Capítulo 65

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-Hey cagón –gritó Sasuke tapándose los oídos- ¿Qué diablos crees que haces traumado niños?

Kurama giró hacía ellos, tan asustado que soltó el plumero dando un grito de hombre (Porque él es un macho muy macho) mientras se sacaba el mandil de limpieza. Gaara, al costado de Naruto, empezó a carcajear mientras que una de las cejas del rubio palpitaba muy bruscamente.

-Yo llamo a la funeraria –comunicó Gaara sosteniéndose el estómago de tanta risa.

-Y yo lo acompaño –dijo el azabache corriendo tras de él.

-Vamos Kyu –susurró Kurama retrocediendo con cuidado-, no te vas a enfadar con esto, son los sudamericanos y sus canciones pegajosas.

Pero el rubio estaba realmente fastidiado, después de haber sido él quien salvajemente le había presionado con su dedo la herida, ahora estaba que se avergonzaba delante de civiles, civiles los cuales debían tenerle respeto. Naruto lo sabía, él conocía hasta donde podía llegar su furia y fuerza si es que iba enserio, pero los otros no y era por eso que lo basureaban.

Si tan solo supieran que fue Kurama el primero en dejarlo al borde de la muerte, no lo tratarían igual.

-¿Dónde está tu sentido del humor? Al Naruto que yo conozco no le molestan este tipo de cosas. No te enfades.

Practicó su respiración hasta tranquilizarse, este Kurama era el mismo que el anterior, solo que aquel no solía ser tan despreocupado como ahora. El Kurama anterior era uno cruel y despiadado, todo un maestro en el arte de las navajas y las granadas. Cuando ambos se juntaban para una misión, se les consideraba el dúo bystro, que en japonés sería el dúo veloz.

Su mayor logro como grupo fue asesinar a toda una rama de la mafia china en menos de 4 meses, aunque después de eso no se les permitió ir ambos como equipo nunca más.

-Extraño al Kurama serio del dúo bystro –crujió sus dedos-, este nuevo no lo reconozco, eso me fastidia.

El ojifuego sonrió, acercándose con cuidado para que no ocurran accidentes mientras le acariciaba detrás de la oreja como conocía, esto hizo que el rubio de lo estresado que se encontraba se relajara como un niño pequeño. Los otros dos civiles se habían quedado parados en una esquina esperando a que todo el momento feeling pasara, aunque solo Gaara estaba tranquilo.

Sasuke quería preguntarle como rayos había hecho para tranquilizar al demonio con una simple caricia, lo necesitaría en un futuro.

-Lo tranquilizaste –sonrió Kakashi cuando llegó abrazando a Iruka por detrás-, pensé que tendría por siempre esa cara de gnomo por el resto de su vida.

Naruto iba a decirle algo rabioso, pero Kurama al notarlo volvió a acariciar detrás de su oreja y este tranquilizó rodeándolo con sus brazos.

-Eres un bebé, un gran bebé –comentó riendo tranquilo.

-Y tú un maldito adulto –bufó despacio, adoraba aquella sensación detrás de su oreja, el lugar donde su mayor punto de sensibilidad se escondía-, me gusta que me toques ahí –susurró con su cabeza oculta en su pecho para que no vieran la cara enrojecida que llevaba de tanta relajación.

-Lo haré toda la noche si quieres.

Los otros dos se miraron mutuamente y se sonrojaron por aquello, aunque no pareciera a simple vista, el rubio era una persona muy dulce cuando sabían cómo tratarlo. Solo que Sasuke no se convencía del todo que aquella persona podía ser buena, alguien que mataba por placer no podía ser bueno.

-Dejen sus escenitas para la noche, me darán nauseas –cortó todo el rollo para el fastidio de los otros dos, no lo aceptaría, pero le molestaba ver de aquella forma a dos asesinos con sus muestras de cariño. Le hacían dudar de que lado iba.

Buscado por amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora