Capítulo 1

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4 años, 4 duros años de estudio, muchas prácticas y demasiados pacientes. Los pacientes son lo mejor de mi profesión, enfermería, pero también pueden llegar a ser lo peor. Aún recuerdo mi primer día de prácticas, fue en la planta de hematología, un paciente al que fui a tomarle la tensión me miró y me dijo:
- ¡Qué guapa! ¿Cuántos años tienes?
- 20. Le dije con una sonrisa de oreja a oreja, porque eso sí, ya puedes estar tú hecha una mierda que ante los pacientes no se te puede olvidar la sonrisa en la cara.
- Pues te hacía más jovencita, tengo un nieto que te encantaría.
Y ahí la frase que estando de prácticas más te repetirán. Me hubiera gustado decirle que preferiría que me presentara a su nieta que estaba sentada a su lado, pero bueno, tampoco era cosa de escandalizar al pobre hombre.

Esos años de prácticas pasaron y ahora ya soy toda una enfermera, inexperta y novata, pero enfermera al fin y al cabo. Tengo 22 años, ojos prácticamente negros, pelo castaño y más blanca que la leche. El sol y yo nunca nos hemos llevado muy bien, yo intento hacer migas con él, provocarle para que se me pegue, e incluso alguna que otra vez me he desnudado ante él, pero nada. Él sigue ignorándome y yo sigo con mi moreno de flexo.

Pero lo mejor de todo es que después de tirarme 1 mes mandando mi currículum, a todos los hospitales y clínicas existentes en España, ¡me han llamado! Me han dicho que en una semana empiezo a trabajar en el Hospital La Paz de Madrid, la putada; tener que trasladarme allí. Madrid me encanta, he estado muchísimas veces y tiene un encanto particular, pero tener que dejar Andalucía, me duele demasiado y no sólo por mi tierra sino por mi familia que es lo que más quiero en este mundo. Pero bueno, nos hacemos mayores y tenemos que buscarnos las castañas, como decía mi abuelo.
Me he buscado un pisito cerca del hospital, no es nada del otro mundo, pero puedo pagarlo y además el hecho de no tener que levantarme 2 horas antes para llegar al trabajo me gusta bastante. La casera, ha sido súper amable y además tenía pinta de no ser de las típicas pesadas. Eso le da muchos puntos al piso, aunque este fuera una mierda.

Hoy he quedado con Patri. Ella es una amiga especial, fuimos amigas durante mucho tiempo hasta que me declaré, no soy persona de declararme en plan: eres el amor de mi vida. Me gusta ser libre y tener mi espacio, así que le dije que me gustaba, pero que no quería nada serio y ella aceptó. Hemos pasado 2 años magníficos juntas, pero ahora que me voy no quiero dejar aquí ese tipo de ataduras. Así que he quedado a las 15:00 para decírselo en nuestro bar de siempre. 

Cuando la veo entrar me doy cuenta que realmente la voy a echar mucho de menos, es la mujer perfecta. Rubia, ojos verdes, 1,70m y un cuerpo de infarto. Me fijo en cómo todos los allí presentes la miran descaradamente y no los culpo, yo haría exactamente lo mismo ante semejante monumento. Así, que cuando llega a mi mesa me permito el lujo de plantarle un beso de esos que no sueles dar en público y dejarlos a todos con la baba caída.
-¿Qué haces? Me dice Patri ante mi actitud tan posesiva. Nunca la había besado para marcar terreno y eso la había extrañado.
- Simplemente me apetecía besarte; le digo con una gran sonrisa.
- Ya, besarme y hacerme un hijo aquí mismo, jajajajajaja.
- Jajajajajaja. Esa es otra de las cosas que más me gusta de ella, su sentido del humor y el manejo del sarcasmo que tiene .
Fue una comida distendida, los hombres no paraban de mirarla y me jodía. Nunca me había pasado, será porque se que ya nunca más la voy a hacer mía. Y, realmente, voy a extrañar mucho nuestras sesiones de sexo. No sé cómo decirle que en unos días me voy, así, que decido soltarlo sin más preámbulos:
- Me han dado un trabajo en Madrid, Hospital La Paz. Salgo en unos días para allá.
Puedo ver su mirada de asombro y decepción al mismo tiempo. Sin embargo, me sonríe y me dice que me vaya bien. Se levanta y se va. Me quedo allí como una estúpida, sé que debería ir tras ella pero creo que es mejor así. De todas formas ella y yo nunca tuvimos nada serio y es mejor cortar por lo sano.

Con esta fría despedida me dispongo a preparar las cosas para Madrid.

Rozando el cieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora