VII | A veces es ahora o nunca.

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|Martes 17 de Enero|

Capítulo VII: A veces es ahora o nunca.

Como era usual, ocupé los asientos del medio en el gran salón. A mi lado, una pelirroja me miraba de a ratos atentamente; creo yo, inspeccionando las facciones de mi rostro y quizás mi pelo lacio, envidiable por muchas.

Me recosté un poco más en mi incómodo y cuadrado asiento, tomando un lápiz y moviéndolo para todos los lados, pensando en el chico de ojos azules.

¿Me llamará? No mal interpreten, necesito terminar las ideas en mi cabeza sobre la saga, sacar mis propias conclusiones y por sobre todo... tener algo positivo que llevarme sobre este inesperado viaje.

Al Instituto Corlears había llegado en metro junto a Jared. Eran solo unos cinco minutos para llegar hasta el gran edificio color bordó, negro y gris. Simplemente había ventanas una al lado de la otra, así unas treinta o más. El edificio ocupaba toda la manzana asique supuse que era bastante grande. Lo corrobore al entrar por la puerta de dos accesos luego de subir una escalera de pocos escalones. Gracias a las señalaciones que había por todos lados, como en una transitada avenida, logré llegar al escritorio del Sr. Brocoks y luego a mi primera clase, Literatura.

Por lo que había podido observar en estos minutos en el que he estado aquí, los alumnos no salían de lo común. Olorosos, infantiles, repugnantes, nerds, populares, normales, marginados, punks y roqueros. Todo eso estaba allí, nada fuera de lo normal.

—Buenos dias, disculpen el retraso — habló el profesor dejando su maletín sobre el escritorio. Se sacó el sobretodo y sus guantes, dejándolos arriba de la mesa. Se había retrasado apenas dos minutos—. Como ya sabrán, hay una alumna nueva —me buscó con la mirada hasta que topó con la mía—. Su nombre es... —dejó en suspenso para que yo conteste.

—June, June Parker. —respondi algo tímida por el silencio y las miradas de aprobación y desaprobación.

—Bien, yo soy el profesor de literatura, Patrick Coleman. Se me ocurrió una idea para que trabajen tranquilos y en orden. Escribirán un texto sobre ustedes y se lo leeran a su compañero de banco para conocerse. Pueden redactar lo que ustedes quieran que dure más de una hoja. Luego me lo entregaran y será calificado. —un chico de los primeros asientos, levantó su mano— ¿Si? -apuntó el profesor al chico de anteojos.

— ¿Nos tomará una prueba sorpresa?—el típico nerd preguntó esbozando una sonrisa de felicidad. En un instante, los populares comenzaron a tirarle papeles echos bola.

Yo tambien quería tirarle. ¿A caso era estúpido? No, nerd.

—No, Rupert —Coleman río entre palabras. Toda la clase respiró menos el estúpido Rupert— Tendrán que escribir su propio texto —mi cara se iluminó—, describiendo todo lo que se acuerden sobre su corta pero creo que interesante vida. Lo que sea, hasta el mínimo detalle cuenta, ya que valerá la mitad de la nota del semestre —escuché voces de queja pero yo estaba super contenta. Esto no será un problema para mí—. Pero, solo un alumno tendrá la mitad de la nota, los demás deberán hacer una evaluación... Pero eso ya lo veremos —hizo una pausa—. Quiero que se esfuercen, no tienen nada que perder. Esto es prueba y error, no se den por vencidos si no logran tener la nota. Siempre hay segundas oportunidades. —me llamó la atención su última frase, la misma que Jared me dijo en mi habitación de Boston, tratando de disolver lo que mi padre me había dicho.

Desde mi punto de vista, no hay próxima vez, a veces no hay segundas oportunidades, a veces es ahora o nunca.

Pero... ¿Tendrán ellos razón? ¿Debería darle una segunda oportunidad a Rachel? Ésto costará mucho, mi cabeza está toda revuelta. Ahora sólo debo concentrarme en el maldito texto para obtener la valiosa calificación de Coleman.

Breve o EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora