•|SOLOS|•

Prólogo

-Mamá- le dije algo nerviosa, sentía un presentimiento y era raro, yo con tan sólo 10 años ya tenía presentimientos.

-¿Qué pasa hija?- volteó dándome un abrazo que quería que nunca acabara.

-Vuelvan temprano ¿si?- y me estrechó entre sus brazos nuevamente, mirándome con ternura, realmente no quería que se fuera, a veces la extraño tanto cuando se va.

-Bueno, lo intentaré, sabes que las cenas empresariales de tu papá se tardan bastante, pero no te preocupes, tu hermano estará aquí cuidándote si es que me demoro- me dijo despidiéndose con un beso en la frente y cerrando la puerta de mi habitación.

Y sí escucharon bien, tengo un hermano, Noah, él es... Bueno él es... Mi hermano, que original eres Leah, dicen que nos parecemos mucho físicamente, los dos tenemos ojos ce... Bueno yo los tengo celestes y el los tiene negros, según mamá se le aclararán más adelante, en el cabello si estamos iguales, aunque el mío es más resplandeciente, que vanidosa eres. Así que supongo que las tías no tenían razón en todo.

Es mayor que yo, 1 año mayor, no hay gran diferencia, aunque siempre tengamos peleas como todos los hermanos, yo lo quiero y no sé que fuera de mi vida sin él.

No pude despedirme de mi papá así que salí corriendo por los pasillos de la casa en donde vivimos ya 2 años, aún recuerdo la primera vez que vinimos, Noah fue corriendo a su habitación y yo ya había ido antes con mis papás ya que él se había ido a jugar fútbol, salía de la habitación de Noah y cerré la puerta, en eso noté que Noah se estampó contra la puerta, se levantó sobándose su cabeza, en donde se veía un gran chinchón, no pude dejar de reírme, parecía un cuerno muy grande.

-Papaaaá- grité tan fuerte que me retumbaron mis propios oídos.
Me miró y me mandó un beso desde el auto, no pudo acercarse porque ya iban retrasados, espero que les vaya bien y este tan extraño presentimiento no sea nada malo.

-Los amo- susurré a mi misma, sin saber lo que podría pasar.