Epílogo: Un beso y un adiós

158 8 1
                                    

Comenzaron a soltar las bridas que tenían atado a D.Ignacio, y D.Fidel se acercó a hablar con Myriam.

-Tienes que parar el maleficio, debemos encontrar al creador de las Kinesis.

-Os dije que ya no había vuelta atrás, no hay nada que hacer.

-Tendrá que haber algo, sino seguiréis teniendo estos poderes. Estuve mirando las grabaciones de mi despacho y vi que entró D.Ignacio, por eso pensaba que era él, pero ahora que sabemos la verdad, el maleficio no cambiará nada, solo parará la explosión, pero no os quitará los poderes.

D.Ignacio se acercó y habló con ellos.

-Tiene razón, yo solamente quería activar vuestras Kinesis, pero los poderes ya los teníais de antes, y D.Fidel, al ser el profesor de química, pensaba que habría sido él.

-Pues entonces debemos buscar otra solución -dijo Myriam intentando controlar el humo que salía del caldero.

Mientras hablaban sobre como solucionar el problema del hechizo Violeta volvió a reencontrarse con Víctor. Se fundieron en un abrazo eterno que duró un par de minutos, hasta que volvieron a hablar.

-Tengo mucho miedo Víctor, ¿qué pasará si el maleficio funciona? No seremos los mismos.

-Lo sé, esta aventura nos ha cambiado a todos, y hemos perdido a muchos compañeros, nada será igual al volver al instituto.

Sus otros amigos se unieron a la conversación.

-¿Qué pasa tortolitos? -Preguntó graciosamente Mario, mientras Violeta y Víctor, se miraban profundamente.

-¿Os dais cuenta de que nada va a ser lo mismo? -preguntó Víctor.

-Saúl a muerto, y no creo que el maleficio lo reviva -respondió Carlos-, al igual que los compañeros contra los que luchamos antes.

-Después del maleficio, ¿los recordaremos? -preguntó Violeta.

-No sabemos qué es lo que podrá pasar, pero podemos preguntar, si lo prefieres -respondió Carlos.

El grupo de amigos se dirigió al caldero donde se encontraban los dos profesores y varios alumnos más.

-¿Recordaremos a Saúl? -preguntó Carlos a Myriam.

-No lo sé, la magia puede crear diferentes historias, una en la que sepáis que existe, pero haya muerto, otra en la que exista pero nunca lo hayáis visto, o incluso que nunca hubiera existido.

Alba se acercó a D.Ignacio y le suplicó:

-Por favor, necesito volver a ver a Saúl. Usted sabe lo que pasaba entre nosotros, ¿verdad?

-Sí, pero, el hechizo está apunto de causar efecto, y es imposible que podamos cambiar nada, lo siento Alba, se que erais almas gemelas, y de verdad creo, que estabais destinados el uno para el otro. ¡Pero estos lo mataron!

-¡Lo hice para proteger a Myriam! -respondió gritando D.Fidel.

-¡Pues, si la hubieras dejado morir, no hubiera ocurrido todo esto!

-¡BASTA! -gritó Myriam-. Mirad el caldero.

Del caldero comenzó a salir más y más humo, con diferentes colores, al principio eran azules, pero después se cambiaron a un tono lila y rosa, y cuando el humo comenzó a cubrir el suelo, ya tenía un color rojizo. El humo cada vez les cubría más partes del cuerpo y se estaba esparciendo por toda la sala a gran velocidad. Varios alumnos intentaron abrir la puerta, pero fallaron en el intento, estaban encerrados. Cuando el gas les llegaba a la cintura, a D.Ignacio se le ocurrió una idea.

-Ya se cómo solucionarlo, solamente hace falta un mensaje de texto -dijo mientras escribía en su móvil y enviaba el mensaje-. Espero que funcione.

Víctor se acercó a Violeta y le dijo:

-Si no vamos a recordar nada después del maleficio, es hora de decirte lo que siento.

Violeta puso cara extrañada pero antes de que pudiera decir nada, sus labios se fundieron en un beso eterno y el gas llenó toda la habitación. Antes de que se quedaran inconscientes la puerta volvió a abrirse, y el humo se dispersó por toda la ciudad en cuestión de segundos.

KinesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora