Willy había quedado atónito y en silencio cuando la señorita Chest lo llamó e informó que Samuel había accedido a fingir ser su novio. Había asegurado que él se reiría de su publicista, salido fuera de la ciudad, y ellos tendrían que buscar otra manera de reparar la imagen de la que él había sido en parte responsable. Tal vez había estado en lo cierto sobre Samuel todo el tiempo, y él no era diferente de los otros hombres quequerían estar con él por la atención.
Era una maldita pena.
—Estás paseando. —La voz de la señorita Chest ralló sobre cada uno de sus malditos nervios.
Willy paró y miró por la ventana que daba a un parque muy cuidado que dividía la rebosante avenida.
Desde el sofá seccional, la señorita Chest suspiró. —Deberías estar emocionado por este desarrollo.
Por lo único que estaba emocionado era por el hecho de que iba a ver a Samuel de nuevo sin tener que buscarlo. ¿Cómo de jodido era eso?
—Debo decir que el lugar es de lejos más agradable que Samuel. Él tiene una cosa por los... colores. Sus paredes son azules, rojas, y amarillas. Las almohadas de su sofá tienen todos los colores del arcoíris en ellas. Era como estar en un episodio de Plaza Sésamo.
Una lenta sonrisa tiró de sus labios mientras se apoyaba en el cristal de la ventana y se cruzaba de brazos.
—Y él tiene un gato —se estremeció la señorita Chest—. Un gato del tamaño de un perro pequeño.
Willy no era fan de los gatos, siendo más un amante de los perros, pero aparentemente él lo encontraba más tolerable que la señorita Chest.
Hubo un golpe en la puerta, suave y casi vacilante. El reloj de la pared dijo que faltaba un minuto para las siete.
—¿Irás tú? —preguntó la señorita Chest.
Le disparó una mirada a la mujer. —Tú lo invitaste. Esta fue tu idea.
—Ese tipo de actitud no va a funcionar. Abre la puerta.
Willy se resistió a su tono exigente y casi había decidido lanzarla hacia el pasillo. La única cosa que lo paro era que su vida estaba en juego.
Cruzando el salón, pasó a la cocina y entró al vestíbulo. Respiró hondo y abrió la puerta.
Samuel.
Tenia el cabello muy bien peinado, justo como cuando lo vio en el club por primera vez. Un pequeño rubor cubria sus mejillas. Como se suponía que debían salir más tarde o alguna mierda así, llevaba una camisa gris oscura, con unos pantalones negros y unos zapatos negros tambien. Se veia bien.
Realmente bien.
Los ojos de color marron chocolate de Samuel estaban enfocados hacia el frente, pero no lo estaba viendo a él. —Lo siento si llego tarde —dijo.
—No es tarde. —Dio un paso al lado, y por primera vez en mucho tiempo, maldito tiempo, se sentía nervioso—. ¿Quieres algo de beber?
—El licor más fuerte que tengas —dijo Samuel, colocando su agarre en el mostrador de la cocina mientras pasaba junto a él. Él aspiró profundamente, la lujuria agitándose ante el olor a cuero.
Willy se dirigió al armario, pero la señorita Chest apareció de la nada.
—No creo que el alcohol sea una buena idea en estos momentos.
La columna de Samuel se puso rígida y se volvió a la mujer. —Si esperas que siga adelante con esto, necesito un trago. Un trago realmente fuerte.
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Para Siempre - Fanfic Wigetta
FanfictionGuillermo Diaz, reconocido Youtuber español, es uno de los mejores jugadores dentro -y fuera- de los videojuegos. Y en este momento, el notorio chico malo quiere a Samuel de Luque. Pero con su increíble cuerpo y sarcásticas réplicas, el vivaz Youtub...