Capítulo 59

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Cuando llegaron, Naruto agarró la mano de Gaara y se alejó del estacionamiento donde se encontraba Sasuke, que ahora realmente estaba vomitando en la acera. Cuando habían bajado de la moto el ojiazul empezó a girar de una manera muy rápida, y si contábamos que el azabache se sostenía de la parte trasera de la moto y no de su cintura, se sintió morir en más de una ocasión. Este no entendía cómo debía tratar al rubio para que no fuera tan brusco con él, y aunque aún lo odiaba, debía aparentar respetarlo un poco más para ganar mayor confianza.

Porque a pesar de todo, él sería quien descubriría su secreto aunque le costara la vida.

-¿Uchiha san, se encuentra bien? –le murmuró el profesor de alemán, que se encontraba ayudándolo junto con el de francés.

Ustedes también caerán con él, solo espérenlo, rumió su mente mientras fingía seguir en lo suyo.

No estaba seguro de cuanto podía confiar el rubio con él, pero si de algo se podía valer era su concepto de ser humano. Él creía que todos los normales eran débiles y fáciles de engañar, pues se encontraba en un gran error. Sasuke Uchiha no caería en algo como ello. Su primera fase después de darse cuenta de esto era hacerle creer que necesitaba su ayuda incondicional, solo para que de esa forma el otro no creyera que en cualquier momento se podría dar la contra a sus opiniones.

La segunda fase sería que Naruto sea más cercano a él, tal vez como mejores amigos o hermanos de otra sangre si es que se les quiera llamar así. El cagón del ojifuego era una molestia, estaba seguro que este no se había tragado toda su mentira, tenía muchas sospechas. Pero al mismo tiempo era igual de orgulloso que el rubio, por lo que no tendría una clara noción de lo que debía estar ocurriendo en ese momento.

La tercera y más importante, era saber a quién informar de esto. Era una mafia, estaba seguro. Y no solo ellos que misteriosamente llegan de quien sabe dónde, sino los directores, la cafetería, profesores en su mayoría, y hasta su mismo hermano. Esa voz que le comentaron no solo lo alertó a él, el de marcas en las mejillas también debía estar desconfiando de su hermano en ese momento. Por lo que si quería descubrirlos debía ser precavido con las personas a las cuales les pasara información.

Y por último, darle a conocer su verdadera apariencia. El rubio le había llorado dos veces como una nena a pesar de todo lo que se decía, y las únicas formas de acercarse a alguien es a través de su tristeza y vergüenza. Si logras combinar ambos puedes crear un vínculo fuerte con el otro.

-Descuide –susurró cuando sintió todo su estómago fuera-, me encuentro bien.

Ambos profesores le dijeron que podían llevarlo a la enfermería, pero este se negó diciendo que estaba tarde y que debía ir a sus clases. Ambos le sonrieron antes de dejarlo solo, lo cual aprovechó para obtener más información.

Él había leído un libro de motos hace un tiempo, y en la zona futurística aparecía ese modelo tan descomunal. Si ellos fueran profesores ¿Cómo rayos habían hecho para pagar 3? Aún más preocupante, el rubio tenía armas en su casa, armas reales con las cuales podía atacar y matar cuando se disponga.

Debía ser cuidadoso.

-¿Qué es lo que te toca? –escuchó preguntar el pelirrojo al asesino.

-Algebra –murmuró con una expresión que se podía tomar entre burla y felicidad-, pero después química con ese tipo medio raro del lunes. Tengo ganas de ver su cara –dijo sonriendo esta vez.

Él tenía razón, tal vez nunca lo comprendería, pero no podía dejar las cosas como estaban. Su autoimagen de héroe no se lo permitía.

-¡Sasuke kun! –gritó la pelirroja cuando llegó a su casillero. Iba igual que siempre, con ese rojo indomable pelo por todas partes tapándole la vista-. Te estaba buscando para ir juntos –susurró, agarrándose como una lapa de su brazo derecho.

Buscado por amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora