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      -"¡No me mates, te lo ruego. Puedo darte dinero, puedo servirte, yo puedo..!"-

Fue lo que ese bandido, aquel que estaba a punto de asesinarlo a sangre fría, me dijo. Imploró a los cuatro vientos que no lo hiciera. Él eligió esa vida. O quizás la vida lo llevó a elegir ese camino. Ya no importaba. Su destino había sido sellado.

      -"Los fuertes viven, los débiles mueren." -


Tomé mi espada, apunté a su corazón y no fallé. Su cuerpo cayó desplomado al suelo. Seguramente ahora esté en un lugar mejor. ¿Debería propiciarle un entierro adecuado o dejar que se pudra en este desolado pueblo para el resto de la eternidad? No lo se. Como sea, eso no me compete. He completado mi encargo y debo recibir mi paga. Me dispongo a enfundar mi espada cuando alguien me toma por el hombro. ¿Otro enemigo? No lo pienso, di medio giro y...



      -"Este ha sido difícil, ¿No lo crees así, Azazel?" -
Fue lo que una voz femenina le dijo.


Suspiré. Solo era Alice. Pero ¿tomarme por sorpresa de esa manera? Que irresponsable de su parte. Pensar que estuve a punto de cortarla en dos. No quiero ni imaginármelo. Parece que ella se encargó de los demás. Se retrasó bastante. Y yo me olvidé completamente de ella. Un grave error de mi parte. Tomaré nota de esto, quien sabe que ocurriría en un futuro si olvido que mis propios compañeros me acompañan. Demasiada emoción nublo mi mente. Este encargo fue muy divertido. Ya había olvidado esa sensación de matar a alguien. Es bueno recordarla, para no perder la costumbre. Como sea, encargo completado. Solo restaba volver al gremio, descansar y brindar por otro trabajo bien hecho.

Ya era de noche y debíamos descansar. South, nuestro hogar, está a dos días de distancia de este pueblo. Recolectamos un poco de leña, nos adentramos en una pequeña y deteriorada casa e hicimos una fogata. En verdad estaba en mal estado. Pero eso era lo de menos. Nos servía como refugio. Grandes ráfagas de viento propiciaban un ambiente a baja temperatura por lo que Alice y yo colocamos nuestras manos frente a la fogata. Aprovechando este momento, Alice se abalanza sobre mí, algo que hace muy comúnmente ya que se podría decir que somos una pareja. Aunque una muy rara. Su pálida piel, su blanquecino cabello y sus ojos color carmesí son, en parte, las cosas que me enamoraron de ella. Su alegre sonrisa, su inocencia. Todo. Es lo que mas quiero en este mundo. Daría mi vida por ella. Si algo le llegase a ocurrir no me lo perdonaría jamás. Nunca. Es la persona que me abrió los ojos. La que me guió por el camino correcto. Quisiera poder vivir una vida tranquila y sin preocupaciones a su lado. Aunque eso sea una utopía. Es el mundo en el que nacimos y no podemos hacer nada para remediarlo. Bueno, de hecho, si podemos pero...es una locura. Me juré a mí mismo que protegería a esta mujer sin importar que. Después de todo es la mujer que amo.

Como sea, había que recobrar fuerzas para retornar al gremio. Nos recostamos en una agrietada, fría y húmeda pared. Alice reposa su cabeza sobre mi hombro. Es una sensación bastante agradable a la cual me he acostumbrado. Con un simple "Buenas Noches" cerramos nuestros ojos y descansamos luego de un largo día.

Luego de unas horas, amaneció. Alice fue la primera en levantarse. Estiró sus brazos y bostezó. Se dispuso a levantarme.

       -"Ya es hora, despierta " - me dijo, con un tono de voz muy cariñoso.
       -"¿Hmm? ¿Ya es de día?" - respondí, aún adormecido.

Empecé a estirar mis músculos. Aún tenía sueño y se notaba en mi mirada.

       -"Eres muy tierno cuando duermes ¿Sabes?" - fue lo que Alice me dijo con una sonrisa en su rostro.        
       -"..." - decidí que solo una pequeña sonrisa fuera mi respuesta.

Recogimos nuestras pertenencias y salimos fuera de aquella casa. Un intenso sol por la mañana y un gran desierto que recorrer nos esperaba. Una mala combinación a decir verdad. Justo en el momento que nos disponíamos a partir una figura misteriosa estaba parada frente a nosotros. ¿De donde vino? ¿Cuando apareció? o mejor dicho ¿Siempre estuvo allí? Me tomó por sorpresa. ¿Quién es? Solo preguntas y mas preguntas se me venían a la mente. Ese sujeto era peligroso. Lo sentía en el aire. Esa presencia que emanaba solo provocaba un sentimiento en mi, peligro. ¿Un enemigo? ¿Un aliado? No se quien es. Nunca lo había visto. Pero esa sensación de peligro se hacía cada más notoria. Estaba claro. Era una amenaza. Pero no puedo atacar así sin más y menos teniendo a Alice a mi lado. No puedo ponerla en riesgo. La situación se tornaba cada vez más tensa hasta que ese sujeto me lanzó algo. Una simple moneda de plata. Pero ¿Que clase de moneda no tiene ningún tipo de símbolo? Estaba desconcertado.

       -"Cuando llegue el momento sabrás que hacer" - fue lo que me dijo.

¿Cuando llegue el momento? ¿A qué se refería? Preguntas, preguntas y más preguntas. Mi mente estaba llena de ellas. Cuando me dispuse a hablarle simplemente desapareció sin dejar rastro. ¿Qué? ¿Qué fue todo eso? Mis pensamientos estaban bloqueados. Era un tipo peligroso y me entrego una extraña moneda de plata sin ningún símbolo. Era todo lo que sabía. ¿Su intención no era atarnos desde un principio? ¿O quizás solo esta jugando con nosotros? No era ningún tipo de trampa, no sentía la presencia de nadie más en este pueblo. Estábamos solos. Entonces ¿Cuál era su plan? No lo se.

       -"¿Qué fue eso?" - me dijo Alice- "¿Era un conocido tuyo? Aaargh di algo Azazel no entiendo qué está sucediendo"

Inocente. Muy inocente. Ni siquiera notó lo peligroso que era ese sujeto. Es Alice después de todo. No quiero preocuparla así que solo le mentiré. Tampoco quiero que se involucre demasiado en este tipo de asuntos. El ambiente se tornó tranquilo. Estábamos a salvo por lo que ya no había de qué preocuparse. Ya tendré tiempo de pensar cuando lleguemos al gremio y discuta estos asuntos con Lilith y Léon. Sin más preocupaciones y explicándole a Alice que estaba igual de confuso que ella, partimos hacia South, nuestro hogar.   


AzazelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora