Parte 1

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El hipnotizado por la Luna y el deseo de poseerla, de tenerla, de conservarla para el, no para los dos sino solo para el.

Ella hechizada por la misma Luna que inexplicablemente le provoca un extraño sentimiento de deseo ¿sera lujuria? No, no es lujuria, es simple deseo. La Luna siempre tan imponente y lejana le despierta el deseo de tocar y le produce un chisporroteo de estrellas entre sus piernas.

El y ella fundidos en un desesperado beso lleno de deseo y pasión "vamos a un hotel" dice ella mientras le muerde el labio y mete la mano derecha entre sus pantalones "a un hotel no, mejor vamos a mi casa" responde el con la respiración agitada y la voz entrecortada. El temor a recaer en una de sus practicas cleptómanas poco decentes lo orillan a preferir su propia casa que es donde guarda su vida y encierra sus temores ante un frío cuarto de hotel en donde no habría nada en juego, nada mas que pasión, sudor, gemidos y el tacto de su desnuda sexualidad. Robar jabones, toallas, sabanas o papel higiénico no era exactamente su idea de pasar una noche ideal, pero sabia que en la serenidad de su casa donde todo le pertenecía no habría nada para tomar excepto aquella morena de fuego que tenia encima y le frotaba el sexo mientras le susurraba groserías al oído.

"En tu cama o en la mía, da igual pero hay que hacerlo ya" dice ella al terminar  el largo monologo descriptivo de posibles practicas sexuales entre su amante recién conocido y cada parte de su perverso cuerpo de mujer.

La pasión que los posee los obliga a salir de la discoteca en la que estaban, y no estaban, metidos. No estaban porque desde el momento en que se vieron el uno al otro bailando sobre la pista bajo las luces entendieron que el uno era exactamente lo que el otro buscaba,

Entre beso y carcajada caminan en una calle de Madrid lo que parece ser un vago acompañado de una aparente prostituta iluminados por el brillo de la Luna y arropados por el frío del sol ausente.

Ella vestida de azul con un vestido ridículamente corto, montada en zapatos con tacón de aguja y con el pelo alborotado sobre la cara.

El con unos jeans rasgados que tomo prestados y jamas devolvió, una camisa negra y unos zapatos que compro en abril.

Muy borracho la toma en brazos sin saber porque y ella solo ríe como loca mientras maldice a la Luna y piensa en cojer, "¿se podrá cojerse a la luna?" Pregunta mirando el reluciente pedazo de queso plateado y el presumiendo de cuerdo, sobrio y normal le dice que esta muy borracha y no puede pensar con claridad.

Ellos tendidos en una cama tratando de disfrutar del cuerpo del extraño que la discoteca y el alcohol les regalo. El vestido azul yace en el suelo junto a los jeans rasgados, la camisa negra esta en una silla desde donde observa el vaivén de cuerpos desnudos sobre la cama, e inexplicablemente la ropa interior que no esta en el suelo descansa en la mesa de la cocina. El parece estar feliz con el insaciable apetito sexual de su amada, nunca había conocido una mujer así que lo dominara en la cama y que disfrute el sexo mas que el.

Ella se aprieta a su cuerpo en medio del orgasmo y el explota dentro de ella con la fuerza de millones de espermatozoides que encuentran su lecho de muerte en lo frío de un condón.

El la besa tiernamente en la frente y le agradece por el derrame de placer y orgasmos producidos. La abraza a su cuerpo y encontrándola dormida da por terminado el coito celestial que entre tragos de lujuria ha bebido y exhausto por la cabalgata que ha pasado se duerme entrelazado a la morena de fuego que tiene entre sus brazos.

La Ninfómana Y El Cleptómano.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora