos recuerdos de las clases, los videos que tenían que grabar, y de las mujeres que su amigo había invitado al carrete.

Llegaron luego de casi una hora, y bastante tarde pero fue culpa del transporte; tocaron la puerta y gritaron el nombre del dueño de casa, una y otra vez causando un muy ruidoso escándalo.

_¡Ah los hueónes buenos pa' gritar conchetumadre!

_Exclamó con delicadeza, la dulce princesa.

_Jajaja, pasen oh, la hueá acaba de prenderse - Confesó con su gruesa y suave voz que podía apaciguar a cualquiera.

Oscar los dejó entrar, mientras prendía un cigarro que -según Naiko- podía ser el vigésimo de la noche.

Dentro de la casa divisó casi de inmediato al resto de sus amigos, que estaban en el final, junto a la mesa donde estaba todo el copete. Caminaron entre la gente con algo de cuidado porque el living se había convertido en una pista de baile, habían varios compañeros y compañeras de la universidad, y otros que jamás había visto pero que estaba seguro que Oscar alguna vez los habrá nombrado. Más de alguna chica le guiñó el ojo en señal coquetería, pero, las dejaría para después.

Llegó junto a Nicolás donde los otros, los saludó alegres a cada uno, empezando por Alexander, luego Jaime, siguiendo por Edgar y finalizando con Manuel, a quien le dio un apretón de manos como a los demás y seguido de eso -pero no más rápido de Nicolás- se sirvió un trago.

_ ¿Cómo están? ¿Necesitan algo? -dijo el dueño de casa, luego de que cerró la puerta y pasó por las personas de ahí hasta llegar a los invitados más importantes, es decir, sus amigos.

Red Light (Beiko Oneshot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora