Pasé tanto tiempo evitando sentir, evitando querer de más, le huía a los compromisos sentimentales, desaparecía de la vida de las personas que comenzaban a expresar sus sentimientos hacia mi. Cuidé tanto mi corazón, me puse una armadura siendo yo quien lastimaba y jamás la lastimada.
Pero a todos nos llega el karma. Y aunque al principio lo negaba, mientras pasaba el tiempo daba cuenta que el mío había llegado.
Por sus hermosos ojos oscuros, tan oscuros como sus demonios y secretos, fui hipnotizada, por sus besos suaves pero llenos de posesión fui atrapada, y tarde me di cuenta que entre sus manos no solo tenía mi cuerpo sino también mi corazón.
Luché con sus demonios y los hice míos, le dí mis ángeles para que no tuviera frío. Y en un suspiro voló con mis alas hacia otro nido.