Conversaciones

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Lily no pudo resistirse a visitar a Severus, aunque ya era la hora de la cena. Necesitaba verlo tras la declaración de Hermione. ¿Creía él que ella lo sabía? ¿Cómo se sentía?
Aligeró el paso todo lo que pudo y llegó a la enfermería. Se quedó paralizada en la puerta dudando si merecía la pena entrar o dejar la visita para el día siguiente. Sin embargo, la valentía Gryffindor la impulsó a girar el pomo de la puerta y entró. Se acercó a la cama del pocionista quien estaba inmerso en la lectura de un libro y no la vio llegar.

-Hola Sev-saludó ella mirándole con intensidad

Automáticamente él puso toda su atención en ella. Los ojos negros tomaron un brillo precioso que le hacía enternecedor, pero ella no lo captó.

-Hola Lily ¿Cómo estás?

-Bien. Te extrañaba y decidí visitarte.

Él sonrió como si le acabara de tocar la lotería. Ella correspondió a su sonrisa y recordó las palabras de la castaña. Se sonrojó y apartó la mirada. ¿Y si Severus le leía la mente? Había oído a Harry que era bastante bueno con la Legeremancia.

-¿Estás bien, Lily?

-Oh, sí, yo sólo...¿Cómo es que no te has casado, Sev?

Severus quedó perplejo ante semejante pregunta. ¿Por qué le preguntaba eso? ¿A qué venía el tema del matrimonio? Ella, viendo el gesto de él, decidió aclarar su pregunta.

-Perdona, quería decir que como un hombre como tú, bueno, valiente y fuerte...en fin...no sé. Cuaquier mujer se sentiría afortunada...o hombre, claro.

Los ojos del pocionista se abrieron aún más de par en par. Lily se puso roja al completo y no supo cómo salir de aquel lío. ¿Y si le decía lo que le había dicho Hermione? No, demasiado atrevido. Nerviosa y confundida decidió añadir un comentario más.

-Lo que quería decir es que si yo fuera ellas, estaría encantada de tener a alguien como tú.

Esta vez la cara del pocionista se relajó y una tímida sonrisa le pobló los labios. Ella se relajó y decidió cambiar de tema para no enredar más.

-¿Qué estabas leyendo, Severus?-dijo la pelirroja

-Un libro de pociones. Es un nuevo autor que...Bueno, eso. No quiero aburrirte.

Ella rió y el tuvo que cerrar la boca para que no se le cayera la baba.

-¿Cómo vas a aburrirme tú? Si eres encantador.

La cara de Snape se tornó roja y a los dos segundos la de Lily estaba del mismo color. ¿Qué narices estaba haciendo? Primero intentaba sacarle algo a Snape sobre su vida sentimental y después...¿coqueteaba con él?

-Perdona, Sev, pero no he cenado. Debería irme o se me hará muy tarde.

-No te preocupes Lily. Ve. ¿Te veo mañana?

La pelirroja afirmó con la cabeza y una sonrisa sincera. Él la contempló embelesado y la despidió con la mano. 

Aquella noche él durmió con la esperanza debajo de la almohada. Ella esperó a James, pero las horas iban pasando y ni él ni Sirius parecían tener ganas de acostarse temprano. Cuando Lily pudo conciliar el sueño, las dudas ya había empezado a cobijarse en su cabeza.

A la mañana siguiente, James dormía a su lado. Olía a alcohol y parecía haber llegado a altas horas de la madrugada. Decidió ir a desayunar ya que él dormiría hasta tarde y pasaría a visitar a Severus. Al pensar en él un nudo se le hizo en el estómago y las manos empezaron a temblarle.Interrumpió sus pensamientos para ponerse en marcha hacia el comedor. 

Mientras tanto Hermione acababa de terminar su desayuno y se disponía a empaquetar sus cosas, pero una mano la rozó el hombro.

-Buenos días, Hermione.

-Ho...hola Remus.

-Quería pedirte un gran favor, bueno, en realidad dos.

-Dime.

-El primero y más importante: No te vayas, por favor. Te necesito-suplicó el hombre-lobo con unas ojeras que indicaban que apenas había dormido-¿Lo harás por mí?

Ella no pudo resistirse a tal petición y le abrazó con todas sus fuerzas. Él la devolvió el abrazo con ternura.

-¿Y la segunda?

-Bueno, esta es menos importante, puede hacerlo otra persona. Me preguntaba si podrías quedarte con Teddy esta tarde.

-Oh, claro. Estaré encantada.

-¿Seguro?

-Claro, no te precoupes-resolvió la castaña con una sonrisa radiente.

-Gracias, preciosa. Ahora debo ir a darle el desayuno. Te veo luego.

Hermione le depidió con la mano a la vez que aparecía un color rosado en sus mejillas. La había llamado "preciosa". 
Lily se quedó mirando cómo la castaña despedia a Remus y sonrió. Ahora entendía lo complicado de ese amor de Hermione, pero ¿quién decía que era imposible?

-Buen día Hermione

-Oh, hola Lily ¿Qué tal? ¿Y James?

-Yo bien. Él supongo que de resaca.

-Vaya, espero que se le pase.

-Yo sólo espero que no sea rutina esto de las juergas. Es un peligro tener a James y Sirius juntos constantemente.

-Te entiendo. Son una versión extendida de Fred y George Weasley.

Ambas estallaron en una carcajada.

-Yo voy a desayunar ¿y tú?

-Acabo de hacerlo, pero puedo acompañarte si quieres.

-Claro, me gusta hablar contigo-declaró la pelirroja.

Así pues ambas se fueron al Gran Comedor a desayunar empezando a forjar una amistad bastante sólida.

Continuará...

Todos los muertos resucitan: Lily, James,  Sirius...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora