Capitulo 3: Dolor

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Recordé perfectamente el momento en que me dormí. Es la primera vez que me sucede algo así. Sentí una sensación de vacío profundo, algo que me faltaba en el pecho... y dolía.

Podía verme sentado entre toda esa oscuridad. Desolado, aterrado, sin nadie en quien sostenerse. ¿Es así en verdad como me sentía? Su rostro, mi rostro... Da mucha pena. Me veo patético tan solo ahí. Nadie en quien confiar.

Alguien apareció. ¿De quién ese cabello tan raro? Un color negro, pero era una oscuridad distinta a la del fondo. Su color negro... Brillaba.

Se acercó y cuando toco su cabeza, sentí que algo se movió en mi interior. No podía ver su rostro. Ese Kei lo miro con lágrimas en los ojos y sin pensarlo dos veces, se tiro a sus brazos a llorar.

Ese chico lo acuno con su cuerpo completo. Veo tan bien como corresponde amorosamente, dando toda su alma en ello. El calor de ambos casi era uno solo.

— Shh, tranquilo, ya no llores...— Su voz era suave, como un susurro de esos que se lleva el viento. Sentí un cosquilleo en mi nuca al oírla— ... Estoy aquí. Te amo.—

Amor.

¿Qué es lo que los mantenía tan unidos de esa forma? ¿Tendré a alguien que me quisiera así? ¿Sera el tan misterioso "amor" los que hacia actuar a las personas de esa manera?

No me he enamorado nunca; yo no sentí esas dichosas mariposas en el estómago, no me quede dormido en la noche por llorar, no tartamudeo frente a alguien, no sentí impulsos de abrazar y besar a alguien. Me pregunto, ¿Cómo se sentiría si tuviera esas emociones?

¿Sentiría algo "Magnifico" como lo dice Akiteru?

Sinceramente no estoy dispuesto a entregarme a esas experiencias tan patéticas. Gastan tiempo y te hacen ser estúpido, tonto y descerebrado. No tienes control de ti mismo...

El chico de cabello negro seguía acariciando a mi otro yo, que se había dormido entre sus fuertes brazos. Lo rodeo con sus piernas, literalmente con todo el cuerpo, como si quisiera protegerlo de esa oscuridad... Pero, ya los tenía rodeados.

"Kuroo."

Una brisa pareció correr, y como granos de arena, se los llevo con él. Desaparecieron.

Era el momento de despertar.

"Kuroo, ayúdame."


— ¡Kei, Kei!— La voz de Akiteru hizo que sus ojos se abrieran completamente. Era como si hubiera tenido una pesadilla. Su respiración agitada, ese sudor frio que sentía en el pecho, el corazón latiendo a toda prisa... y lágrimas.

— ¿Qué fue... lo que sucedió?— balbuceo el chico de anteojos llenando de aire sus pulmones, pero no parecía bastarles. Se sentó y llevo una de sus manos a la frente para limpiar un poco del agua que caía, también en sus ojos. Parecía que corrió una maratón bastante difícil; pero no era nada de eso, era una pesadilla. Una bastante horrorosa que tal vez por eso no podía recordarla.

— Kei, ¿Estas bien?— Akiteru lo tomo de los hombros preocupado por el estado tan inusual de su hermano. Desde todos los años juntos, nunca había visto una reacción así.

— ¿Qué sucedió?— volvió a preguntar, todavía en shock. Quería entrar en razón, estar calmado, pero su corazón no le dejaba tranquilo.

— ¿Es que no recuerdas nada? Estabas dormido, y de la nada empezaste a gritar...— Dijo el mayor mirando con precaución al menor que seguía sin poder salir de su asombro.

— Yo... ¿Gritaba?— Su voz no salía normal. Claramente, estaba asustado por algo. Por más esfuerzo que ponía en recordar, era en vano, no lograba nada.

— Oh si, tienes suerte de que este cuarto está alejado del de nuestros padres.— Suspiro y se sentó a su lado, sin soltarlo por si acaso. Su porte se volvió serio, y asusto un poco al menor. —Dime con sinceridad, Kei. ¿Quién es Kuroo?—

Sueños Compartidos [Yaoi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora