Apretó su guadaña con ambas manos, sus dedos aguantados sujetaban con fuerza el largo tubo de aluminio, mientras que sus pasos se hacían eternos, a su vez que, el eco hacía resonar su zapateo por aquel lugar oscuro. Todo estaba en silencio y aquello era una mala señal, no habían rastros de lo que buscaba el Moreno y su único temor, era el hecho de sufrir una emboscada. Grell Sutcliff no se encontraba a su lado y algún descuido, marcaría su sentencia.
Pequeñas gotas de agua caían del techo y se desaparecían entre los charcos. Olía terrible, cómo si se hubiera llevado a cabo una matanza años atrás, el hedor a descomposición ponía de nervios al Moreno; La suciedad no era su fuerte y mucho menos, cuándo intentaba concentrarse de lleno. Estaba molesto y arrepentido de haber sido asignado a aquella tarea.
Su objetivo apareció de entre las sombras. El lugar era una fábrica abandonada, casi en las ruinas, aunque todavía mantenía la estructura en mayoría. Todo se encontraba oscuro, pero, su vista excepcional le permitía observar, lo que otros no podían. Frenó en seco y sujetó su guadaña, mordió sus labios y se encontró sin expresión alguna, el miedo no era una opción para él, además, lo último que quería, era mostrarse débil ante el rival.
-¡Vaya! -Exclamó el contrario con molestia -Creí que le había perdido, pero debe ser muy estúpido para insistir en mi búsqueda. Aquí me tiene, dispuesto a hablar -Sacó de lleno su figura. Se paró bajo una pequeña cortina de luz, procedente del hueco en el techo.
-Abominación -Ajustó sus lentes y se quejó con amargura -Es muy terco e inmaduro, le advertimos que no se metiera con las almas de nuestra propiedad y aún así lo hizo -Anunció el Moreno -Por tal motivo, debo darle caza -Frunció el ceño y medio abrió sus piernas, quería estar alerta ante algún movimiento repentino.
-¿Inmaduro? ¡Yo no soy inmaduro! -Negó el contrario soltando humos -Usted es el inmaduro -Se cruzó de brazos y notó cómo su interlocutor se indignaba.
-Yo soy el Gerente de la División de Administración Londinense -Anunció con aires de orgullo -Por lo tanto, mi deber es ser del todo serio en mi trabajo. En todo mi vivir me presento maduro -Volvió a ajustar sus lentes y esperó un contra ataque.
-¿Osa llamarme inmaduro? Aquí, al único mocoso que veo, es a usted -Entonces esbozó una sonrisa cargada de malicia y observó de arriba a abajo al Moreno.
-Tengo siglos -Respondió con modestia. No quería seguir alargando la conversación -Ahora, si me permite. Tengo que acabar con usted -Alargó su guadaña y comenzó a dar pequeños pasos hacia adelante.
-¡Ya déjeme en paz! -Gritó en un tono hostil y lanzó una carga de luz azulada al Moreno.
William cayó al suelo y se sintió aturdido, tenía bien sabido, que esas personas llamadas "Brujos" Usaban tácticas fantasiosas para persuadir al enemigo, sin embargo, no sabía que aquello dolería tanto. Sintió una punzada en su pecho, cómo si algo quisiera roer su carne. Un calambre invadió su pierna izquierda y perdió el equilibrio. Se derrumbó y su cabeza se golpeó con fuerza en el pavimento húmedo y allí, cerró los ojos.
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Grell estaba agotado, había corrido varios kilómetros en aquel bosque, sólo para intentar seguir el ritmo de William, sin embargo, no logró conseguirlo y con frustración, intentó seguir con sus piernas adoloridas a través de los troncos. No veía al objetivo y en el fondo estaba preocupado. No habían tenido problemas serios, desde que los demonios les dieron tregua años atrás, más los enemigos nunca descansan, en especial, habiendo otras especies deseosas de consumir almas.
Encontró la fábrica dónde se suponía que William había ingresado. Caminó para explorar su interior, pero se encontró totalmente asqueado. Cubrió su nariz con la mano derecha y con la izquierda, llevaba arrastrada su preciosa guadaña. Las aspas rayaban el suelo y hacían mucho ruido.
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El pequeño William
FanficUn hechizo, un pequeño confundido y un Pelirrojo que tendrá que hacerse cargo de todos los problemas.