I'll fight for you (Nathan Sykes)

El primer día

Mi nombre es Akane, hace una semana que me instalé en Gloucester y hoy boy a  ir a mi nuevo instituto. Estamos en  Enero, pero mis padres decidieron trasladarse a UK  porque según ellos aquí sería más fácil llevar adelante las cosas, es decir, su  extraordinaria empresa, por eso vinimos desde Osaka, Japón.
Yo no entiendo sus estú pidos problemas de empresas, inversiones y blablabla, me limito a hacer mi vida y  punto.
Mientras aún estoy en la cama me hago a la idea de que boy a conocer a gente nueva,  que tendré que acostumbrarme a las costumbres occidentales y todo lo demás. Con un  suspiro me levanto de la cama, cojo la ropa que me pondré y me dirijo a la ducha.  unos 20 minutos más tarde ya estoy lista para salir de casa, así que cojo todo lo que  necesitaré y me encamino al instituto.

He llegado un poco tarde a mi primera clase porque he tenido que someterme a las tí picas comprobaciones, indicaciones y todas las cosas que se hacen cuando eres la nueva, la descnocida. La primera asignatura de hoy es  literatura y la señorita  Bennett me indica que me siente  en un pupitre doble, en este está  sentada una chica  con la piel clara, el pelo de color caoba y unos ojos verdes, como los  de un gato.
- Hola. - digo  al sentarme a su lado.
- hola.-  responde ella con una cálida sonrisa. - Me llamo Carly  ¿y tu? -
- Yo soy Akane. Encantada de conocerte. –  - Igualmente.
- Dice ella y tras unos pocos comentarios más, guardamos silencio  mientras la profesora habla.

Todo el día ha sido genial, he conocido a las mejores amigas de Carly, que son tan  simpáticas como ella y se han mostrado de lo más dispuestas a ayudarme a encajar  aquí y a comprender mejor esta cultura porque, no es que no la entienda, pero no es lo  mismo oír hablar de la gente que vive en occidente que adaptarse a su ritmo de vida.
Estamos yendo a la última clase de hoy, Carly, sus dos amigas, Alice, Catherine y yo  cuando en la puerta de la clase de música noto un escalofrío que me recorre la  columna y siento que el vello de mis brazos se eriza.
- ¿Estás bien Akane?- Dice Alice  mirándome algo confusa.
- ¿eh?... si... estoy bien. - Pero no puedo pasar por alto lo que acabo de sentir, así que  vuelvo la cabeza en varias direcciones hasta que lo encuentro.
Es un chico con unos  cautivadores ojos verdes y expresión seria que me mira fijamente y cuando mi mirada  se posa en él, parece recorrerme con las esmeraldas de su iris de arriba a bajo.
- Es guapo, ¿ verdad? - Dice Carly con un suspiro de resignación y algo de hanelo. - Se  llama Nathan y tanto él como su hermana, al parecer, no les gusta nadie de aquí  porque un montón de gente les ha pedido salir y los han rechazado a todos. No es que sean desagradables, quiero decir, en cierto modo, son amables, pero bastante  formales. - concluye sacudiendo su melena oscura con desconcierto.
- Pues baya... - Digo mirando a Nathan y me asombra ver que se dirige en dirección a  nosotras cuatro, en concreto, se dirige a mí.

- Hola,  tú eres la nueva, ¿no? - Dice, su voz es grave, pero serena y... sexy, comenta  mi subconsciente arqueando una ceja, ojalá se callara.
- Sí, soy Akane Kinomoto ¿ y tú eres...? - Digo fingiendo que no se su nombre.
- Soy Nathan Sykes, es un placer conocerte al fin. Supongo que nos veremos pronto.-  Y sin esperar ningún tipo de respuesta da  media vuelta y se mete en la clase de mú sica mientras Carly, Catherine y Alice se miran con cara de pasmadas.

- ¿Has visto eso? - Empieza a decir Alice.
- No me extraña que se interese por Akane. - Replica Catherine con una sonrisita pí cara.  - Con esa mirada... - Añade sonriendo ampliamente y lanzándome una  fingida mirada  lasciva  .
- ¿yo?-   qué puedo tener yo que le pueda interesar? - Digo interrumpiendo su diálogo.
- En serio, Akane, no te das cuenta de cómo te miraba, tía... - Dice Carly mientras me  mira de arriba a bajo.    No entendía que podría haberle interesado a Nathan Sykes de mi o de mi apariencia...  yo, con mi piel pálida de porcelana, el pelo rojo oscuro que me llega casi hasta la  cintura y unos ojos rasgados, de un tono azul zafiro. Mi cuerpo no era gran cosa, al  menos desde mi punto de vista.  No soy muy alta, pero aún así, parezco una niña por mi complecxión frágil.
- Bueno, da igual, vayamos a dentro, no  sea que me den un sermón en mi primer día  de clase. -
Aunque hay una cosa que me desconcierta de las palabras dichas por Nathan... Había hablado  como si me hubiera estado esperando, como si me conociera de algo.
No entiendo nada de lo que  pasa con este chico tan... desconcertante, pero la verdad es que tengo cosas más importantes en  las que pensar que devanarme los sesos en algo que ha dicho un tío con el que he hablado treinta  segundos.