CAPÍTULO 1

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Llega cinco minutos antes de la hora prevista. A pesar de ser las diez de la mañana de un sabado hay mucho movimiento en las calles.
Llega al cruce y mira atenta al semáforo, esta verde, y sin frenar el paso camina hasta el pequeño puente.
Cuantos momentos a pasado justo en este puente de metal y madera, se inhibe en sus recuerdos durante unos segundos. Se plancha el vestido con las manos y se coloca bien el abrigo mientras mira sus zapatillas comverse. Sigue caminando hasta llegar justo a la mitad del puente, baja la mirada y mira la madera que tiene bajo los pies como suelo, sin dejar de mirar saca su smartphone del bolsillo del abrigo y mira la hora, aún quedan un par de minutos.

Ya pasan unos minutos de las diez y ella sigue allí pillada en la barandilla mirando hacia el puente más cercano donde están las vías del tren, de repente uno pasa, sonríe, sabe que el puede haber bajado en ese tren y en menos de cinco minutos estará allí a su lado.
Vuelve a sacar el smartphone del bolsillo pero esta vez no se fija en la hora sino en la imagen de fondo de pantalla, un chico, su chico.
Contempla la media cara que aparece en la pantalla y no puede evitar sonreír al ver sus grandes ojos verde o su cabello rizado que le cae por la frente, por último antes de mirar de nuevo la hora y bloquear su smartphone mira la perfecta sonrisa torcida y las ganas de besarle aumentan.

Continúa allí esperando se sienta apoyada en la baranda y mira hacia arriba una figura metálica en forma de arco que decora el puente de lado a lado,"-Como me gustaría poder ver lo que se ve subida allí arriba-".

Ya pasan más de diez minutos desde la última vez que comprobó la hora, son casi las diez y cuarto. Se levanta del suelo y observa su alrededor, no le ve. Se vuelve a sentar y saca nuevamente su smartphone clica el botón central para ver si tiene alguna notificación o mensaje, pero no hay nada.

Vuelve a contemplar la foto pero ya no tan alegre.

Ya son las diez y vente se levanta y fija los ojos en la calle por donde debería aparecer, por un instante le parece verle caminar por esa calle pero, sólo es una mala pasada que le crea su mente y sus ansias por verle.

Una lágrima cae por su mejilla cuando aparta la mirada y empieza a caminar, se frena en seco y se seca los ojos con los puños del abrigo como una niña pequeña y continúa caminando. De lo único que tiene ganas es de llorar y de quitarse el estúpido vestido que lleva puesto, en casa se vía preciosa ahora se ve horrible y se siente estúpida por habérselo puesto.
Aunque este enfadada le preocupa si le a podido pasar algo grave y por eso no este puntual, si fuese así se sentiría peor que ahora.

Al llegar al edificio donde vive como de costumbre da una patada a la puerta de abajo que tiene la cerradura rota desde que tiene memoria, con tal mala suerte de que un vecino estaba a el otro lado se echa la mano a la boca de inmediato no sabe si reír o pedir perdón, no a pasado nada, la puerta metálica no le llegó a dar, pero, si del contrario hubiese pasado, podría tener la nariz rota o algún diente o aun peor podía haberse caído hacia atrás y golpearse la espalda con las escaleras incluso romperse la cabeza.
Finalmente se decide y balbucea:

- Lo... Lo siento mucho.

- Tranquila vecina no a pasado nada.- dice mientras se abre paso para salir al exterior.

- Por suerte.- suspira aún sabiendo que ya está muy lejos como para oírla.

Empieza a subir los escalones para llegar a su piso.

"Hey listen"

El sonido de el hada Naví de zelda, uno de usa juegos de su infancia, indica de una notificación, hace como ai no lo hubiese oído pero el sonido vuelve a sonar, y una tercera. Saca el smartphone del bolsillo y mira quien es. Son tres mensajes de whatsapp.

Hola nena
Que tal estas
??

Pero.. No se lo puede creer, es él, como se atreve a hablarle como si nada después de ni dignarse a aparecer a la cita.
Fue idea suya irse a trabajar con su hermano, y sabía que debería mudarse a otra ciudad, en teoría debería estar aquí. Pero no está.
Piensa que responder a esos mensaje pero al llegar a la puerta de su casa guarda el smartphone en el bolsillo y saca las llaves. Abre y cuelga el abrigo mientras aún no a cerrado la puerta, le da un pequeño empujón con las caderas para cerrar y empieza a quitarse la ropa a cada paso que da hasta llegar a su habitación, mira todo lo que tiene relación con el y empieza a cogerlo todo y lo mete en un pequeño baúl rosa de cuando era pequeña en el que aún hay un par de juguetes. Corre al baño y enciende el agua, esta sola en casa y eso le da libertad para pasearse en ropa interior, mientras prepara todo lo que necesitará para un buen baño en el que llorara sus penas. Va a la cocina y por el camino recoge la ropa que había lanzado al suelo de la entrada y el comedor hace unos minutos y lo deja en el cubo de la ropa sucia.

Mientras se llena la bañera, mira la nevera para averiguar que puede comer hoy, desde que su madre encontró pareja va cada fin de semana a verle y ella se queda sola en casa, y por no ser diferente este no será diferente a los demás, saca un par de lonchas de queso y jamón y coge la bolsa de pan de molde y lo deja en la encimera. Este finde será tranquilo aunque no podrá evitar romper a llorar cuando se vea sola en la noche.

TEENS LOVEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora