Capítulo 4: El extraño encuentro

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EL EXTRAÑO ENCUENTRO

Año 1440, ubicación, Venecia, Piazza Di San Marco.

Después de haber hablado con Federicci, me dirijí al puesto donde vendían los papeles y las plumas importadas, era una puesto pequeño pero solían atenderte muy bien, se llamaba Di Importazione Lorenzo.

Un mercado de confianza de la familia, siempre comprábamos allí, todo era de primera calidad y muy asequible.

Iba vestida con un vestido azul oscuro largo, mi cabello suelto y una cesta, pasaría desapercibida ya que, desde hace 2 años la seguridad nuestra era primordial porque padre no era tan querido como creíamos.

Al lado, vi un puesto donde vendían juguetes hechos de madera y recién fabricados, vi algo que supuse que a Fernando le podría gustar y no dude ni un momento en comprarlo, era una especie de ave, tenía todos y cada uno de los detalles, era hermoso, parecía real.

Era de noche, tenía más peligro que yo estuviera aquí, por tanto, me fui a andar a casa, iba algo distraída, pero no mire por donde iba, cuando menos me lo esperé alguien me empujó al suelo y caí.

-¡Au!,¡Mira antes por donde vas!.¡Qué daño!.-

-Perdón señorita no la había visto iba corriendo y me tropecé con vos perdonarme.-Vi que un chico joven, alto de cabello medio y de color moreno me extendía la mano para que me levantará, pensé:"No puede ser, es él, el chico con el que me choque la primera vez hará 4 años.".

-No importa estoy bien.-

-Señorita no intentéis levantaros por vuestro propio ya que tenéis una herida en la pierna, déjeme ayudarla.-

-No hace falta he dicho que estoy bien.-Intente levantarme pero la herida me ardía y yo no podía levantarme sola, así que, decidí cogerle la mano.

-Gracias.-

-No hace falta que las deis, pero, ¿Qué hace una hermosa dama sola por las calles de Venecia a estas horas?, es peligroso.

-Bueno tenía que...hacer unos recados, y...¡Oh no!, el juguete esta roto, ¿Qué voy a hacer ahora?.-Mi mirada se entristeció, el juguete que tanto podía gustarle a Fernando, tenía las patas y las alas rotas, no podía entregárselo, no de esta forma.

-¡Vaya!, era algo importante para vos verdad?.-

-Si, era una regalo.-

-No os preocupéis si me permitís, os ayudaré a repararlo.-

-¿Vos?.-

-Si, tengo un amigo que repara cualquier cosa y cualquier objeto, es bueno y no me llevará nada.-

Decidí mirar por un momento a sus ojos, aunque mi corazón palpitaba a 200 por hora, pero por alguna razón, me fiaba de él.

-De acuerdo pero, ¿Cómo sabré donde recogerlo si se repara?.-

-Tranquila se que por alguna razón nos volveremos a ver.-

-De acuerdo aunque no me habéis dicho como os llamáis.-

-Gilberto, a su servicio.-Me cogió de la mano y me dio un leve beso, después me miro a los ojos.

-¿Y vos gentil dama?, ¿Cómo os llamáis realmente?.

-Sofía.-Sonreí.

-Hermoso nombre para alguien como vos.-

-Gracias, ahora si me disculpéis pero tengo que regresar a casa.-

-No podéis.-

-¿Por qué?.-

-Necesitáis primero que os curen la herida, hay un medicci cerca de aquí, os acompañaré.-

-No hace falta puedo apañármelas. sola, gracias.-

-Insisto, y es muy tarde, no quiero que sufráis daño alguno.-

-Esta bien.-

Andamos hasta llegar al medicci, me preguntaba porque se quería preocupar tanto por mi, si ni siquiera me conocía, después de que la herida estuviera curada, me miro disculpándose una y otra vez por lo que había pasado.

-Mis disculpas por el daño causado.-

-No os preocupéis de verdad, estoy bien ha sido algo leve.-

-Podría acompañaros a casa?.-

-Si vos queréis, no hay problema.-

-Es que es muy tarde y no deberíais andar por aquí sola.-

Deje que me acompañase a casa, no se porque pero, parecía como si ya le conociera de antes.

Mi casa estaba cerca solo se tardaba 3 minutos en llegar, fue muy cortés viniendo conmigo aun sabiendo que él, se tendría que ir después solo.

-Gracias por acompañarme a casa Gilberto, tened cuidado.-

-No os preocupéis Sofía, vivo a 2 minutos de vos.-

Palabras que resonaron en mi cabeza, vivía cerca de mi, ¿Cómo es que solo le había visto 1 vez en 4 años?.

-Entonces es bueno tener a personas como vos cerca de mi, por lo menos ya no puedo decir que no conozco a nadie de aquí, exceptuando a los amigos de mi familia claro, pero de mi misma edad no, mi mejor amiga se mudo hará mucho tiempo a Florencia, por lo tanto me alegra saber que puedo tener un amigo en quien confiar.-Sonreí ampliamente, jamás había tenido una sonrisa tan grande.

-Gilberto esta a vuestro servicio, si os surge cualquier problema aunque sea pequeño, llamarme, o simplemente pensar en mi nombre, yo acudiré en vuestra ayuda.-

Vi como se alejaba a toda velocidad y trepando por cada edificio, pensé que eso solo lo hacíamos mi hermano y yo pero, con esto, el también lo sabía hacer, no entendí porque pero, por lo menos podía sentirme yo misma.

Llegué a casa, tuve que esconder las cesta puesto que las plumas estaban algo rotas y los papeles arrugados, no quería que se cabrearán por tanto, lo guarde en un cajón y lo arregle por la mañana para que entregárselo a padre, fui a su despacho y lo dejé encima de la mesa, había otra nota, pensé que era la misma pero cuando la leí...:

"La vida de tu familia incluso la tuya está en peligro,

habla conmigo en cuanto puedas, os están tendiendo una emboscada,

os han traicionado y puedo que sufráis las consecuencias, eso no puedo permitrilo,

visitarme y hablar conmigo en el mismo sitio de siempre."

Att: Un gran amigo.

Cada vez tenía más preguntas y mi miedo comenzó a notarse, ¿Peligro?.

Juré proteger a mi familia con mi vida aunque costará la muerte pero, no sabía que con 18 años, esa frase se convertiría en realidad, deje las cosas y salí del despacho de padre corriendo, casi a medio llorar.

Me fui a dar una vuelta hasta llegar a una iglesia lo cual, trepé hasta llegar a lo alto, fui mucho más ágil y rápida que la última vez, algo había podido aprender y me quede allí pensando y observando, tras de mi, oí una voz.

-Buenos días querida Sofía.-

No me giré porque estaba en estado de shock pero su voz...me era muy familiar.

Bendecida por las sombras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora