Curso de Milagros 1-2

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Te queremos muchísimo nuestro Dios 

Capítulo 13

EL MUNDO INOCENTE

Introducción

1. Si no te sintieses culpable no podrías atacar, pues la condena­ción es la raíz del ataque. 2La condenación es el juicio que una mente hace contra otra de que es indigna de amor y merecedora de castigo. 3Y en esto radica la división, 4pues la mente que juzga se percibe a sí misma como separada de la mente a la que juzga, creyendo que al castigar a otra mente, puede ella librarse del cas­tigo. 5Todo esto no es más que un intento ilusorio de la mente de negarse a sí misma y de eludir la sanción que dicha negación con­lleva. 6No es un intento de renunciar a la negación, sino de afe­rrarse a ella. 7Pues la culpabilidad es lo que ha hecho que el Padre esté velado para ti y lo que te ha llevado a la demencia.

2. La aceptación de la culpabilidad en la mente del Hijo de Dios fue el comienzo de la separación, de la misma manera en que la aceptación de la Expiación es su final. 2El mundo que ves es el sistema ilusorio de aquellos a quienes la culpabilidad ha enloque­cido. 3Contempla detenidamente este mundo y te darás cuenta de que así es. 4Pues este mundo es el símbolo del castigo, y todas las leyes que parecen regirlo son las leyes de la muerte. 5Los niños vienen al mundo con dolor y a través del dolor. 6Su crecimiento va acompañado de sufrimiento y muy pronto aprenden lo que son las penas, la separación y la muerte. 7Sus mentes parecen estar atrapadas en sus cerebros, y sus fuerzas parecen decaer cuando sus cuerpos se lastiman. 8Parecen amar, sin embargo, abandonan y son abandonados. 9Parecen perder aquello que aman, la cual es quizá la más descabellada de todas las creencias. 10Y sus cuerpos se marchitan, exhalan el último suspiro, se les da sepultura y dejan de existir. 11Ni uno solo de ellos ha podido dejar de creer que Dios es cruel.

3. Si éste fuese el mundo real, Dios sería ciertamente cruel. 2Pues ningún Padre podría someter a Sus hijos a eso como pago por la salvación y al mismo tiempo ser amoroso. 3El amor no mata para salvar. 4Si lo hiciese, el ataque sería la salvación, y ésta es la inter­pretación del ego, no la de Dios. 5Sólo el mundo de la culpabili­dad podría exigir eso, pues sólo los que se sienten culpables podrían concebirlo. 6El "pecado" de Adán no habría podido afec­tar a nadie, si él no hubiese creído que fue el Padre Quien le expulsó del paraíso. 7Pues a raíz de esa creencia se perdió el conocimiento del Padre, ya que sólo los que no le comprenden podían haber creído tal cosa.

4. Este mundo es la imagen de la crucifixión del Hijo de Dios. 2Y hasta que no te des cuenta de que el Hijo de Dios no puede ser crucificado, éste será el mundo que verás. 3No podrás compren­der esto, no obstante, hasta que no aceptes el hecho eterno de que el Hijo de Dios no es culpable. 4Él sólo merece amor porque sólo ha dado amor. 5No se le puede condenar porque él nunca ha con­denado. 6La Expiación es la última lección que necesita aprender, pues le enseña que puesto que nunca pecó, no tiene necesidad de salvación.

I. Inocencia e invulnerabilidad

1. Dije anteriormente que el Espíritu Santo comparte el objetivo de todos los buenos maestros, cuya meta final es hacerse innecesa­rios al enseñarles a sus alumnos todo lo que ellos saben. 2Eso es lo único que el Espíritu Santo desea, pues dado que comparte el Amor del Padre por Su Hijo, intenta eliminar de la mente de éste toda traza de culpabilidad para que así pueda recordar a su Padre en paz. 3La paz y la culpabilidad son conceptos antitéticos, y al Padre sólo se le puede recordar estando en paz. 4El amor y la culpabilidad no pueden coexistir, y aceptar uno supone negar el otro. 5La culpabilidad te impide ver a Cristo, pues es la negación de la irreprochabilidad del Hijo de Dios.

2. En el extraño mundo que has fabricado el Hijo de Dios ha pecado. 2¿Cómo, entonces ibas a poder verlo? 3Al hacerlo invisi­ble, surgió el mundo del castigo procedente de la tenebrosa nube de culpabilidad que aceptaste, y que en tanta estima tienes. 4Pues la irreprochabilidad de Cristo es la prueba de que el ego jamás existió, ni jamás podrá existir. 5Sin culpabilidad, el ego no tiene vida, y el Hijo de Dios está libre de toda culpa.

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2013 ⏰

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