— Rubí, cariño ¿ya estas preparada?— Eso creo mamá — Llevo desde las 6 de la tarde intentando peinarme y escoger el "outfit" adecuado como dice mi madre. Son las siete y cuarenta y cinco minutos, se suponía que salíamos a las ocho. Pero alguien ha retrasado las cosas. Y por ese alguien me refiero a mí.
— Cariño, ya se nos hizo tarde, sal con lo que tengas puesto — una pausa — no espera, déjame ayudarte.
Mi madre entra a mi habitación con su vestido acampanado formal color vino, ella siempre tan perfecta.
— ¡Mamá!
— Estas hermosa cariño, ahora sal de la habitación y sube al auto. — Me saca a empujones de la habitación hasta las escaleras y vuelve para apagar las luces.
Al final de la escalera está papá con su acostumbrado traje pero con una corbata que va a juego con el vestido de mi madre.
— Cariño estas hermosa —Sonríe tan naturalmente que le llega a los ojos, una sonrisa autentica.
— ¿Realmente tengo que ir? — llego hasta donde está él y le abrazo.
— Si cariño, ya lo hablamos, además seguro que te diviertes, los Thomas tienen un hijo de casi tu edad.
— Pero va a ser otro niñato mimado como los de siempre.
— Rubí hall que no se te ocurra decir eso de nuevo — El grito de mamá llega desde arriba, papá se separa de mí y la observa encantado.
— Tan hermosa como siempre — Ambos se quedan mirándose un rato y la situación parece no tener fin por lo que me doy la vuelta y me dirijo afuera a esperarlos.
Después de 20 minutos de viaje y 10 minutos de charla sobre cómo debo comportarme en una cena formal por parte de mi madre, llegamos.
— Rubí, cariño ¿Me prestas tu bolso? — Sin respuesta arrebata mi cartera y comienza a hurgarla — ¡Ajá! Toma cariño.
— Eso es mío mamá, te pido que me lo devuelvas. — le tiendo la mano pero me ignora completamente.
— No tienes edad para el consumo de bebidas alcohólicas señorita, y hoy no va a ser la excepción. — baja del auto seguida de papá, él le entrega las llaves al señor que estaciona los autos por lo que debo bajarme antes de que me lleven al estacionamiento, aunque...
— ¡Rubí!
Ash, ya se dio cuenta, les sigo adentro del "simple lugar" como lo había llamado mi padre, pero vamos, esto no tiene nada de simple, está decorado en blanco, oro y rojo, tiene arañas de cristal suspendidas en techos de casi 6 metros de altura y está lleno de sujetos en trajes, ah si, se me olvidaba, el piso es afelpado.
— ¡Aquí están! — un hombre se nos acerca y le tiende la mano a mi padre, ambos sonríen y dejan de lado la formalidad dándose un abrazo — ¡No sabes cuánto te extrañé Edgar! ¡Y Eliza por Dios! ¡Igual que el buen vino, más hermosa según pasan los años!
Mientras están entretenidos en sus cosas me escabullo por un costado y tomo de la bandeja de uno de los mozos una copa de algo alejándome del lugar y dirigiéndome a la zona segura. La barra, la cual está casi vacía a excepción de un sujeto encorvado con campera de cuero y zapatillas converse.
Tomo asiento alejada del sujeto y me concentro en el barman, es joven y probablemente sin experiencia, tal vez si me juego bien mis cartas pueda conseguir uno que otro trago.
— Hola — Dejo mi copa casi vacía en la barra y coloco delicadamente mi pelo detrás de mi oreja mientras el chico se da vuelta y clava sus ojos en mí, le devuelvo la mirada. Es rubio y tiene unos ojos azules de encanto.
— H-hola — La copa que estaba limpiando casi se cae de sus manos por lo que procede a colocarla en su lugar.
— Soy Ru ¿Tú cómo te llamas? —
— Michael — Le sonrío cálidamente mientras juego con la copa enfrente de mí, sé que con eso dirigiré su atención a mi escote el cuál tiene corte en V y deja ver bastante desde el ángulo adecuado, sobre todo cuando tienes talla 110.
— Entonces Michael ¿Cuánto hace que trabajas aquí?
— Oh, estoy sólo por hoy, cubro un turno — Lo mejor que me pudiste haber dicho Michael.
— Ahh ya entiendo ¿Qué tal te está yendo en tu primer y único de día de trabajo?
— Bastante bien a decir verdad, es tranquilo.
— Oh, no quiero asustarte, pero espera a que sean las 2 de la mañana y este lugar es un desmadre.
Su cara refleja temor por lo que paso a reír sutilmente.
— No te pongas así, es una broma, suele ser bastante tranquilo — se desinfla y el temor se nota que se le va un poco — ¿Qué tengo que hacer para que me des un trago Michael? — Uso mi voz seductora pero apenas termino de decir la frase una risa nos sobresalta y ambos miramos al sujeto encorvado de chaqueta de cuero.
— Eres tan predecible que das penas — El sujeto levanta su cabeza gacha y varios mechones de pelo rubio pasan a cubrirle los ojos mientras ríe — Usar a un joven inexperto para conseguir un trago, eso es estar desesperada.
— ¿De qué hablas idiota? — Sé que mi rostro está colorado, y no es por vergüenza de que descubrieran mi plan, más bien es de ira de que este inepto se me esté burlando en mis narices.
— De ti pendeja, de ti coqueteando con el pobre chico inexperto para intentar conseguir un trago — me observa directo por primera vez y detecto un par de ojos color miel, muy bonitos a decir verdad ¡Pero que haces estúpida, no le mires de esa forma, el patán te está haciendo quedar mal!
— No. Me. Vuelvas. A. Decir. Pendeja. — Ese si era un adjetivo calificativo que no me gustaba para nada.
— Ay es verdad, perdona, creo que ni siquiera tienes la edad de una pendeja, acaso no crees que tus padres estén preocupados buscándote, preocupados por su pequeña niña — Me colmó, ya no podía permanecer ahí, me levanté con la copa en mi mano y al pasarle por el lado la vacié encima del tipo empapándolo. — Eso sí que no me gustó.
Me encogí de hombros y me alejé rápidamente del sitio buscando la mesa de mis padres y sus amigos, fueron fáciles de encontrar.
— ¡Rubí! Cariño ¿A dónde te habías metido? — las palabras de mi madre salen demasiado calmadas pero su mirada se dirige directo a la copa que hay en mi mano, olvidé dejarla en la barra.
— Bueno, Carl, Hanna, esta es nuestra hija Rubí — Ambos me observan sonriendo y me acerco a saludarles con un beso.
— Pero que belleza — Dice Carl — ¡Oh! Pero miren quién ha llegado, Adam, hijo.
Me doy la vuelta y el sujeto de la barra empapado está parado atrás mío y con mi cartera en sus manos.
— Cariño ¿Qué te ha pasado? — Nuestras miradas se encuentran un momento.
— He tenido un accidente, nada de qué preocuparse mamá — me tiende la cartera — Olvidaste esto.
— ¿Ya se conocían? — Pregunta mi padre cuando tomo mi cartera, estúpida de mi por habérmela olvidado.
— No — Respondo al instante antes de que él se me apresure y me dirijo a mi asiento.
Él toma asiento justo enfrente de mi y no puedo evitar mirarlo y ver la leve sonrisa que se forma en su boca mientras levanta la vista y descubre que lo observo como todo una acosadora.
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Hola lectoras, sé que hay muchas historias mejores que esta, recién empiezo y no tengo idea si mi historia las ha atrapado o no, si les parece un cliché o algo por el estilo, o incluso si pudieron llegar hasta el final... jajaja.
Necesito si no es molestia para aquellas que puedan que me ayuden, con comentarios sobre que les pareció esta primera parte o sobre algo que les haya gustado o no.
Espero sus comentarios! :D
Saludos!
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Bajo el mismo techo. [Pausada]
Teen FictionRubí es una joven a la que no le importa el futuro, vive su día a día con unos padres un poco ausentes y unos amigos que no se comparan con nada, se salta clases cuando puede y hace lo que le venga en gana. Adam, está intentado escapar de un...