Paisaje de ensueño
Las casas blancas se teñían de anaranjado rojizo, las flores y el maíz fundían sus colores con el rojo carmesí del sol que se posaba imponente en medio de dos gigantes verdes, las nubes purpuras bailaban a su alrededor haciéndole honor a al Dios inti, el cielo lucía su mejor traje, los pájaros volaban en el como complemento de aquella obra de arte, de ese ritual espléndido del ocaso.