Era una fría noche de invierno. Recuerdo que no podía dormir y fui a dar un paseo: en el exterior, encontré a un lobo gruñendo, y con la saliva goteando por su boca. Por lo que observaba, estaba hambriento, así que volví atrás del camino para ir a casa. Saqué un poco de carne de la nevera y se la llevé al animal. La comió y, rápidamente, corrió hacia el bosque. Deseaba seguirle, pero mi cerebro presentía malos sucesos. Entonces, regresé a casa somnoliento. Ya dentro, dormí en mi dura cama. Allí es donde sucedió el sueño que me causó ansiedad, miedo, alivio, tristeza, y muchas emociones más.
Desperté en una sala oscura. Habían tres personas a parte de mí: mi mejor amiga (Ash), el chulo de clase (Takumi) y la nueva, que era Asuka. Al estar allí, todos me saludaron fríamente. Sin embargo, Takumi lo hacía por educación, porque le daba manía, me parece. De la nada, una voz muy grave empezó con mi pesadilla.
-Hola, alumnos de la escuela Maidokam. Os he elegido porque erais los más misteriosos y curiosos- dijo la voz desconocida.
-¿No podías haber escogido a Mitsuki? Esa chica si que es rara.- pregunté indebidamente.
Mitsuki era una chica rara y marginada. Se comportaba bien, pero Takumi comenzó un rumor de que ella estaba saliendo con un profesor. A partir del chisme, todos la empezaron a odiar, pero yo intenté hacerme amigo suyo. Claramente, desconfío de mí, cómo de las otras personas. Seguramente en su casa era de otra personalidad.
- Tu no decides a quien escojo. La dama era demasiado rara, y por eso, cogí a los de término medio.- contestó la voz borde.
-Por favor, sea lo que sea lo que nos quieras hacer, hazlo ya, porque estoy cansada de estar con el insolente- dijo Ash.
-Venga, haz lo que diga la mujer, Me está contagiando de asco- dijo el estúpido Takumi.
-Relajaos, pronto saldremos de aquí- susurró Asuka.
-Bueno, me voy a dejar de pamplinas, comencemos. Este juego consiste en que yo os abro puertas, que os llevarán a diferentes pruebas. Muchas de ellas con decisiones cruciales. Pero, cuidado con que elegís, porque podéis hacer morir a alguien de la sala- informó la voz.
Al acabar esa explicación, todos nos miramos, sorprendidos. ¿Acaso quería que nos torturáramos unos a otros? ¿Haría pruebas o experimentos mortales con nosotros, unos alumnos de Secundaria?