Mientras escucho la Novena Sinfonía de Beethoven pienso en algo bueno para escribir y, de pronto, creo que puedo contar algo que me ocurrió un verano hace muchos años atrás mientras escuchaba esta misma música: la vez que ayudé a una nueva vecina a meter los muebles a su casa.
Fue un sábado de enero de 2002, cuando alguien tocó el timbre de mi departamento.
Abrí la puerta pensando que a mi mujer se le habían olvidado las llaves cuando salió a casa de su madre, y, en cambio de eso, me encuentro con una dama morena de unos treinta años que llevaba unos jeans muy ajustados y una camiseta que apenas sostenía su generoso busto.
Se quedó mirándome de arriba abajo con una mirada más que apreciativa.
Esbozando una sonrisa coqueta se presenta como TN y agrega que necesita pedirme un favor. Yo antes de saber de qué se trataba respondí afirmativamente sólo por el placer de mirarla y mientras la seguía le dije mi nombre, "Me llamo Lee Donghae pero puedes decirme solo Donghae". Se largó a explicarme que le faltaban manos a los hombres de la mudanza y como yo era su vecino inmediato se le había ocurrido hablarme.
El trabajo fue arduo, en el edificio no hay ascensor y estamos en el cuarto piso. Los hombres de la mudanza eran un poco mayores y con menos fuerza así que como soy grande debí trabajar por dos. Después, ella fue a comprar unas cervezas para soportar un poco el calor, idea que fue bien recibida sobre todo por parte de los otros tipos.
Bueno, entre mueble y mueble fuimos conversando con TN, mientras ella me contaba su vida, yo lo único que hacía era mirar sus pechos y ese lunar sexy que tenía justo en el medio de ellos. Yo sé que ella se daba cuenta y le ponía más énfasis al relato y de vez en cuando se pasaba la lengua por los labios mientras hablaba. Por mi parte, no daba más de excitado y a duras penas me enteré de que su esposo era marino y, sus travesías en el buque eran bien prolongadas, y que sus hijos estaban con la abuela mientras terminaba de cambiarse de casa. A mí, lo único que me interesaba era que por fin termináramos con la maldita mudanza para poder hacer algo con ella.
TN, entre tanto, seguía provocando. Caminaba delante de mí, meneando las caderas, para indicarme donde irían las cosas. Yo la miraba y en lo único que podía pensar era en meter mi cara en su trasero y...cuando lo recuerdo me vuelvo a excitar.
Habían pasado ya como tres horas cuando terminamos. TN le pagó a los de la mudanza y cuando quedamos solos me invitó a tomar la última cerveza en su departamento, «para agradecerme», según dijo. Yo, ni corto ni perezoso fui a pesar de saber que mi mujer regresaría pronto.
TN destapó la botella, me sirvió y dijo que iba un momento al dormitorio a cambiarse la ropa porque estaba muy sudada. Yo asentí y tomé el vaso haciéndome el distraído pero en realidad estaba pendiente de sus movimientos y ella lo sabía, porque dejó la puerta entreabierta mientras se cambiaba. Se quitó la camiseta y luego el sostén para ponerse una especie de enagua negra de una tela sedosa, después se bajó los jeans y se inclinó de espaldas a la puerta para que yo tuviera la mejor vista de sus nalgas. Ya no pude continuar en mi actitud observadora, dejé el vaso sobre la mesa y me limpié las manos en los jeans y me dirigí resueltamente a la habitación.
TN sólo dio un respingo cuando yo tomé sus senos por detrás y me apreté a ella para hacerle sentir mi erección en su trasero. Fue raro, no nos besamos en la boca, simplemente nos dejamos llevar por lo que sentimos en el momento. Me ayudó con mis pantalones y se sentó al borde de la cama, luego con manos expertas cogió mi miembro para probarlo con deleite, al mismo tiempo que me acariciaba con delicadeza. No pude sobrevivir mucho al ataque y descargué en su boca, ella se relamió los labios pero dejó que algo de mi semen goteara por sus senos. Después, yo la voltee y la incliné para que se afirmara en el respaldo de la cama, fue mi turno para arrodillarme y por fin meter mi cara en su trasero.
TN gemía y me pedía que siguiera con la caricia en su vulva húmeda. Yo, muy obediente, continué hasta que le vino el orgasmo con un quejido profundo y largo.
Enseguida agarré el condón que me extendió, sin analizar, en el momento, que estaba preparada, y me lo puse para penetrarla por detrás, en la misma posición que nos encontrábamos.
Fue un solo empujón, muy fuerte, no había tiempo para miramientos ni delicadezas.
Eché mi cuerpo encima del de ella y le tomé los pechos mientras la embestía una y otra vez, jugueteaba con sus pezones duros mientras entraba y salía de su vagina, y ella se agarraba de mis muslos para retenerme más cerca.
Así estaba yo cuando escuché a mi mujer llamándome. TN me miró asustada, yo ni supe cómo me vestí, cogí una cerveza sin abrir de encima de la mesa y salí raudo del departamento mientras me pasaba una mano por el pelo desordenado. Sin embargo, había un detalle: no alcancé a eyacular y menos quitarme el condón así que me sentía muy incómodo.
Entré a casa con la botella de cerveza por delante de mi erección para disimular y saludé a mi mujer con un beso. Le hice creer que andaba de compras para tomarnos algo a su regreso. Ella agradeció el gesto diciendo que yo era un marido muy atento. En cuanto pude fui al baño y no me quedó más remedio que poner en onda a mi mujer para terminar de calmar mi apetito.
Con la vecina no volvió a ocurrir nada porque me di cuenta que a ella todos le servían y yo aunque era más joven y fogoso, no estaba para ponerme en una fila, pero la aventura aún permanece intacta en mi memoria, y creo que siempre que escuche esta melodía la recordaré.
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AQUEL VERANO - DONGHAE (Adaptación)
FanfictionEspero disfruten esta historia, es solo un capitulo. Créditos a la autora original.