-¿Qué hacés aquí? - dije patidifusa.
-Vivo aquí, aunque más bien en el pasillo de enfrente. - rebatio de mal humor.
Suspiré cansada.
-¿Qué hacés aquí Tayler?
Él me dedicó una sonrisa burlona y se abrió paso a mi habitación.
Se sentó en mi cama y examinó con la mirada el pequeño espacio.
- Claro tu siéntete como en casa.
- Gracias. - dijo con el mismo sarcasmo que había utilizado yo.- Pensaba que me evitavas.
Cerré la puerta y rodé hasta delante de él.
- ¿Por qué?
- No se, hacía tiempo que no me hablabas y ... te he visto con Damon Black.
¿Le había molestado que hubiera estado con ese imbécil?
- El señor Locky me dijo que le diera clases. Aunque no es plato de gusto y debería haberme negado.
Cogió un cojin y lo abrazó sin quitar los ojos de mí.
-¿ Por qué no lo rechazaste?
-No quería quedar mal con él profesor. Además, no pensé que sería tan idiota.
Tayler abrió la boca para decir algo pero de repente mi móvil comenzó a sonar en mi bolsillo.
Miré la pantalla y vi la cara de mi madre.
-Lo siento pero debo cogerlo. Es mi madre.
Asintió y salio de la habitación.
*Llamada telefónica
- Hola mamá.
- Hola hija, ¿Qué tal te va con Sebastián?
-Bien mamá, es majo y creo que las charlas de motivación me están mejorando.
-¿Todavía no puedes andar? Debería haber cojido a otro más adulto.
A veces me estresaba la poca paciencia de mi madre.
- Mamá esto no va de un día para otro. Pero no te preocupes.
La oí suspirar pesadamente al otro lado de la línea.
- ¿Qué tal está papá?
-No estamos hablando de tu padre ahora, sino de tu salud. Mañana tienes cita con el médico después de clase.
- De acuerdo, ¿Vendrás tu a por mi?
Se mantuvo un silencio por un instante.
-Irá tu padre. Tengo que dejarte pero acuérdate ¿si?
- Sí mamá.
*Fin de la llamada telefónica
A veces me molestaba la actitud de mi madre. La manera que tenía de esquivar los problemas y entre ellos a mi padre.
No se daba cuenta de que yo ya no era una niña, era legal y biológicamente adulta.
Por lo cual me daba cuenta de lo que pasaba a mi al rededor, de que mis padres ya no se amaban como antes y querían tomar caminos diferentes para rehacer sus vidas.
Separados el uno del otro.
No me gustaba la idea, pero lo aceptaba.
Siempre pensé que fue muy repentino y hasta hoy en día sigo creyendo que en parte fue mi culpa. No puedo evitarlo, pero prefiero no pensarlo.
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Historia sobre ruedas
Dla nastolatków¿Cómo estarías si de repente todo cuanto amas y aprecias se ve afectado por una mala decisión que ni siquiera era tuya? ¿Si todo cambiara en cuestión de minutos, por una estupidez? ¿Y si esos cambios te hicieran darte cuenta de la cruda realidad?