Hoy me he despertado con una sensación extraña, en mi habitación todo seguía normal, un ordenador, una ventana a la derecha y un póster de zombis en la pared. Me levanto con mucho esfuerzo, bajo a desayunar como todos los días por las escaleras de madera, con su barandilla que parecía que algún día se vaya a romper y me baya a caer al piso de abajo, donde seguramente me estaría esperando mi perro Truski como todos los días. Cuando acabo de bajar las escaleras veo a mi perro corriendo hacia mí y me embiste, casi me caigo, porque aunque sea un cachorro tiene mucha fuerza. Cuando logro que se calme me voy hacia la mesa del comedor a prepararme un bol con cereales. En el comedor hay un cuadro que me lo regalo mi madre cuando me independice hace tres años. Mientras estoy comiendo Truski no para de saltar a mis piernas, supongo que es porque tendrá hambre y querrá salir a pasear. Cuando me termino mi bol con cereales y me dispongo a atacar el trozo de pizza sobrante de la cena de ayer, suena el timbre, quien podría ser a las seis de la mañana, que es a la hora que normalmente Truski quiere ir a pasear porque no le gustan mucho los coche i todo lo que tiene ruedas. Me termino la pizza corriendo cojo a Truski y voy a mirar quien es i a dejar que Truski salga a pasear un poco, abro la puerta y hay un señor el cual no le parece importar mucho la presencia de Truski.
- ¿qué quiere?- digo en tono de desprecio
- vengo a avisarle que de aquí unos días tendremos que salir de la ciudad por una infección, pero no se preocupe ja estamos buscando una cura para que pueda volver cuando antes en la ciudad- en ese momento me dio un paquete y se fue a la furgoneta aparcada en medio de la calle.
Cuando se fue cerré la puerta, ¿que habría dentro del paquete? me he olvidado de Truski, así que abro la puerta para que entre, pero no entra, entonces salgo al patio de delante y veo a Truski en su árbol preferido, así que lo llamo porque aparte del frió también se avecina una tormenta.
-¡Truski entra en casa!- cuando entra cierro la puerta y las persianas, porque aquí las tormentas son muy fuertes y aburridas porque no llega la señal de radio ni de televisión.
El paquete seguía encima de la mesa, y ¿qué seria esa infección?, tendría que empezar a recoger las cosas si en un par de días pretendían hacerme marchar.
Como al cavo de un rato no puedo hacer nada y Truski se ha cansado de jugar, me pongo a cenar sobras que me paso mi madre el otro día cuando fue a visitarla, cuando entre en su casa me encontré a un señor, mi madre me dijo que era mi padrastro, la verdad esque no me cayo nada bien. Pero eso que más da ahora cuando me acaban de decir que tendré que avandonar mi ciudad y todo lo que he hecho hasta ahora y lo más importante, a mi perro Truski.