Capítulo 14.

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Almu.

Nueve meses. Y a doce de Enero.

Estoy ya de nueve meses, a punto de parir.

Estos mellizos me están dando mucho que hacer...

A: Dios, Dani... no puedo... estos mellizos no salen...

D: Tranquila, cariño. Ya queda muy poco para que salgan.

A: Dani, llevas diciendo eso desde hace unas semanas. Como lo vuelvas a decir y no salgan, te corto lo que te cuelga.

D: Pues vale.- Dijo molesto.

A: Pues ok.

Él subió escaleras arriba, y se escuchó un portazo.

Me quedé sentada en el sofá, sola, y me entró remordimientos.

Almu, eres una gilipollas. Dani preocupándose por ti, y tú ea, le contestas así.

Mi querida consciencia, que bonita que es.

Pero es cierto. He sido idiota. Él lleva todos estos meses aguantándome, cuando a veces no me soportaba ni yo, siempre a estado muy pendiente de mí, a veces demasiado, pero sé que lo hacía por mi bien. Y yo voy, y le trato mal.

Hice el esfuerzo de levantarme, ya que me costaba mucho.

Cuando me levanté, me entraron como muchas ganas de ir al baño, y un dolor muy fuerte en la barriga.

Oh, oh. Había roto aguas.

Pero no, los bebés no pueden nacer si Dani no me perdona. Porque no.

Subí en el ascensor de casa. La idea fue de Dani, para estos últimos meses y para los bebés.

Al pasar para ir al cuarto, lo ví sentado en el pequeño sillón que había al lado de la cuna de los bebés... Joder, los dolores no paraban.

Entré, y me quedé de pie a su lado, ya que era imposible sentarme.

A: Da-ani...

D: Que quieres.

A: L-lo s-ieento...

D: Vale.

A: No lo has dicho de verdad... ¡Hostia puta, que dolor!- Dije, ya que esta última contracción, había sido fuerte.

D: ¿Estás bien?- Ahora pasó a un tono neutro.

A: Sí, solo que los mellizos quieren salir y-ya.. pero... no les voy a dejar hasta que no me perdones.

D: ¿¡Que has roto aguas!? Pero me hubieras llamado Almudena, vamos para el hospital, venga. Nuestros hijos tienen que nacer, cuando estemos allí llamaré a Jesús y demás. ¡Venga!- Dijo todo muy rápido y nervioso.

Fuimos para el hospital en su coche, a velocidad mortal.

D: ¡Porfavor, una enfermera. Mi novia está de parto!

Vinieron algunas enfermeras, y me llevaron a una habitación.

Dtra: ¿Cada cuánto tiempo las tienes?

A: Cada cinco minutos.

Dtra: Está bien. Aún no está de parto.

Dani mientras estaba fuera llamando a todos.

D: Ya los he llamado. Van a venir en seguida. Dios, no me lo creo... que en unas horas los tendré en brazos...- Dijo emocionado, y con los ojos llorosos.

Destinados. [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora