Capítulo 1

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Esa escena se reflejaba en todos mis sueños, no me dejaba en paz ni durmiendo, otro día, me desperté entre llantos, cogí el móvil y mire la pantalla 13/11/13-Viernes 8:55. Ya tres días desde que le vi, desde esa despedida triste, todavía recuerdo ese momento en el que nuestras miradas frías y nuestras palabras secas se intercambiaron, me cogió del brazo y señalándome la muñeca me dijo "¿Por qué te haces esto?" mi respuesta fue al grano, no me paré a pensarme la respuesta perfecta que posiblemente no existía, así que me límite a decirle un "Por tu culpa" Me miró fijamente a los ojos y fue cuando yo me di la vuelta y me fui a casa perseguida por él y por sus explicaciones. Llegué a casa y me encerré en el cuarto, media hora después fue cuando me llamaron sus padres para decirme que había tenido una hemorragia por culpa de unas heridas muy profundas causadas en la muñeca con un cuchillo sin esterilizar.

Dejé de rallarme, me levanté de la cama, empecé a vestirme y a paso rápido fui hacia el cementerio donde me encontré con sus familiares.

Sentía como me veía a mí misma, como si fuera mi propio espejo que sufre lo que estaba experimentando mi cuerpo, llevaba puesto un vestido negro que llegaba hasta el suelo y una catana vaquera gris que intentaba tapar mis heridas , pero las que me hice esa mañana en la cara no se tapaba ni con maquillaje. Veía como el rímel caía lentamente por mi cara acompañado de un par de lágrimas que me hacían el efecto de madurez y sensibilidad en la cara. El camino producía un sentimiento muy fuerte, piedras grises acompañadas de varias hojas marrones que caían de los árboles anunciando que se ha acabado su tiempo, y que ya sería hora de ser atrasadas por el viento hasta acabar por los suelos. Yo me sentía como una hoja.

A mi derecha iba su madre, una mujer baja que siempre llevaba la cabeza bien alta hasta este día, llevaba una falda gris a cuadros y un abrigo de pluma negro. Fue el primer día que la vi sin maquillaje pero seguía igual de guapa. La tenía mucho cariño ya que fue la única que se esforzado por esta relación que parecía que no tenía futuro que tuve con su hijo. Ella le hizo hablarme cuando el la cagaba con algo y su orgullo no permitía decirme algo. Ella.

A mi izquierda iba su hermano Leo. Una persona que nunca había cogido confianza ya que me parecía un prepotente de mierda. Llevaba puestos unos vaqueros oscuros y una chaqueta de los bulls, no respetaba ni este día. Tenía el móvil en la mano y contestaba cada dos por tres, ya estaría ilusionando a otra chica.

Al cabo el camino dio con su fin, un agujero profundo en el suelo acompañado por una lápida en la que se encontraba el nombre "Mark Rodríguez" ,el chico que yo amaba, al lado de estos había una tumba de madera negra que relucía cuando recibía un poco de luz en ese día nublado . Esta estaba abierta y se podía observar un cuerpo perfecto. Llevaba vestido un traje gris y tenía una carta entre las manos, esa fue la carta que le escribí y que el pidió en su nota de despedida que enterraran con él. Su rostro era pálido, más que el de un vampiro, pero eso sí, seguía igual de precioso.

Vi como un hombre vestido con una bata negra daba el pésame a la madre, era el sacerdote, pensé que pasaría de mí y que iría directamente hacia la tumba pero pasó por mi lado y me dijo unas palabras que me llegaron al corazón .. Fue un simple "Perdón por la muerte de su familiar, será duro, pero verá como saldrá de este bache, él está en un sitio mejor" Y ahí derrame más y más lágrimas que caían junto al pintalabios. Fuimos todos a acercarnos a ese gran agujero, y mientras metían la tumba en el suelo, al haber discurrido la misa.

Al cabo de una de las peores horas de mi vida terminó ese trauma, y la madre de mi novio decidió invitarme a su casa para tomar algo con su hermano, ya que ella tenía que irse a hacer unos recados verdaderamente importantes. No tuve muchas ganas de pasar un mínimo momento con ese ser tan horrible pero, por ser un día así no quería hacerle esa mala jugada a su madre. Sólo lo hacía por ella y por Mark.

Leo me acompañó a su casa dictándome la ruta, como si yo no me la supiera, fue su primera acción que tenía que ver conmigo y ya la había jodido. Cuando llegamos a su casa me sorprendió que él me guiase a su cuarto, me dijo que esperas allí mientras que el hacía algo de comer. El bajó y yo me quedé en ese cuarto tan amargado como su dueño, pero vi algo que me llamó la atención, su móvil no paraba de sonar y para prevenir futuros desamores de una pobre chica, quise saber quién era para avisarlas de quién era el chaval con el que hablaba. Me levanté y cogí el móvil, pero antes de nada sentí como un brazo me cogía del hombro mientras.

-¿Qué haces? ¿Estás en mi casa y por conocerla bien ya te crees la ama o que te pasa chica?

-Nada. Quería ver a quién ilusionas ahora. Aunque no te lo creas, te conozco bastante, y sé lo que haces con esas chicas- Le dije mientras le guiñaba el ojo con mala intención.

-Que mi hermano se haya matado por ti, no quiere decir que yo seré un amargado y me pase la vida a dos velas, no se de qué genes lo sacó el, yo siempre le dije 'Encuentra una, lánzate, follatela y mándala a la mierda, que para eso servís todas las chicas' -Otro guiño de mal rollo acompañó a su contestación, pero ahí me enfadé bastante y las palabras que le dije ya no dependían de mí.

-Puede, puede que tú tengas esa idea de la vida, pero querido, algún día, veras la necesidad de formar una familia, de ir con alguien enserio, y ahí cariño, cuando conozcas a la chica ideal, ahí será cuando cupido te mande la flecha sólo a ti y te tendrás que joder, por tus malas conductas. Ahí veremos como reaccionarás...-Y mientras soltaba una lágrima, se me escapó una palabra de la que posiblemente me arrepentiría en el futuro -Guapo...

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HASTA QUE LLEGASTE A MI.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora