Capítulo #1

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-¡¡No!! –Gritó desgarradoramente- ¡¡No me toques!!

Jalé de mi cabello descargando mi frustración en el. La miré a los ojos, sus ojos, bellas esmeraldas que ahora lloraban. No puedo respirar. Me duele en el alma verle así, y todo por mi insaciable necesidad de sentirme TODO un hombre a poder tener un romance con otra chica que no fuera mi novia.

Luna, es una chica de 24 años, es de piel pálida, cabello largo y oscuro, un iris del color de las esmeraldas, labios pequeños, facciones marcadas, baja en estatura, delgada, inteligente, más de lo usual, muy inteligente, rebelde en percepción de la idealización y astuta. En su espalda esconde un millar constelaciones que recorren su camino hasta su vientre.

Nos conocimos en un bar, ella estaba borracha, y yo no me quedaba atrás. La estuve observando toda la noche desde que llegó y todos mis amigos sabían que buscaba una pequeña aventura de una noche. La encontré visualizándome e incluso estudiándome de forma directa desde que me encontró observándola. Ella se acercó y me pregunto que qué yo esperaba de ella mirándola como lo hacía. Sonreí ante su pregunta, pero lo más que me sorprendió fue su ingenuidad. Esa noche la invite una copa más y entre coqueteo y alcohol solo obtuve un beso en la mejilla. Porque déjeme les explico, en toda mujer inteligente y astuta siempre se esconde un rincón de ingenuidad.

Al día siguiente cuando desperté la encontré a mi lado en ropa interior, nos encontrábamos en la cama de un motel, semidesnudos, entre sabanas y una nota junto a la coqueta que decía:

Son las 4:03 a.m.

Un caballero no deja sola una dama. Estamos semidesnudos porque teníamos calor, estamos en la misma cama porque solo teníamos para una habitación. Y no ha pasado nada más allá de un beso en la mejilla la noche anterior.

Cuando ella despertó, fue lo mejor. Comenzó a gritar como una lunática porque no sabía quién yo era. Y pensaba que la había ultrajado. Gracias a los dioses se tranquilizó cuando leí la nota con letras distorsionadas.

Esa tarde cuando salimos del motel, saque dinero de mi tarjeta y al invite a comer. Mientras tomábamos una taza de café esa misma noche, ah, porque por cierto, nos envolvimos hablando y pasamos toda la tarde allí, me di cuenta que sería siempre agradable conversar con ella. Y solo con un par de horas supe que no me podría desasear de ella tan fácilmente.

Tres meses después nos habíamos vuelto los mejores acompañantes de la soledad. Ella era soltera, así que disponía de mucho tiempo para hacerlo que ella le viniera en gana. Yo tenía una prometida, pero llevábamos cinco años comprometidos y ninguno de los dos se dignaba de poner fecha a la boda. Mi novia, corrijo, mi prometida para ese entonces llevaba seis meses estudiando idioma y cultura en Francia así que todas las tardes hablábamos por "Facetime" y las noches yo las pasaba con Luna.

Luna, no sabía que yo tenía novia, bueno prometida. La tarde que la invite a mi apartamento para ver una película me encargue da sacar todo lo que pudiera dar indicio de que tenía una relación. Aunque bueno, con ella era difícil ocultar algo, luego de que vimos la película nos pusimos a beber y eso termino en el gran desastre "¡¡CABRÓN TIENES NOVIA!!" Pero ella era única, comenzó a reír como foca retrasada, corrió todo el apartamento hasta llegar a mi cama y se lanzó como una gaviota en caza hacia ella. Se golpeó la cabeza y quedo quieta, por un momento pensé que tendría que deshacerme de un cadáver, porque no tendría forma lógica lo sucedido. Luego de reírse una vez más ante mi mirada, se acomodó, dio golpecitos a su lado y me dijo: "Ven, acuéstate conmigo, dime cómo es ella."

Luego de resumir en dos palabras como era mi novia: "Chica estereotipo."

Me dijo: No me acostare contigo, ni si quiera lo había pensado antes de saber que tenías novia.

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⏰ Última actualización: Jan 31, 2016 ⏰

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