Capítulo 5. El defecto es...

50 7 1
                                    

Antes de que terminara la tarde estaba de vuelta en la plaza donde se encontraba Andrómeda el ambiente en ese lugar se sentía pesado, todo tenso como si algo grave estuviera sucediendo ahí, pero mire en todas direcciones y no había nada raro, era como un día cualquiera, comencé a caminar en su dirección y la mire de lejos aún, el sentimiento de caos que antes me había rodeado se desvaneció por completo, era como si mi sola presencia hubiera hecho que esto desapareciera, trate de no darle importancia a esas cosas que venían de mi mente y seguí caminando a ella. Al llegar no supe que hacer, me senté a su lado y la mire de reojo una y otra vez, me sentía intimidado y observado, volví a mirar en todas direcciones y no había nada que indicara que estaba siendo vigilado de alguna forma, pero para estar seguro me coloque uno de los auriculares de mis manos libres y comencé a hablar.

─ Sería muy raro que me vieran hablando con una estatua ─dije esperando una respuesta imaginaria e hice lo mismo que con Dionisio.

─"Lo habías hecho antes y no te importo"

─ Pero era diferente.

─"¿Lo era?"

─ Claro que si, en esos instantes no me sentía como ahora ─respondí confuso por que la conversación con ella era más fluida que con Dionisio, quizá era porque me sentía cómodo con ella

─"Si quieres creer eso" ─me alejé de ahí con un rumbo muy específico en mi mente.

─ Hey vine a hacer las paces contigo ─dije y un tenso silencio se formó en mi mente... ¿Por qué no era capaz de formular una respuesta? ─dije que vine a hacer las paces─ nuevamente mi mente estaba en un silencio perturbador ─además de confesar que te he engañado... con otra estatua y no cualquier estatua... era la de un dios ─dije casi sin pausas, sentí como en mi mente se formó una carcajada─ no te burles es verdad ─murmure recuperando mi ánimo y sintiendo como la temperatura bajaba conforme lo hacia el sol

──────────────

Cuando lo vi aparecer pensé que el cielo y los dioses habían escuchado todas mis suplicas, pero aun deseaba poder moverme, ser lo que debería por lo menos, sino un humano una estatua sin vida, pero no podía tener todo... al menos lo podía ver de vuelta, se sentó a mi lado y parecía incomodo, yo quería que me explicara su ausencia, quería transmitirle todo lo que estaba pensando, quería poder realmente conversar con él, pero una vez más me tendría que conformar con su soliloquio de siempre, esta vez fingió en voz alta que le respondía por lo que pude ver cuán equivocado estaba en el que diría yo o el cómo reaccionaría, me divertía un poco que hasta ahora se preocupara de lo mal que podía verse al platicar conmigo, y si me sentí traicionada pero después de que me platico su amarga experiencia con el dios del vino, soltó un largo suspiro, el pobre está agotado, pero una vez más me veía impotente en el que podía hacer por él, así que me dedique a seguir observándolo y comenzó a hablar con más seriedad

─ Me encontraron mis fans ─¿fans?, había escuchado eso antes pero... ni idea de que fuera─ esas chicas están locas por mí ─una oleada de celos me recorrió y recordé a todas las muchachas que se paseaban por aquí con pinturas suyas─ las quiero a todas, son mi razón de estar en este mundo, pero a veces siento que estoy solo en medio de la gente que me rodea ¿me entiendes? ─dijo y por primera vez podía entender a la perfección como se sentía, era para mí así cada día de los últimos siglos─ pero ya basta de mi... quiero saber más de ti ─dicho esto se puso a rodearme de nuevo─ solo tienes una placa con tu nombre... pero qué más puedo averiguar de ti... eras amada de eso no hay duda ─dijo mientras acariciaba mis pies─ además tu creador quería que fueras bella ─esta vez toco mi cabello de mármol─ pero... siento que algo te falto para ser perfecta ─siguió haciendo su rondín, de mi cuello para abajo... luego miro mi rostro en la penumbra que traía la noche.

───────────────────

Sabía que debía tener algún desperfecto, algo me decía que eso era lo que la tenía sola y estancada en una plaza tan insignificante, pero no sabía que era, le revise de arriba abajo pero no halle nada, decidí que examinaría su rostro pero al querer mirarlo me di cuenta de cuan tarde era...

─ mañana seguiré con la inspección ─dije y baje de su regazo, debía averiguar que le faltaba... no sabía porque pero me resistía a irme de ese país sin antes darle un regalo... definitivamente me estaba volviendo loco

Un Nuevo DíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora