Capítulo veintisiete

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Es increíble lo mucho que pueden cambiar a una persona ciertos nuevos actos o nuevas amistades. También te cambia el nuevo ambiente en el que vives. Por ejemplo, yo no soy la misma que hace un año atrás. Había cambiado; alguien me había transformado en alguien diferente a lo que era. No sé si eso está bien o está mal, pero así pasó y creo que no hay vuelta atrás. Todo en mí había cambiado, desde mi forma de vestir hasta mi forma de relacionarme con la gente.
Mi celular sonó reiteradas veces hasta que me digné a pararme de mi cama y atender. 
- Hola – dije al contestar, mi voz sonaba cansada, dormida, sin ánimos. Era mi padre. 
- Hola Emmy, ¿cómo estás? Tengo una noticia para darte. No sé si te va gustar pero de todos modos ocurrirá – me asustaba qué pueda pasar. Me senté lentamente a los pies de mi cama por miedo a caerme y romperme algún hueso después de que John me diera su noticia.
- Bien, papá. ¿Qué ha pasado? 
- Iremos a Rosewood a visitarte – ¿QUÉ? Mi respiración se agitó y mi corazón empezó a latir con más fuerza. No me importaba que mi padre viniera a visitarme, pero ¡Deborah! No quería verla. Mi instinto no falló, casi me desmayo al escuchar 'iremos a Rosewood a visitarte'.
- ¿Quiénes vendrán? ¿Para qué vendrán? Vienes tú solo ¿no? 
- Emily, iremos Melissa, su novio – ¿Harry vendría aquí? ¡Por Dios! ¿Qué hice para merecer esto? –, Louis y Deborah. Ellos quedaron encantados contigo y me rogaron ir a visitarte antes de que vuelvan a New York. Lamento todo esto, no lo pude detener. Sé que nunca apreciaste demasiado a Deborah y menos a sus hijos. Sé también que ver a Harry no te hizo nada bien pero no pude detenerlo, hija. Ayer cuando regresé del trabajo ya tenían los pasajes en avión listos y estaban buscando un hotel en el pueblo más cercano.
- Entiendo, pero no me pidas que deje mi vida normal por estar todo el día con ellos. ¿Dónde te quedarás? ¿Encontraron algún hotel lejos de aquí?
- No hija. Nos quedaremos en el hotel del pueblo, Emmy. No te preocupes. Te quiero, nos veremos pronto. 
- ¡Espera! ¿Cuándo llegarán? 
- Mañana por la mañana. 

¿Qué hice yo para merecer esto? volví a repetirme. Tendría que soportar a gente que no quiero ver en mi propio pueblo. En donde me sentía alejada de toda esa maldita gente que no era de mi agrado. "Adivina quiénes vendrán a visitarme mañana" escribí en un mensaje de texto a Ian y a Alice. Los dos respondieron "¿Quiénes?", a lo que respondí: "John, Deborah y sus hijos. ¿Recuerdas a Harry? También vendrá". ¡Qué felicidad sentía mi interior! grité sarcástica para mis adentros.

Mi madre me había obligado a ir al aeropuerto a recogerlos. Llegué allí justo a tiempo, ya que mi camioneta se había quedado sin gasolina unos cuantos kilómetros antes de llegar. Por suerte, Jason pudo venir a ayudarme rápidamente. Él siempre estaba dispuesto a ayudarme en lo que sea. Tuvo que dejar a medio reparar la motocicleta del hermano de Sam (que supuestamente era un arreglo con demasiada urgencia), para venir a ayudarme con mi camioneta en el medio de una carretera demasiado alejada de nuestro hogar.

Vi a mi padre llegar con una emoción increíble en sus ojos. Era obvio que llegar a Rosewood le traía buenos recuerdos, en los cuales estaba mi madre. Vi a Deborah caminar como en una pasarela mientras la gente la miraba de reojo y algunos se reían de ella. Vi a Harry... caminaba tan tranquilo con ese andar único... pero estaba tomado de la mano de Melissa. Miraba para todos lados quizás tratando de encontrarme.

Sonreí falsamente cuando los saludé. Les pedí disculpas por la tardanza y les expliqué el por qué de la misma. Les presenté a Jason y mi padre lo reconoció rápidamente, mi padre y su padre eran muy buenos amigos el tiempo que él vivió aquí. Fueron juntos a la primaria y luego a la secundaria, se separaron cuando John decidió irse a California conmigo. 
- Todo esta igual, nada ha cambiado – decía mi padre mientras recorríamos el trayecto desde la entrada al pueblo hasta el hotel. 
- Ha mejorado un poco el hospital y otro poco la escuela, según Alice – reí. 
- ¿Quién es Alice? – preguntó Louis. 
- Mi madre – contesté mientras ascendía a la camioneta después de que mi padre terminara de bajar las maletas –. Como verán, es un pueblo chico, antiguo y con una gran historia. Lamento no poder quedarme con ustedes a recorrerlo, tengo que ir a la escuela. Que tengan un lindo día – dije falsamente – ¿Vienes Jason? 
- No, hoy no podré ir. Ya sabes... Sam... la motocicleta... me he atrasado.
- ¿Sam? ¿Motocicletas? Ok, después hablaremos – dije encendiendo mi camioneta y arrancando a gran velocidad. 

Estuve todo el día pensando en Jason. Lo único que faltaba era que deje la escuela por seguir a Sam, como habían hecho casi todos los demás. Pero todo desapareció cuando Ian entró por la puerta del comedor. Estaba extraño, no me miró cuando pasó delante de mí hacia su mesa. Me rompió el corazón, estaba alejándose de mí como lo había prometido. Justo en el momento en que más lo necesitaba él decidía terminarlo todo. Destruir nuestra "amistad", destruir las pocas esperanzas del amor verdadero que empezaba a sentir mi corazón después de tanto tiempo. Con él se iría todo, mis ganas de seguir en el pueblo, mis ganas de sonreír, mis ganas de reír, todo. Absolutamente todo.

Pensé muchas veces en ir y hablarle. Preguntarle qué era lo que le estaba pasando. Si había cambiado de opinión y quería alejarse de mí. Quería ir y abrazarlo para pedirle que nunca en la vida se separe de mí, decirle que lo amaba y que por él intentaría creer en que el maldito amor existe. Decirle que no podría jamás, bajo ninguna circunstancia, vivir sin él, sin su sonrisa perfecta, sin esos ojos dorados que miran con odio, resentimiento, tristeza y demás sentimientos encontrados, sin esa voz tan dulce y seductora, sin su perfume de hombre embriagante. En fin, sería imposible seguir viviendo sin él.

La oveja y el leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora