"Una carta de 20 años"

Jamás olvidarte.

Eras perfecto, dulces ojos, tierna sonrisa.

Nuestra vida era complicada, éramos jóvenes y estábamos enamorados, bueno... yo aún estoy enamorado.

Te conocí un 25 de diciembre en una fiesta con mis amigos después de navidad, aún recuerdo tu sonrisa cuando entraste a la habitación, era cálida y pacífica, como si a tu lado nada malo pudiera pasar.

Terminaste viviendo en el departamento que compartía con los chicos. Comenzamos a ser amigos, teníamos gustos parecidos. Recuerdo que nos sentábamos a escuchar tus canciones en la azotea del edificio mientras yo acariciaba tus rizos dorados.

Poco a poco me enamoraba de ti, pero había un problema: Yo era un chico, y tú también.

Me deje creer que jamás me darías una oportunidad y como un cobarde escondí mis sentimientos, conformándome con tu amistad.

Pasó el tiempo, creí que te superaría con su paso. Pero no lo logre. Jamás lo logré.

Me confesé el 26 de diciembre del año siguiente, afuera de una pizzería, yo iba pasando con James y tú estabas con Matt comiendo, recuerdo que sentí tantos celos que sólo pude correr hasta él y golpearlo. James me alejó de él y me saco de la pizzería, tú lo seguiste y le pediste que nos dejara solos. Recuerdo la expresión de tu rostro, una mezcla entre furia y desconcierto, luego tu voz seria y temblorosa. Aún recuerdo tu voz suave preguntándome que qué había sido eso. Mirándome a los ojos como si no lo supieras. Recuerdo que te grite que te amaba, y luego me di la vuelta esperando tu rechazo.

"¿Y te vas? ¿Dices que me amas y huyes? Qué gran tipo de persona eres. ¡Lo peor de todo es que yo también te amo, idiota." Gritaste cuando yo caminaba hacia el departamento.

Recuerdo que balbucee girándome hacia ti, mientras te abrazaba preguntándote si era enserio.

Recuerdo que te besé por primera vez ese mismo día en un callejón, había una rata hurgando en un basurero. Pero para mí, fue hermoso.

Esa noche nos quedamos dormidos en la misma cama, no era la primera vez, pero esa fue especial. Recuerdo despertar y mirar tu rostro asimilando que no era un sueño y que si me correspondías.

Nuestra primera cita fue en aquella pizzería el 27 de diciembre, en la ventana que daba al parque, recuerdo lo hermoso que te veías sonrojado cuando te decía lo que sentía.

El 29 de enero fue nuestra primera vez. Partió como un besó. Estaba tan nervioso de hacer algo que te dañara.

Aún puedo oír los te amor susurrados al oído.

Aún puedo sentir tu olor en las sabanas.

Recuerdo que ambos tomamos una adicción por morder al otro.

Recuerdo las primeras marcas que te hice, al fabricarlas me sentí orgulloso. Luego sentí tanta culpa que temía tocarte otra vez. En mi mente también está tu voz diciéndome que lo habías disfrutado y no te arrepentías de nada.

Pasaron meses. Salíamos al parque a jugar y correr. Íbamos a las cafeterías a leer. Recuerdo aquella vez que me caí en el lago y me obligaste a ir por ropa nueva. También recuerdo tu expresión cuando la dependienta me coqueteó, fue hermoso.

Recuerdo, lo molesto que fingías estar cuando te cargaba luego de hacerlo. Amaba tu ceño fruncido, aún lo hago.

Otra cosa que se me viene a la mente es lo mucho que odiabas que te dijera princesa, porque me decías que eras un hombre. O cuando te frustrabas porque yo temía que me dejaras y me encerraba en mí mismo mientras tú me susurrabas que jamás me dejarías. Quien iba a pensar que tendría razón en temer eso.