Esta pequeña historia comienza en una ciudad cuyo nombre no importa, en el centro, en concreto en un apartamento con el número 4. En el 4ºD de este edificio tenemos a nuestro protagonista, Mario. Él es alto, pelo castaño alborotado, ojos verde esmeralda, no está en baja forma pero tampoco es musculoso, y hay que admitir que es un poco guapo. Sin embargo, en esos momentos se encontraba tirado en el sofá, sosteniendo en sus manos su querida tablet mientras la miraba embobado y sonriendo como tonto. A sus pies tenía a una bola de pelo durmiente llamada Chip. Mario estaba viendo un vídeo en el conocido mundo de Internet. Pero no era un vídeo cualquiera, ni había sido creado por una persona cualquiera. Era un vídeo de su blogger favorita, quien además de ser una dibujante amante de la ironía también era el amor platónico de Mario. Sí, has leído bien. Amor platónico. Mario lo solía considerar amor a primera vista y alguna que otra vez había soñado con conocer en persona a esta chica. Pero se quedaba siempre en un sueño, porque era lo que era: un amor platónico. Un amor imposible.
Terminado el vídeo, Mario dejó la tablet en la mesa algo desilusionado, se sentó y se estiró; como suele hacer cada vez que termina uno de esos vídeos. Después, vio a la bola blanca que estaba en una punta del sofá, y la cogió entre sus manos para demostrar que era un gato, o más bien, una gata. La cogió de las patas delanteras y la puso frente a él.
— Bueno Chip —le habló, como si le pudiera entender—, como ya he terminado de ver el vídeo, creo que me toca prepararme ya para irme. ¿Tú qué crees?
La gata, como toda respuesta que pudo dar, maulló y pataleó perezosa para que su ojiverde dueño le soltara y le dejara continuar su siesta. Mario sólo rió, dejó a Chip en el lugar donde estaba antes y se levantó del sofá. Caminó hasta su cuarto y abrió su armario.
— Veamos... —murmuró para sí mismo— ¿Qué es necesario llevar para disfrutar de un paseo por el parque?
Sacó una sudadera negra y una chaqueta gruesa. El frío invernal era duro e inevitable. Sacó también su mochila y en ella metió su libro, su móvil, una bolsa de patatas (quién sabe, su estómago era bien traicionero) y sus llaves. Se puso la sudadera y la chaqueta y se dirigió a la puerta.
— ¡Adiós, Chip! Te dejo a cargo de la casa. Pórtate bien y no rompas nada, ¿sí?
Sin recibir ninguna respuesta por parte del animal, rió por lo bajo al creer que estaba haciendo el ridículo y salió de una vez del apartamento.
Salió del edificio, cerró la puerta y comenzó a caminar hacia la derecha. Mientras se dirigía al parque se entretuvo recordando el vídeo que hasta hacía unos minutos había visto, incluso rió recordando algún chiste de esos que sólo ella sabía hacer. Finalmente vio aquellas hileras de árboles atravesadas por gente, personas envueltas en capas de ropa para tratar de combatir aquel frío que tanto fastidiaba.
Entró en aquel lugar y se colocó los auriculares para escuchar música. Los médicos siempre le decían que dar paseos todos los días durante unos 30 minutos podía contar como deporte, pero a él eso no le iba. Le gustaba más buscar juegos gratuitos para PC en los que ser un completo manco, o saltar de vídeo a vídeo en Youtube. Finalmente, llegó a una zona con bancos. Se sentó, paró la música, cogió su mochila, sacó su libro y entró en el mundo de la lectura.
Estaba totalmente sumergido en su lectura cuando una voz muy familiar le sacó de golpe de su pequeño mundo y le hizo prestar atención para buscar el origen de aquella voz. Miró a su alrededor hasta que lo descubrió: era una chica hablando por teléfono. La voz le sonaba mucho, pero no sabía de qué. Se giró y rebuscó en su mochila para sacar el móvil. A veces le ayudaba a pensar. Observó con disimulo a la chica.
Ella estaba caminando tranquila, muy centrada en la conversación. Al final parece que se cansó y se sentó en el banco de enfrente, pero aún hablando. Aunque, más que hablar, parecía que discutía. Mario aprovechó para poder verla mejor. Tuvo una idea que le cruzó fugazmente la mente, pero él al darse cuenta de qué era rápidamente la recuperó. ¿Podía ser...? No, imposible, completamente. Pero, tal vez...
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¿Y Si Los Sueños...? [One-shot]
RomanceTal vez, aquello que pienses que es lejano, de otro mundo, que no va contigo, que es imposible de lograr... Te ocurra. Por ejemplo: que te toque la lotería, que tú o alguien cercano a ti sufra alguna enfermedad importante, conocer a tu amor platónic...