ESPECIAL Karako

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A PARTIR DE ESTE PUNTO LOS CAPÍTULOS TENDRÁN YURI. 

Tenía que hacer un especial de ellas xD. Muchas gracias por todo el ánimo que me brindáis.


Era temprano por la mañana y Karako tenía que abrir su gimnasio de fitness para empezar las clases. Estaba a tope de energía y quería enseñar a los demás a cuidarse y a mantenerse en forma.

- ¡Yosh!- Levantó la mampara de metal con fuerza y entró en sala, encendiendo las luces.

Puso música y comenzó a calentar a solas delante del espejo, admirándose. Hizo estiramientos y comenzó a hacer zumba muy animada.

Unos golpes la desconcentraron de su entrenamiento matutino. Vio por el espejo que era una chica con el pelo castaño claro y con el flequillo hacia al lado. Sus ojos eran muy serios.

- Buenos días.- La saludó.

Karako apagó la música y se acercó a ella. La miró bien, de arriba abajo. No era una de sus alumnas.

- ¿Qué se te ofrece, cara de ángel?- Le dijo en un tono alegre y meloso a la vez.

- Esto...- Sacó unos vales del bolsillo.- Me dieron esto en la estación, pone que son para unas clases gratis.

Karako miró los vales y sonrió.

- ¡Claro! Pero la clase empieza dentro de media hora.- Tomó los vales.- Puedes cambiarte en el vestuario ya si quieres.

- Vale.- Hizo una pequeña reverencia y fue hasta el vestuario siguiendo las indicaciones.

Karako la miró irse y miró su espalda, su trasero y sus piernas.

"Esta chica está en buena forma" Pensó sonrojada. Agitó la cabeza y tomó una toalla para secarse el sudor.

Unos minutos después salió vestida con ropa de deporte. Una camiseta de tirantes y unas mallas. Había recogido su pelo en una trenza que caía por su espalda.

- Ya estoy.- La avisó.

- ¿Es la primera vez que haces ejercicio?- Le preguntó para evaluar su experiencia.

- Es la primera vez que vengo a un gimnasio, más bien.- Se encogió de hombros.

- Tienes buena figura.- La miró de nuevo, echando aire por la nariz.

- Gracias...- Dijo ella extrañada porque la mirase así.

- ¿Cómo te llamas, por cierto?

- Me llamo Rinko.

- ¡Ah! Qué nombre tan bonito.

- ¿Y usted?- Preguntó curiosa. Le recordaba mucho a Karamatsu.

- ¡Yo soy Karako!- Se puso a hacer flexiones y estiramientos en el suelo. Rinko la miró con vergüenza ajena.

Los alumnos empezaron a entrar y saludaron a Karako. Esperó unos diez minutos a que todos estuvieran en su sitio.

Comenzó con los estiramientos y luego con zumba. Se fijó en Rinko, se la veía agotada pero le seguía el ritmo. Eso le gustó y puso el nivel más alto.

- ¡Karako-sensei, es la primera vez que se esmera tanto!- Dijo una de las alumnas con cansancio.

- ¿Qué hará que la motive?

- A lo mejor se ha tomado una bebida energética...

Karako rió y miró a Rinko por el espejo. Seguía bailando a su ritmo, agitando su trenza y sudando. Se sonrojó y cerró la boca al verla tan colorada y con los ojos brillantes. Se notaba que estaba disfrutando del ejercicio.

- ¡Bien chicas! Ahora estiramientos para no tener agujetas y tomar mucha agua con azúcar.- Le informó a sus alumnas todavía con el sonrojo en las mejillas.

Rinko se puso a estirarse de piernas pero no llegaba. Karako fue y la ayudó, poniendo sus manos en su espalda y empujándola.

- Gracias.- Agradeció Rinko, abriéndose totalmente de piernas. Karako se mordió el labio. Vio como una gota de sudor de Rinko se deslizaba desde el cuello con lentitud hasta desaparecer por la camiseta. Pasó saliva.

"¿Pero qué me pasa?" Se secó la baba que se le caía por la comisura de los labios. Rinko se dio cuenta de esto, pero no dijo nada, sólo se sonrojó.

Todas se fueron dispersando poco a poco. Se despidieron de Karako y entraron al vestuario o a ducharse en las duchas comunes.

Karako también entró a coger sus cosas. Vio a Rinko coger una toalla, champú y gel.

"¿Se va a duchar aquí?" Se sonrojó de inmediato. Tomó sus cosas de aseo y también fue a ducharse.

No quería admitir que le atraía mucho, pero daría lo que fuera por verla desnuda. Se quitó la ropa y entró en la ducha, escuchando el ruido del agua caer.

Algunas chicas ya se iban de la ducha y saludaron a Karako. Rinko al escuchar su nombre se alarmó y miró de reojo.

Karako se puso a su lado, con timidez. Estaban a solas.

Rinko tomó el champú y se puso a lavarse el pelo.

- Esto... ¿Qué tal el primer día?- Le preguntó mientras ella también comenzaba a enjabonarse.

- Bien...- Se apartó un poco de ella, roja, pero Karako la siguió.- Oye... escucha... Tengo novio.- Le dijo, aclarándose el pelo y mirándola.

- Normal, una chica guapa como tú...

Rinko se sonrojó un poco y miró a Karako a los ojos. Se aguantaron la mirada durante unos segundos, rojas.

Karako se acercó y acarició la mejilla de Rinko con un poco de miedo, por si se apartaba, pero Rinko se quedó allí.

La ducha paró y se quedó una escena de charcos y humedad entre ellas.

- Tu novio podría no enterarse...- La besó sorpresivamente en los labios, dejando a Rinko con los ojos abiertos. Poco a poco la fue envolviendo en sus brazos y la tomó de la nuca, profundizando el beso.

Rinko abrió la boca por instinto y cruzaron las lenguas de una forma muy caliente. El agua dejaba sus pieles mojadas y deslizantes.

Karako atrajo sus caderas a las suyas y mordió su cuello, haciéndola gemir.

- Karako-san... esto no está bien...- Se estaba arrepintiendo mucho. Karako lamió su mejilla y luego la besó.

- Sólo un poco.- Le guiñó un ojo mientras abría sus muslos y metía su dedo corazón en el interior de Rinko.

Jadeó al sentir aquel dedo moverse con facilidad dentro y fuera de ella. Abrazó a Karako por los hombros fuertemente. Notó la respiración de Karako agitada también.

Karako besó a Rinko de nuevo porque notaba que llegaba al clímax. Introdujo otro dedo y con la otra mano la agarró del trasero, clavándole las uñas con deseo.

- ¡Ah!- Gimió, contrayéndose y viniéndose en sus dedos.

Cuando se relajó, Karako sacó sus dedos y los miró pervertidamente.

- No pensé que serías tan fogosa.- Rió sonrojada. Rinko hinchó mofletes y por instinto le dio un pequeño empujón.

"¿Por qué la he empujado? Sólo hago eso con Karamatsu..." Pensó, mordiéndose el labio.

Terminaron de ducharse y salieron. Tomaron las toallas, secándose.

- ¿Vas a venir más veces a mis clases?- Preguntó Karako ilusionada. Rinko sonrió un poco.

- Si quieres que venga me las tienes que poner gratis.

Rinko se rascó la nariz, complacida.

- Por ti, lo que haga falta.


Seis veces (Seis novias para seis hermanos - Osomatsu-san)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora