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Las sabanas blancas parecían de seda al contacto con piel. Estaba cansada, muy cansada. Trabajo y mas trabajo. Una larga ducha me había relajado y ahora me encontraba envuelta tan solo con una toalla. Un leve picor de mi zona baja me desemperezó y me senté en la cama dejando la toalla caer en mis piernas y mis pechos fuera. 

Un leve rumor recorrió mis mejillas al contemplarme en el espejo casi desnuda, y mi pálida piel ponerse de gallina por el frío. Él me había dejado, y realmente lo extrañaba, extrañaba mucho como me hacia sentir lo llena... No se porque pienso en el todo el tiempo, porque parece estar en todas partes, por que esta tan dentro de mi. 

Estoy despeinada y ojerosa, pero trato de alegrarme de alguna manera. Así como estoy dejando la toalla de lado y caminando desnuda hacia la cocina tomo un vaso con agua, lo bebo dejo en la lavavajillas. Verme reflejada como estoy me gusta. Tanto que me siento en la fría mesada de la cocina, donde tengo otro espejo largo y angosto gusto frente de mi. 

Suspiro. Y inevitablemente pienso en el. En sus caricias alrededor de mi cuerpo, en sus besos..Y cuando mis pensamientos van subiendo de nivel, el picor en mi entrepierna va creciendo de a poco.

Primero desde el cuello, hasta los hombros con la palma entera tocándome despacio y deteniéndome con cuidado en mis dos pechos, los masajeo de un lado al otro y haciendo círculos como caricias hasta que mis dos pesones están duros y erectos, sin despegar la mano izquierda de mi pecho, bajo con la derecha por el costado de mi cuerpo hasta mi muslo, donde de a poco por la cara interna voy separando mis piernas. Abro los ojos que ni me di cuenta que cerré, i me observo detenidamente.

Yo con la boca abierta deseosa... deseosa de Él. Un Él que no volvería. Convencida de que podría ser feliz y de darme mi propio placer sin él empiezo a descender con ambas manos por mi vientre. Separo más mis piernas y observo los labios de mi vagina mientra empiezo a tocarme la cliriotis.

Lentamente, en círculos, una y otra vez hasta mi espalda se encurba y un jadeo sale de mi. Mientras que con una mano estiro desde mis labios hasta mi cliriotis con fuerza de arriba a abajo, con la otra empiezo a introducir un dedo por mi vagina. Otro jadeo. Decido ir  mas despacio, y vuelvo con otra en mi pecho en cual ahora masajeo sin piedad. Mis dedos se vuelven amos de mi ser, y aunque estos hacen milagros, no puedo dejar de pensar que es el quien debe hacerme el amor, no mis juguetes de masturbación que estoy tentada de utilizar. 

Ahora estoy alocada, excitada, húmeda y deseosa. Mirarme al espejo así hasta a mi hace que me sonroje. Cuando mi climax estaba a punto de ser alcanzado, el timbre de la puerta suena. Lo ignoro. Vuelve a zonar y reniego saltando de la cocina y acercándome a ella y poniendo el oído contra la puerta pregunto "¿Quien es?" 

Escucho la respiración de la otra persona del otro lado de la puerta, pensar que cualquiera puede estar del otro lado y yo aquí desnuda me excita, sobre todo teniendo en cuanto lo que hace segundos estaba haciendo.

"Soy yo"

Inmediatamente abro la puerta, con los ojos bien abiertos lo recibo, atónita y paralizada. Él me abraza con fuerza, con posesión y yo me dejo estar en sus brazos. No hay preguntas. Ni peros. Ni reproches. Ahora queremos ser solo Él y yo.

 Apoyándome contra la puerta y con ahora las piernas enrolladas en la cintura, Empieza a besarme, sus labios me reclaman y yo los acepto. Su aroma, esa mezcla tan suya me vuelve loca, meto mis dedos entre sus cabello castaño y lo jalo. El besa primero mi labio inferior y luego mi superior, dejando en este suaves besos, besos que aclararían dudas en otras ocaciones, pero se que esto es lo que es, sexo, no más ni menos, Él es así. Aún no se como es que le sigo el juego.

Su lengua me invade mi boca y yo jadeo, su cuerpo lo empujo más cerca del mio, y noto como él también lo necesita, como su erección a través del pantalón me llama a gritos y que sus manos ya no están en mi cintura sino en mis pechos, teniéndolos con cuidado, como si de cristal se trataran. 

Mes deshago de su chaqueta de cuero y el queda en camisa, mientras que Él besa mi cuello con pasión y lentitud. Le toco el pene por fuera y el se estremece, mi otra mano que estaba en su espalda ayuda a la otra a deshacerse de el cinturón, baja el cierre. Contemplo con picardía su boxer gris, y como es que el se deshace del resto de sus pantalones y boxer, dejándose desnudo El también.

Vuelve a besarme con devoción y sutileza, yo me aferro a su espalda, pero el me deja apoyada en el aire sobre la puerta, de una embestida entra en mi, se queda allí durante unos segundos, mi respiración se entrecorta y el se retira unos poco centímetros y empieza con un ritmo lento. Una y  otra vez, mientras que yo dejo mi cabeza en su hombro el acelera, junto a mi placer.

Cinco...Seis...siete veces, hasta que la fuerza parece no satis hacerme del todo y sin darme cuenta frito un desmedido "¡Más!" y él me la mete hasta al fondo sin reservas y la saca y mete con fuerza.

Entre jadeos y gritos llenos de lujuria y placer por parte de ambos el tan ansiado orgasmo llega. Primero a mi y después a el, el ritmo se calma y se corre, y ambos satisfechos, embobados el uno por el otro. Esta vez soy yo la que lo abraza con fuerza y el a mi. Mi corazón bombea a dos manos, estar tan cerca en único, me hace sentir completa. Pero el miedo siempre tiene lugar en una partida, asì que pregunto, en un susurro en su oído;

" Por favor...¿Te quedarías?"

Y el me contesto sonriendo, mientras colocaba ambas manos a lo largo de mi cabeza:

"Jamás me quise ir, y ahora, nada, pero absolutamente nada me separará de ti"



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⏰ Última actualización: Feb 01, 2016 ⏰

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De pasiones y tormentas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora