Capítulo 15

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Entró en la minúscula habitación y cerró con llave la puerta. Cerró los ojos para no mirar a su alrededor e, instintivamente, caminó hacia la cama y se dejó caer en ella cual largo era. Ni siquiera se había preocupado por desvestirse para no arrugar el caro traje que llevaba puesto.

Tomó la almohada con sus manos y se la llevó hacia el rostro aspirando el aroma de Harry que, aun después de dos meses, emanaba de ella. ¿O acaso era su desesperación lo que le hacía pensar que aún tenía la esencia de él? Él no estaba seguro de eso, pero lo que sí que sabía era que tenía un dolor en el centro de su pecho y que nada lo aliviaba. Quería a Harry. Necesitaba a Harry. Todo su mundo se había reducido a Harry...

Aquella mañana había conducido hasta la casa de los Styles. La señora Priscila lo había llamado para pagarle sus honorarios y él había acudido con la esperanza de poder ver a Harry, pese a que el dinero realmente pertenecía a "Tomlinson e hijo".

Lo había visto, ciertamente, pero no se había acercado a él. Ella le había indicado que su sobrino nieto estaba en el jardín e, incluso, le había acompañado hasta el patio, señalando el sendero que discurría entre los ordenados y altos setos.

Louis había caminado por él y lo encontró en lo más profundo, sentado en uno de los bancos de piedra, con las manos cubriéndole la cara y la humedad de sus lágrimas resbalando por sus delgados dedos. Su primer impulso había sido el correr hacia él, tomarlo en sus brazos y besarlo desesperadamente, pero en el momento en el que quiso dar un paso adelante, Harry levantó la cara de su refugio y le gritó al querubín de piedra de la fuente que estaba frente a él:

- ¡No soy tu puta! ¿Me oyes señor Tomlinson? ¡No lo soy!- se levantó del banco de piedra y se lanzó contra la pequeña estatua, zarandeándola con rabia como si quisiera sacarla de su pedestal- ¡Te odio! ¿me oyes? ¡Te odio!

Louis retrocedió instintivamente, sintiendo cada palabra atravesando su corazón, como puñaladas certeras. Harry estaba destrozado por lo que él le había hecho y no era para menos. Aquel llanto le había conmovido hasta el punto de sentir cómo le arrancaban de cuajo su misma alma. Él no había sido mejor que aquellos cuatro hijos de puta que lo habían golpeado y violado hasta casi la muerte. No. Él había sido mucho peor: Harry había confiado en él y lo había buscado para pedirle su ayuda y él le había correspondido con una espantosa traición; y ahora podía ver con sus propios ojos las devastadoras consecuencias que se había cobrado en Harry. Él lo odiaba con una virulencia que quemaba como el fuego.

Se había retirado de allí tan silenciosamente como había llegado. No quería ver que el chico lo mirase cara a cara con toda aquella ira que le embargaba y que hacía convulsionar su frágil cuerpo.

No podría soportarlo.

Golpeó una y otra vez la almohada con desesperación al ver que no podía contener las lágrimas al recordar al Harry que había visto en el jardín. Harry, su dulce Harry... un revoltijo de extremo dolor que lo había tornado violento y descontrolado, cuando apenas un par de meses atrás lo había tenido en sus brazos todo sumisión y complacencia sexual. ¿Qué iba a hacer sin él? ¿Cómo iba a sobrevivir sin él? Hasta que casi lo había perdido, no se había dado cuenta de la enorme importancia del chico en su vida. No había sido sólo una puta para él, no sólo una vía de escape a sus perversiones sexuales... Pero él se había percatado de todo lo que Harry significaba para él demasiado tarde.

Pretty Harry - LARRYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora