13/38. Batalla II

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Era absurdo pensar que una batalla entre mortífagos y un espía de la guerra se llevara a cabo en pleno Londres, pero así era. Cuando lo notaron, Bellatrix estaba acompañada de su marido Rodolphus, Fenrir Greyback, los Malfoy libres y otro 2 mortífagos que Severus no recordaba muy bien.

Por puro instinto, Severus condujo a Audrey a sus espaldas, y sacó su varita en un obvio intento de protegerla olvidando que ella era una Auror del Ministerio. La chica no se dejó intimidar, y de entre su ropa sacó su varita. Eran ellos dos solos contra siete magos obscuros.

-Nos mentiste –dijo Bella con los ojos desorbitados sin dejar de apuntar al traidor –dijiste que esa niña –señaló con la mirada a Audrey –no era nadie importante...

Severus miró a su compañera de batalla de soslayo y pidió a Merlín que después de eso, ella tuviera capacidad de perdón: -no lo es... –dijo –es sólo una colega...

La expresión de Audrey en un principio fue de indignación ante esas palabras, pero tras cruzar miradas con Severus comprendió; después ya habría tiempo de bombardearlo con preguntas respecto a si era importante ¿qué tanto?

El profesor de Pociones recorrió con la mirada el lugar con la guardia en alto, no podía haber muggles cerca, pero en su recorrido se topó con Draco, el chico se notaba verdaderamente aturdido y perturbado, todos tenían sus varitas apuntando a Severus, el joven rubio miraba casi horrorizado la escena sin alzar las manos si quiera. Parecía a punto del llanto, o al menos así lo notó Severus.

No había tiempo que perder, el primer hechizo provino de la varita de Rodolphus Lestrange, eran un montón de seguidores de Voldemort sin nada que perder. Por otro lado, Severus reflexionó que ahora él tenía mucho que perder.

La joven Audrey era notablemente hábil, Severus tuvo que admitirlo y se encontraba sorprendido de verla en acción de ese modo. Lo primero que hizo ella fue enviar un Patronus, su compañero se preguntó si sabía comunicarse de ese modo y en qué momento Albus le había enseñado a hacerlo.

Tras un par de maleficios y contramaleficios, los mortífagos se dieron cuenta que pese a la desventaja numérica, esos dos eran notables magos y les costaría trabajo vencerlos.

De la varita de Bellatrix Lestrange surgió un hechizo traicionero que iba directo a Severus que le daba la espalda, pues combatía a Fenrir Greyback. Audrey acababa de dejar fuera de combate a Rodolphus Lestrange cuando notó que su compañero estaba en peligro. Como un acto reflejo la chica empujó a Severus y ambos cayeron al suelo.

Audrey acaba de salvar la vida de Severus, el mago alzó la mirada y se encontró los vivos ojos azules de la chica tras unos cristales chuecos de unas gafas mal colocadas; se sonrieron mutuamente, pero perdieron noción de su alrededor.

Bellatrix Lestrange no se dio por vencida y lanzó un hechizo nuevamente, ahora dirigido a la Auror.

El profesor de Pociones protegió esta vez a la chica, logrando que ésta esquivara esa maldición. La cuenta estaba saldada, habían salvado sus vidas mutuamente.

El pequeño ejercito mortífago aprovechó para huir con un Rodolphus inconsciente.

Estaban cansados y llenos de polvo tras la breve batalla, la chica acomodó sus gafas después de sacudir su ropa, alzó la mirada y encontró los profundos ojos de Severus mirándola con un aire de alivio, porque los mortífagos se habían ido y porque ella estaba bien, a salvo.

-Me buscan a mí –dijo él por la simple necesidad de decir algo, su voz fue ecuánime a pesar de fruncir ligeramente el seño y su tono era más bien vago.

Un Moment Pour Toujour creado por Sufjan TweedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora