D I E C I S É I S

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La noche pasada había sido muy pesada, todos los prefectos y los premios anuales tuvimos que quedarnos despiertos por supuestos rumores diciendo que Sirius Black había entrado al castillo. Y aunque parecía algo muy absurdo e imposible, lo hicimos. Ahora traía unas ojeras terribles, mi cabeza dolía y mis ojos se cerraban sin mi permiso.

El profesor Dumbledore nos había dado el permiso de faltar a clases, él nos justificaría las faltas si decíamos quedarnos en nuestras salas comunes para descansar, pero yo no me podía dar el lujo de faltar, al final del curso serian nuestros T.I.M.O.S y debía de obtener los mas que pudiera.

Al terminar las clases, fui a la biblioteca para sacar un libro de herbología para seguir estudiando y me fui hacia la orilla del lago negro a sentarme a mi lugar favorito para estudiar

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Al terminar las clases, fui a la biblioteca para sacar un libro de herbología para seguir estudiando y me fui hacia la orilla del lago negro a sentarme a mi lugar favorito para estudiar. Era como una pequeña cueva, había dos árboles a los lados y en medio había arbustos que terminan de construir mi "escondite", las personas que están del otro lado, no puedían verte.

Me acosté boca abajo en el pasto y abrí el libro para comenzar a leer, herbología no era de mis materias favoritas, por eso es que necesitaba reforzar lo que veíamos en clases, me costaba más retener información que con Defensa Contra las Artes Oscuras.

Levanté la mirada al ver una sombra cerca de mí, era un perro negro que me veía con atención. Lo animales no me daba miedo, pero me era extraño que en Hogwarts exista un perro que no fuese Fang, se suponía que no están permitidos los perros para que los alumnos los traigan al colegio.

Me le quedé viendo unos segundos más y después me senté e intenté seguir leyendo, nunca me había pasado esto, pero sentía la mirada del perro en mí, como si en realidad el que me estuviera observando fuese un humano.

Cuando levanté la mirada de nuevo, el perro estaba frente a mí, ladeaba su cabeza y se sentía como si me estuviera estudiando. Alejé mi rostro de su peludo rostro cuando vi un destello de color azul en sus ojos, después cuando parpadee, sus ojos estaban de nuevo cafés.

Tanta fue mi sorpresa que hasta me incorporé.

—¿Estás perdido? —Le pregunté como si me fuera a responder, cuando me di cuenta me reí—. Está claro que no me responderás, no sé porque hago preguntas estúpidas —dije acariciándole la cabeza haciendo que el perro se acercara más—. Aunque sería de gran ayuda que pudieras hablar, así podría llevarte con tu dueño...

El perro movió la cola y de nuevo el destello azul apareció en sus ojos. Era un perro demasiado raro, llámenme loca pero en su rostro note como si tuviera nostalgia, probablemente eran las inmensas ganas que tenia de dormir las que me hacían alucinar, así que decidí solo ponerme de pie y caminar hacia el interior del castillo.

 Era un perro demasiado raro, llámenme loca pero en su rostro note como si tuviera nostalgia, probablemente eran las inmensas ganas que tenia de dormir las que me hacían alucinar, así que decidí solo ponerme de pie y caminar hacia el interior del ...

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Al día siguiente la primera clase que tenía era Defensa Contra las Artes Oscuras, si, tendría que verme cara a cara con el profesor Lupin de nuevo, y no, no sabía que decirle.

En la sala común solo habían dos personas, dos chicos de último año que se encontraban leyendo libros como si estuvieran obligando a sus ojos a no cerrarse. De una cosa estoy segura y es que en séptimo, pondré tanta atención en clases que no me hará falta estudiar para los E.X.T.A.S.I.S.

Emily quien iba detrás de mí, iba tropezando con todo lo que tenía a su alrededor, puesto que ella también la estaba pasando mal por los T.I.M.O.S, siendo que ella no tenía todos los deberes que yo tenía que hacer por ser prefecta.

El profesor Lupin se veía demasiado agotado, se notaba aún más enfermo que cuando lo conocí y ésto hacia que pareciese viejo, que no lo es, puesto que mi madre me había escrito diciendo que el profesor Lupin había sido compañero suyo, es decir que tenía su edad.

—Me gustaría hablar con usted un momento, srta. Malfoy —escuché decir al profesor Lupin antes de que saliera por la puerta.

Emily me volteó a ver y asentí con la cabeza cuando hicimos contacto visual, ella sonrió y se fue a nuestra siguiente clase.

—Sé de qué quiere hablar —le dije encogiéndome de hombros, todos ya habían salido del aula—. Y sería muy amable de su parte que no lo mencione, porque me muero de vergüenza...

Vi como sonrió y ese gesto hizo que a su rostro le volviera el color, se veía inclusive más joven.

—Pienso que tienes mucho potencial para deshacerte de un boggart —dijo en su tono de voz típico. ¿Cómo una persona podía ser tan amable como él?

—Pues gracias —respondí sinceramente.

—Bueno... como no quieres hablar de lo sucedido, es mejor que vayas a tu siguiente clase...

Asentí y cuando iba a salir del aula me detuve de nuevo, volteé hacia él y le pregunté:

—Profesor, (no espero que realmente lo sepa, pero) ¿sabe de quién es un perro negro?

El profesor se me quedó viendo unos segundos.

—Probablemente sea Fang, es el único perro en el colegio —respondió.

—Conozco a Fang, y el perro que vi ayer, no era él... era más pequeño y tenía la cara más fina...

El profesor Lupin quitó su sonrisa amable y su pálido rostro volvió a ser parte de él.

—Hablaré con el profesor Dumbledore —respondió después de unos segundos—. Él debe de saber algo...

—Bien —respondí acomodando un poco mejor mi mochila—. ¿Se encuentra bien?

—Es solo un resfriado —asintió con la cabeza.

—Puedo llamar a la señora Pomfrey —me encogí de hombros, ver a un hombre amable como él tan decaído, provocaba algo en mí. Era extraño porque por lo general no me preocupo por nadie que no sea de mi familia.

—Estoy bien, de verdad —dijo con una pequeña sonrisa amable—. Es mejor que vayas a tu clase, se te hará tarde...

—Está bien —asentí—. Hasta luego profesor...

—Hasta mañana, Gemma...

El Traidor que me Enamoró | Fred Weasley | ET#01 | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora