You're Part of the Pack Now

Welcome to Jurassic World

Isla Nublar

Una gran reserva natural alejada a 193 mil kilómetros de la costa de Costa Rica.

Hace tiempo propiedad de InGen, una empresa de John Hammond, y lugar donde el primer parque se construyó: Jurassic Park. Al final de cuentas, resulto ser un fracaso—varias veces.

Ahora, veintidós años después, el sueño de John Hammond se ha vuelto realidad gracias a Simón Masrani, dueño de Masrani Global.

Jurassic World.

El parque no solo es una atracción turística. Su objetivo era combinar una reserva biológica, un zafarí, un zoológico y un parque temático. Era un lujoso resort con hoteles, restaurantes, un sinfín de actividades nocturnas y un campo de golf. Era un lugar muy especial donde científicos de todo el mundo podían venir y estudiar a todos los dinosaurios de todos los periodos.

Es por eso que Owen estaba aquí, en un ferri lleno de turistas donde no había casi ni espacio para respirar. Fueron dos horas de viaje hasta que llegaron a la isla y al bajar del ferri una pequeña ola de nauseas lo golpeo de repente. Todos los animales de la isla comenzaron a hacer eco en su cabeza. La primera vez que lo había experimentado fue una experiencia algo abrumadora que constantemente le causaba migrañas continuamente pero con el tiempo se convirtieron en pequeños dolores de cabeza y ahora se había acostumbrado a ellos. Pero aquí, cada mente era única, especial, sobre todo los depredadores. Los herbívoros eran un murmullo, casi como si estuvieran en el aire y eran fácil de ignorar, pero los carnívoros, especialmente el T-Rex y el Mosasaurus, eran una presencia muy imponente y con una mente completamente compleja, muy diferente a lo que había experimentado con otros depredadores.

"Te acostumbraras" Se consoló a sí mismo. Se mezcló entre la muchedumbre hasta que se topó con una mujer pelirroja vestida completamente de blanco y a su lado la que parecía ser su asistente que tenía un letrero con su nombre. Se acercó con una sonrisa en su rostro. La mujer hizo lo mismo.

"¿Sr. Grady?"

"Owen. Sr. Grady me hace sentir anciano" Clair asintió y le extendió la mano.

"Clair Dearing encargada del parque."

Clair le dio un pequeño tour por el parque, claro que tras bambalinas, fuera de la gran multitud de turistas. The Petting Zoo fue la primera parada. Los corrales donde tenían a varios triceratops, apatosaurios y estegosaurios estaban repleta de niños pequeños y ruidosos. Varias veces, los bebes corrieron hacia el en busca de protección. En cada lugar que Clair lo llevaba, los animales reaccionaban de una forma peculiar alrededor de él, la más extraña fue en el Reino del T-Rex, o de Rexy, como muchos la llamaban.

Llegaron justo a la hora de su siguiente comida, pero no apareció. Preocupados, varios de los trabajadores comenzaron ponerse ansiosos por todas las quejas de los visitantes que esperaban ver como Rexy devoraba su comida.

"¿Qué sucede?" Pregunto Owen.

"No lo sé, normalmente aparece cada dos horas para comer pero hoy no sé qué pasa." Dijo una de las trabajadoras de la jaula.

Curioso, Owen trato de buscar a la gran bestia. Entrecerró los ojos y recorrió la jaula con su mirada. Fue un pequeño truco que aprendió en la marina cuando realizaba misiones especiales con sus perros de caza. Al fondo, en una esquina, encontró una sombra entre los árboles. "Ahí" Señalo con el dedo cuando la había encontrado. Clair lo miro confundida y igual que la cuidadora pero las ignoro. "¿Hay algo ahí que llame su atención?"

"... No, solo es la puerta trasera pero no hay nada interesante por ahí" Owen asintió y trajo dos dedos a su boca dando un fuerte silbido que casi deja sordos a los que estaban cerca de él. La gran criatura giro en busca del sonido y comenzó a acercarse al punto de observación donde había varios turistas desesperados. El piso retumbaba con cada paso. Dio otro silbido y Rexy lo miro. Poco a poco fue caminando cerca de donde estaba la cabra sin dejar de silbar, el animal no aparto su mirada de él ni un segundo.

"Denme un bengala" Ordeno sin apartar la mirada del T-Rex y sin estar consiente de varias miradas sorprendidas y asustadas dirigidas hacia él. Alguien le entrego una bengala en su mano y la encendió, la lanzo hacia la cabra y Rexy devoro su almuerzo como siempre.

"Traten de enseñarle con sonidos y órdenes para la hora de la comida, así no habrá problemas para la siguiente función." Le dijo a la misma cuidadora de hace rato. Casi todos los ojos estaban en el. Nadie, en su sano juicio, había intentado decirle que hacer a la reina de Jurassic World.

Conoció el Laboratorio de Creación Hammond y al jefe de laboratorio, el Doctor Henry Wu.

"¡Oh, Sr. Grady!" Lo saludo el doctor. "Es un placer conocerlo"

"Owen" Corrigió y estrecho la mano del doctor. "El placer es mio"

Había algo en ese hombre que no le agradaba, no sabía si era por el hecho de que todos aquí simulaban a ser los dueños de la naturaleza. Estos animales no debería estar vivos, ellas ya se habían extinguido hace 65 millones de años y ahora estaban aquí, en un mundo donde no encajan y los han convertido en una máquina de hacer dinero. Pero aun así eran animales vivos y el adoraba a los animales. Lo contrario a Wu, que los ve simplemente como un objeto de laboratorio.

"Ya tenemos listo los huevos, podrían salir del cascaron esta semana. El resto de la descripción de su trabajo lo espera en su cuarto"

Mientras esperaba a que los bebes raptors salieran del cascaron disfruto de todo lo que tenía que ofrecer Jurassic World. Eso incluyo disfrutar de todos los restaurantes que había, en especial Margarita Ville. Como empleado del parque, todo era gratis. Aunque su cuarto era demasiado lujoso para su gusto. Le ofrecieron un bungaló que estaba en medio del área restringida, cerca de donde la futura jaula de los velociraptors estaría.

Y después de que le hicieran firmar un sinfín de papeles, los huevos comenzaron a moverse.